Lección 13 de Primarios
UN HOMBRE BAJITO CON UN GRAN CORAZÓN
Textos clave y referencias:
Lucas 19: 1–10;
El Deseado de todas las gentes, cap. 61, pp. 519-523.
Versículo para Memorizar:
«Voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo»
(Lucas 19: 8).
Mensaje:
Muestro el amor de Jesús cuando enmiendo mis errores.
Lucas 19: 1–10;
El Deseado de todas las gentes, cap. 61, pp. 519-523.
Versículo para Memorizar:
«Voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo»
(Lucas 19: 8).
Mensaje:
Muestro el amor de Jesús cuando enmiendo mis errores.
¿Has estado en un desfile o en un juego de pelota en los que no pudiste ver nada? Tal vez tu papá te cargó en sus hombros. Si es así, podrás comprender cómo se sintió Zaqueo cuando tuvo que pararse atrás de una multitud.
Zaqueo vivía en Jericó. Él tenía una de las casas más grandes y bonitas del pueblo. Tenía lo mejor de todo porque era un hombre rico. Pero nadie lo quería porque había engañado a la gente y les había robado su dinero. Todos lo sabían, pero nadie podía decir nada. Zaqueo era el jefe de los cobradores de impuestos para los romanos. A los romanos esto no les importaba mientras él les diera el dinero que le exigían de los impuestos. Así que Zaqueo decía a la gente que los impuestos tenían que subir. Cobraba más de lo que debía, y guardaba el dinero extra para él.
Un día oyó que Jesús iba a llegar a Jericó. Él había escuchado bastante acerca de Jesús. Había escuchado cómo Jesús sanaba a los enfermos, a los cojos y a los ciegos. Y alguien dijo que había resucitado a un muerto. Todas estas cosas hacían especial a Jesús, y hacían que Zaqueo quisiera encontrarse con él.
También había rumores de que Jesús comía con los publicanos y otras personas de mala reputación de la ciudad. La mayoría de la gente ni siquiera saludaba a Zaqueo. Sin embargo, aquí estaba alguien que incluso había ido a comer a la casa de un cobrador de impuestos. Había escuchado acerca del cobrador de impuestos Leví Mateo. Mateo había dejado todo para llegar a ser uno de sus más allegados seguidores. La gente hablaba de eso por todas partes. Zaqueo se preguntaba, ¿tal vez Jesús tenga algo que decirme?
Sí, esta era la conversación del pueblo. Verdaderamente Jesús estaba por llegar a Jericó. Zaqueo decidió ver a Jesús aunque fuera de pasada. Cerró su oficina y salió a la calle.
En la calle había un gentío y la multitud estaba cada vez más amontonada. No había esperanza. Las personas se juntaron más cuando vieron a Zaqueo. Él trató de saltar para ver por encima de sus cabezas, pero era inútil. Él era muy bajito, y nadie lo iba a dejar pasar por entre ellos. Pero estaba decidido. No se daría por vencido. Él tenía que ver a Jesús.
Zaqueo miró calle abajo. Vio un gran árbol viejo. ¿Podría subirse? Subirse a los árboles no era una cosa que hacían los adultos. Pero no había otra manera de ver a Jesús. Así que se subió al árbol. Se sentó en una rama gruesa y miró hacia abajo al camino. ¡Jesús venía por ese camino!
Cuando Jesús llegó al árbol, se paró y miró hacia arriba. Vio a Zaqueo y sonrió. Toda la multitud se detuvo también. Miraron hacia arriba y vieron a Zaqueo. Algunos se rieron; otros se codearon con sus amigos y lo señalaron. Zaqueo no les prestó atención. Él estaba escuchando a Jesús.
—Zaqueo, bájate. Voy a hospedarme en tu casa hoy—le dijo Jesús de tal manera que todos pudieron escucharlo.
Zaqueo apenas podía creer lo que oía. ¿Jesús iría a su casa?Nadie había ido a su casa. Deslizándose, se paró en el camino. La multitud se hizo a un lado. Pero la gente empezó a murmurar:
«¿Cómo puede Jesús hospedarse en la casa de un pecador?».
Zaqueo, puesto en pie, dijo:
—¡Señor! La mitad de mis bienes voy a dar a los pobres. Y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús miró a Zaqueo. Entonces miró a la gente que estaba murmurando y criticándolo y dijo:
—Hoy ha venido la salvación a esta casa. Por esto vino el Hijo del hombre, para buscar y salvar lo que se había perdido.
Zaqueo cambió cuando se encontró con Jesús. Confesó las cosas que había hecho mal y trató de corregirlas. Trató mejor a los demás. Les mostró que amar a Jesús le ayudaba a hacer las cosas correctamente. A ti también te ayudará.
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Dios les bendiga!!!
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