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Primarios | Lección 7: Nueve veces no | 1er Trimestre 2024 | Año A

Primarios | Lección 7: Nueve veces no | 1er Trimestre 2024 | Año A

Lección 7 de Primarios
NUEVE VECES NO


Primarios | Lección 7: Nueve veces no | 1er Trimestre | Año A


Textos clave y referencias:
Éxodo 4–10;
Patriarcas y profetas, cap. 23, pp. 233-246.

Versículo para Memorizar:
«Bendeciré al Señor con toda mi alma; bendeciré con todo mi ser su santo nombre»
(Salmo 103: 2).

Mensaje:
Adoramos a Dios cuando confiamos en él en cualquier situación.



¿Alguna vez has hecho algo malo y has tenido que regresar para enfrentar a la persona? Si es así, comprenderás cómo se sintió Moisés. Había huido de Egipto después de matar a un hombre. Ahora Dios le dijo que regresara. El antiguo Faraón había muerto. Pero habría otros que recordarían lo que había hecho. Moisés tuvo que confiar en Dios completamente.

Moisés hizo un largo viaje de regreso a través del desierto de Madián hasta Egipto. En algún lugar del desierto su hermano Aarón salió a encontrase con él.
—Dios me ha enviado para ayudarte —dijo Aarón. Juntos se presentarían ante el Faraón.

Después de la reunión con los líderes israelitas Moisés y Aarón fueron al palacio del Faraón. Moisés habló valientemente.
—Tengo un mensaje de Dios para ti. Dios dice: «Deja ir a mi pueblo al desierto para que celebre una fiesta en mi honor».
—¿Quién es este Dios? Yo no lo conozco. Y no dejaré ir a los israelitas —contestó el Faraón.
—Deja ir al pueblo. De otra manera Dios responderá con plagas o la espada —dijo Moisés.


Pero Faraón se negó y echó a Moisés y a Aarón. Luego dijo a los capataces que hicieran trabajar más duro a los israelitas.

Cada día el Faraón iba a adorar al río Nilo. Dios envió a Moisés al río. Allí, Moisés le dijo al Faraón:
—Si no escuchas a Dios y dejas ir a los israelitas, sucederá algo terrible. El agua se convertirá en sangre. Todos los peces morirán.

El Faraón se negó. Entonces Moisés extendió su vara, y el agua del río se volvió sangre. Pero el Faraón se negó a cambiar de idea.

Siete días después Moisés volvió a pedirle a Faraón que dejara ir a los israelitas a adorar a Dios. De nuevo el Faraón dijo «No». Moisés respondió:
—Esto es lo que dice el Señor: «Enviaré una plaga de ranas. Estarán por todas partes, en tu cama, en tu comida, en tus alcobas».

¡Y así sucedió! ¡Las ranas aparecieron por todas partes!
Faraón mandó llamar a Moisés:
—Quítame estas ranas, y yo dejaré ir a los israelitas —prometió.

Pronto grandes montones de ranas muertas cubrían el país. Pero tan pronto como murieron las ranas, Faraón cambió de idea.

Otra vez Dios envió a Moisés ante el Faraón. De nuevo el Faraón dijo no. Y Moisés prometió:
—Dios enviará una plaga de mosquitos. Pronto los mosquitos estaban por todas partes, molestando a las personas y a los animales. Los consejeros de Faraón dijeron:
—Este es el dedo de Dios. Pero Faraón no los escuchó a ellos tampoco.
Entonces Dios dijo a Moisés que volviera junto a Faraón mientras adoraba sus dioses en el río.

Moisés le volvió a pedir. Pero el Faraón todavía se negó. Así que Moisés le entregó otro mensaje.
—El Señor enviará enjambres de moscas. El aire se oscurecerá con ellos.

Y sucedió así como Moisés había dicho. Así que Faraón mandó traer a Moisés y dijo:
—Voy a dejar ir al pueblo, solo que no vaya lejos. Pero tan pronto como las moscas desaparecieron, el Faraón cambió su forma de pensar otra vez.


Moisés fue de nuevo al Faraón.
—Si continúas negándote a dejar ir a mi pueblo —dijo—, todos tus animales se enfermarán y morirán.

Al siguiente día el ganado de los egipcios murió, pero el Faraón todavía siguió negándose.
Enseguida, Dios le dijo a Moisés que lanzara cenizas al aire delante de Faraón. Lo hizo, y a todos les empezaron a brotar úlceras dolorosas. Sin embargo, Faraón seguía sin escuchar.

Entonces Dios dijo a Moisés:
—Di a Faraón que deje ir a los israelitas o Dios enviará una terrible tormenta de granizo.
Cuando vino la tormenta, el Faraón se asustó. Mandó traer
a Moisés y dijo:
—Dejaré ir al pueblo. Solo ruega a Dios que detenga la tormenta. Pero cuando la tormenta se acabó, el Faraón cambió su forma de pensar otra vez.

Dios envió dos plagas más. Vinieron las langostas y se comieron todas las plantas. Tres días de tinieblas atemorizaron a los egipcios. Pero el Faraón seguía negándose a dejar salir a los israelitas.

Nueve veces envió Dios plagas sobre Egipto. Los egipcios adoraban al río Nilo y a las criaturas que habían sido afectadas con las plagas. Dios les probó que sus dioses no podían ayudarlos.

Nueve veces Dios le dio la oportunidad de reconocer que el Dios de los israelitas era el verdadero Dios. Y nueve veces el Faraón lo rechazó.

Nueve veces Dios les demostró a los israelitas que él era su Dios. Que ellos podían confiar completamente en él. ¿Cómo lo supieron? A través de todas las plagas, Dios los mantuvo sanos y salvos. Ninguno de sus sembrados fue destruido. Ninguno de sus animales murió. Nunca estuvieron en tinieblas. Nunca fueron molestados por las ranas, los mosquitos ni las moscas. Dios cuidó de ellos a través de todo esto.

Dios cuida de nosotros de esa misma manera. Él nos protege no importa dónde estemos. ¿No es un Dios maravilloso?


 

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Dios les bendiga!!!

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