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Infantes | Lección 11: Veneno en la olla | 3er Trimestre 2024 | Año A

Infantes | Lección 11: Veneno en la olla | 3er Trimestre 2024 | Año A

Lección 11 de Infantes
VENENO EN LA OLLA


Infantes | Lección 11: Veneno en la olla | 3er Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
2 REYES 4:38-41;
PROFETAS Y REYES, CAP. 19, PP. 162-164.

Versículo para Memorizar:
“No tengas miedo, porque yo te voy a tratar muy bien”
(2 SAMUEL 9:7).

Mensaje:
Dios nos ayuda a ver y suplir las necesidades de los demás.



¿Te quejas por lo que hay para cenar? ¡Espero que no! Pero pienso que si hubieras sido un estudiante en la escuela que visitó Eliseo, podrías haber tenido una buena razón para quejarte del guiso.

Los alumnos de la Escuela de los Profetas de Gilgal estaban entusiasmados. ¡Eliseo vendría a visitarlos! Siempre sucedían cosas buenas cuando venía el profeta. Eliseo siempre tenía tiempo para
escucharlos. Les daba buenos consejos y los animaba en sus estudios. Los estudiantes estaban emocionados, pero pensaban también en algo más que en sus estudios. ¿Sus estómagos hacían ruido? ¿Qué? ¿Estómagos vacíos? Sí. Otra sequía en la tierra significaba falta de lluvia, lo cual quería decir que crecía poca comida en los campos, por lo tanto sus estómagos hacían ruidos por el hambre.


Todos saludaron con alegría a Eliseo. Pero Eliseo notó que los jóvenes estaban pálidos y delgados. No han tenido mucho para comer —pensó Eliseo. Él sabía que necesitaban alimentos para pensar claramente. Eliseo llamó a su siervo y le dijo:
“Trae una olla grande y prepara un guiso para los estudiantes”.
 
El criado fue al campo cercano a la escuela. Encontró algunas calabazas que crecían en una enredadera. No estaba seguro, pero creyó que servirían.


El criado de Eliseo puso a hervir agua en la olla grande. Cortó las calabazas que había encontrado y las echó en el agua, añadió algunas hierbas, y dejó que todo se cocinara a fuego lento.

El aroma les llegó a los jóvenes. ¡Ahora sus estómagos realmente hacían ruidos! Tomaron sus tazones ansiosos, esperando que se les sirviera. Comieron los primeros bocados, y entonces, se dieron cuenta de que algo estaba mal.
“¡Paren! —gritaron—. ¡Hay veneno en la olla!”

El sirviente estaba asustado. ¿Veneno? Las calabazas deben de haber estado podridas.

Pero Dios los cuidaba, y le indicó a Eliseo qué hacer. “Traiganme un poco de harina”, mandó Eliseo.

Rápidamente añadió la harina a la olla y la mezcló. Tras probar la comida, le dijo al encargado que les sirviera a los alumnos de nuevo.


El criado debe de haber tenido dudas. Los jóvenes probablemente vacilaron también. ¿Se acostumbraba a neutralizar el veneno con harina? No, pero Dios había usado a Eliseo para ayudalos. Ellos confiaron en Dios y en Eliseo, el siervo de Dios.

¡El guiso estaba delicioso! Así que, entusiasmados, llenaron sus tazones.

Eliseo reconoció la necesidad de alimentación de los alumnos e hizo lo que pudo. Con la ayuda de Dios, él cuidó de los jóvenes. Dios cuidará de ti también. Pídele que lo haga cada día.



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Dios lo bendiga!!!

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