Fe Real | Lección 1: El ejercicio espiritual | 4to Trimestre 2024 | Año A
Lección 1 de Fe Real
EL EJERCICIO ESPIRITUAL
¿Qué se necesita para crecer en la gracia? Se requiere de entrenamiento para permanecer conectados con el Espíritu Santo, en contraste con nuestros propios esfuerzos. Se analiza el crecimiento espiritual por medio de la metáfora del ejercicio corporal.
HISTORIA
Esta es una ilustración y nada más. ¿Qué relación podría tener con las citas bíblicas de la siguiente página?De niño, crecí viendo cómo el árbol de mandarinas del jardín de mi casa se desarrollaba hasta alcanzar dimensiones increíbles. Pero el árbol no solo crecía en tamaño, sino que colmaba a mi familia y amigos con maravillosos frutos que asombraban a todos. Cada temporada me sentía más orgulloso de él, y pensaba que la magia de su fruto se debía a la genética. Estaba convencido de que al ser mayor quería dedicarme a plantar árboles y verlos crecer.
Cuando por fin pude plantar mis propios árboles frutales en el jardín de mi casa, escogí uno de mandarinas para repetir la experiencia de mi infancia. Aboné y preparé la tierra como me habían enseñado a hacerlo. La cultivé, la fertilicé y oré. Después de plantar el árbol seguí repitiendo el ritual semanalmente. Llegué incluso a hablarles con cariño a mis plantas mientras trabajaba en el jardín. En una ocasión hasta le canté al árbol. Pero este no crecía.
Un día se me acabó la paciencia y comencé a increparlo: «¡Enano y estúpido árbol! ¿Qué es lo que te pasa? ¡Todas las demás plantas del jardín están creciendo perfectamente bien, y en cambio tú lo único que haces es decepcionarme!». Mientras retiraba con el rastrillo algunas hojas secas que había en el suelo, la herramienta de repente se atoró con una etiqueta que estaba amarrada a la base del árbol. Cuando me agaché para liberar el rastrillo, me di cuenta de que era la etiqueta con la descripción del árbol. Para mi sorpresa, la etiqueta decía:
«Mandarino enano». Me arrepentí profundamente de todas las cosas que había dicho, y con mucha vergüenza me dirigí al arbolito y le dije: «¡Lo siento! No me había dado cuenta de que no tenía que esperar que crecieras mucho más».
Los árboles enanos no están destinados a alcanzar alturas enormes, pero eso no ocurre con nosotros. Según dijo Jesús, nosotros estamos destinados a alcanzar un desarrollo inimaginable. Lo único que tenemos que hacer es asegurarnos de darle a nuestro crecimiento espiritual la misma atención que yo le di a mi arbolito. Necesitamos atención y ejercicio espiritual. Lo que se llama un entrenamiento cruzado.
Texto clave
Escoge uno de los textos de la sección del miércoles. Escríbelo aquí y apréndelo de memoria para esta semana.
MI OPINIÓN
- Jeff tomó la decisión de profundizar en su relación con Dios tratando de ser constante en el estudio de la Biblia y en la oración. La primera semana lo logró, pero la segunda fracasó. Al ver que no podía mantener su determinación ni siquiera una semana se sintió muy desilusionado.
Se preguntaba si valía la pena seguir tras haber fracasado tan rotundamente. Se le hacía más difícil que nunca. «¿Qué sentido tiene?», se preguntaba. - Si pudiésemos animarlo con algo que a nosotros nos haya resultado de utilidad en el estudio de estas lecciones, ¿qué le diríamos? ¿Qué crees que Dios quisiera decirle?
- Visitemos www.guidemagazine.org/rtf [en inglés] y publiquemos nuestra respuesta. Seamos claros y sinceros. Digamos lo que pensamos.
¿QUÉ TRATA DE DECIRNOS?
Diferentes personas, diferentes opiniones. Algunos pensamientos que siguen representan los puntos de vista de sinceros ciudadanos del reino de Dios, pero otros no. ¿Puedes distinguir entre unos y otros? ¿En qué se comparan estos pensamientos con lo que Dios dice en su Palabra? Después de repasar los textos de la sección «Dios dice...», escribe un párrafo que exprese tu opinión. Preparémonos para exponer lo que hemos escrito en la Escuela Sabática.
- «Una Biblia que se esté cayendo a pedazos seguramente pertenecerá a alguien que no lo está». Christian Johnson.
- «Nosotros no podemos “modernizar” nuestra vida espiritual. Esta siempre conservará su esencia original, y los que vivimos en ella tenemos que aceptar e incluso alegrarnos de que permanezca en ese estado». Howard Macy, autor y profesor de religión, del siglo XX.
- «En el don incomparable de su Hijo, Dios ha rodeado al mundo entero de una atmósfera de gracia tan real como el aire que circula alrededor del globo. Todos los que quieran respirar esta atmósfera vivificante han de vivir y crecer hasta la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. Como la flor se torna hacia el sol […], así debemos tornarnos hacia el Sol de Justicia […], para que nuestro carácter sea transformado a la imagen de Cristo». Elena G. de White, escritora inspirada y fundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
- «Las cimas de las montañas son para que las veamos y recibamos inspiración, pero los frutos crecen en los valles». Billy Graham, orador y evangelista contemporáneo.
- «Muchas veces sucede que no podemos ver lo que ocurre entre una semana y otra. El crecimiento espiritual se produce bajo la superficie». Stuart Briscoe, pastor británico del siglo XX.
- «Dios nos acepta tal como somos, pero nos ama demasiado para dejarnos así». Leighton Ford, escritor estadounidense del siglo XX.
Escribe tu propio pensamiento
Yo digo que...
¿Y ENTONCES?
- Las resoluciones de año nuevo se parecen mucho a los ejercicios de la vida espiritual. En un momento de convicción expresamos nuestras esperanzas en forma de decisiones para cambiar una cosa u otra en nuestra vida. Pero estos compromisos son como «telas de araña», según los describe Elena G. de White en El camino a Cristo. Las buenas intenciones nos llevarán solo al punto en el que tomamos la decisión de hacer promesas. Cuando fallamos y quebrantamos una promesa, sentimos como si toda nuestra relación con Dios fuera un fracaso. Pero la manera de crecer no es por medio de promesas, sino permaneciendo abiertos a la influencia del Espíritu de Dios. Permanecer más cerca de Dios no significa hacer un gran esfuerzo, sino entrenar la mente y el corazón para seguir conectados con él. Si queremos desarrollar músculos tenemos que alzar pesas, no una vez, sino un sinnúmero de veces. Si queremos aprender a tocar el piano comenzamos estudiando la lección número 1, después la número 2, y así sucesivamente a medida que vamos creciendo en el conocimiento. ¿Queremos desarrollar la capacidad de correr quince kilómetros? Comencemos a entrenar. Si dejamos de hacerlo un día, si dudamos o nos cansamos, no tenemos por qué sentirnos mal, porque eso significa que somos humanos como los demás. La única manera en que realmente fallamos es cuando nos apartamos por completo de Dios. Pedro escribió estas palabras para aquellos de nosotros que a veces trastabillamos en el camino.
- En primer lugar, recordemos que Dios proveyó gratuitamente la gracia que hace que podamos ser miembros de su reino. Veamos 2 Pedro 1: 3, 4.
- En segundo lugar, podemos entrenar con una serie de ejercicios que harán que nuestra conexión con Dios sea más fuerte. Veamos 2 Pedro 1: 5-7.
- En tercer lugar, si alguna vez vacilamos o nos cuesta entrenarnos, no renunciemos. Recordemos que somos hijos del reino. No perdamos de vista nuestro lugar en su familia. Recordemos el Calvario, y la manera en que comenzamos este recorrido y, por la gracia de Dios, retomemos el recorrido donde habíamos quedado. Veamos 2 Pedro 1: 8, 9.
- Una cosa más: El autor de 2 Pedro tenía mucha experiencia con todo esto de comprometernos, comenzar de nuevo y detenernos. Aprendamos de él y comencemos nuestro entrenamiento.
DIOS DICE...
- Colosenses 2: 6, 7
«Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo, con profundas raíces en él, firmemente basados en él por la fe, como se les enseñó, y dando siempre gracias a Dios». - Colosenses 3: 16, 17
«Que el mensaje de Cristo permanezca siempre en ustedes con todas sus riquezas. Instrúyanse y amonéstense unos a otros con toda sabiduría. Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos y cantos espirituales. Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él». - Colosenses 1: 6
«Este mensaje está creciendo y dando fruto en todas partes del mundo, igual que ha sucedido entre ustedes desde que oyeron hablar de la bondad de Dios y reconocieron su verdad». - Colosenses 1: 9-12
«Por esto nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes y de pedir a Dios que los haga conocer plenamente su voluntad y les dé toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual. Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo». - 2 Pedro 1: 3-8
«Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas […]. Y por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor. Si ustedes poseen estas cosas y las desarrollan, ni su vida será inútil ni habrán conocido en vano
a nuestro Señor Jesucristo». - Juan 15: 16
«Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre». - Juan 15: 5-8
«Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego. Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos». - (Versículos adicionales: Colosenses 1: 3-5).
¿QUÉ TIENE QUE VER CONMIGO?
- Pensemos en lo extraño que sería si tuviésemos que leer la Biblia y orar en las mañanas, y después mirarnos en el espejo para ver si ha ocurrido algún cambio visible. Seríamos como aquel niño que sembró unas semillas de maíz en su jardín y cada día desenterraba las semillas para ver si habían brotado. Ninguna semilla crecerá si permanecemos sacándola de la tierra. El sol, la lluvia y la tierra hacen que las semillas broten con el paso del tiempo, y lo mismo ocurre con el crecimiento espiritual. Las disciplinas espirituales o ejercicios nos fortalecen para el servicio, pero no nos preparan para el cielo. La única cosa que puede prepararnos para el cielo es confiar de todo corazón en la obra que Cristo completó en el Calvario (Juan 1: 10-12). Quien haya nacido de nuevo está destinado a crecer si permanece conectado a Dios por medio de su Espíritu (Juan 15: 16).
¿CÓMO FUNCIONA?
- En la sección «¿Y entonces?» se nos dice que Pedro comienza y termina su mensaje con la gracia de Dios. Experimentemos esto al planificar nuestro entrenamiento de la semana. Dediquemos un tiempo al inicio y al final de la semana para reflexionar en el don gratuito de la gracia que Dios nos regala.
En medio de las cruces hay una pista de entrenamiento. Escribamos en alguna parte de esa pista algunos ejercicios de la vida espiritual que queremos hacer esta semana. Tal vez queramos leer una parte de las Escrituras, o pasar un tiempo a solas con Dios en reflexión. Tal vez queramos hacer algún acto de servicio o de bondad. Planifiquemos nuestra semana en este sentido, y veamos si podemos llevarlo a cabo.
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Dios les bendiga!!!
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