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Primarios | Lección 12: Un ladrón en la familia | 3er Trimestre 2024 | Año A

Primarios | Lección 12: Un ladrón en la familia | 3er Trimestre 2024 | Año A

Lección 12 de Primarios
UN LADRÓN EN LA FAMILIA


Primarios | Lección 12: Un ladrón en la familia | 3er Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
Deuteronomio 4, 6, 28; Patriarcas y profetas, cap. 16

Versículo para Memorizar:
“No roben. No mientan. No engañen a su prójimo”
(Levítico 19:11).

Mensaje:
Las personas que pertenecen a la familia de Dios, son honestas.



¿Has hecho alguna vez algo que sabías que no debías hacer? Y cuando alguien te preguntó, ¿dijiste una mentira? ¿Cómo te sentirías si te descubrieran diciendo una mentira? Jacob le mintió a su padre y eso afectó a toda su familia.

Nunca hubieras imaginado que Jacob y Esaú eran hermanos gemelos. Tenían aspectos muy diferentes. Se vestían en forma diferente. Tenían intereses diferentes. Eran exactamente lo opuesto el uno del otro. A Esaú le encantaba la caza. A Jacob le gustaba quedarse en la casa y cuidar de los animales.

Antes de que nacieran, Dios habló con Rebeca, su madre. Le dijo que el hermano mayor serviría al menor. Rebeca no sabía cuándo pasaría eso, pero creía lo que Dios había dicho.

Isaac estaba ahora viejo y casi ciego. Decidió que había llegado el momento de darle la bendición especial a su hijo primogénito. Rebeca le recordó lo que Dios había dicho. Pero Esaú era el hijo favorito de Isaac. Isaac estaba decidido a darle la bendición a Esaú.

Cierto día, Rebeca escuchó que Isaac hablaba con Esaú:
—Esaú, ya estoy muy viejo —le dijo—. No sé cuánto tiempo más voy a vivir. Toma tu arco y caza para mí alguna presa. Prepárame con ella un sabroso guiso y tráemelo. Entonces te voy a dar mi bendición.

Tan pronto como se fue Esaú, Rebeca llamó a Jacob. Le contó lo que estaba pasando y le dijo: —No te preocupes, Jacob. Tengo un plan muy bueno. Ve a los rebaños y tráeme dos de los mejores cabritos. Voy a prepararlos exactamente como a tu padre le gustan. Luego se los puedes llevar y obtener la bendición.
—Pero él va a notar la diferencia, Esaú es velludo y yo no. Mi padre se dará cuenta de que lo estoy engañando y en vez de bendecirme, me va a maldecir —le respondió Jacob.
—Si alguien va a salir mal en este asunto, voy a ser yo —le contestó su madre—. Ve inmediatamente a hacer lo que te he dicho.

Así que Jacob se puso ropa de Esaú y Rebeca le cubrió las manos y el cuello con piel de cabra. Entonces Jacob fue a llevarle a Isaac la comida que Rebeca había preparado.


Isaac escuchó a Jacob cuando entró a su habitación y preguntó: —¿Quién es?
—Soy Esaú, tu primogénito —mintió Jacob—. Hice lo que me dijiste, padre. Siéntate en la cama para que pruebes esta buena comida y me des tu bendición.
—¿Cómo es que cazaste la presa tan rápido? —le preguntó Isaac.
—Dios me ayudó —mintió nuevamente Jacob.
—Acércate, hijo mío—le dijo Isaac entonces—, para que pueda tocarte. Tu voz es como la de Jacob, pero tus manos se sienten como las de Esaú. ¿Eres realmente Esaú?
—Sí, padre —dijo engañosamente Jacob.
—Entonces ven y dame un poco de ese platillo —dijo Isaac.

Al acercarse Jacob, Isaac lo asió de la ropa y la olfateó con cuidado.
—Oh, sí —dijo satisfecho finalmente—. Tiene olor a campo.
Así fue como Isaac le dio la bendición a Jacob.


Jacob se retiró apresuradamente. Apenas se había ido, entró Esaú a la tienda de su padre.—Aquí está la comida que me pediste, padre—dijo Esaú.

Isaac comenzó a agitarse. Con voz temblorosa, preguntó:
—¿Quién eres?
—Soy Esaú, tu primogénito —contestó Esaú. Entonces Isaac le preguntó: —¿Quién es el que estuvo aquí? ¿Era Jacob?

En ese momento Isaac se dio cuenta de lo que había pasado. Se volvió a Esaú y le dijo.
—He bendecido a tu hermano Jacob.

Esaú estaba furioso. —¿No puedes bendecirme a mí también? Jacob se quedó con mi herencia y ahora me ha quitado también tu bendición. ¿Me puedes dar a mí alguna cosa?
Isaac movió negativamente la cabeza. —La bendición ya fue dada. No se la puedo quitar.

Esaú murmuraba mientras salía de la tienda de su padre: Cuando mi padre se muera, voy a matar a Jacob y a recuperar lo que es mío.

Jacob sabía que había hecho mal. Estaba arrepentido y se sentía muy triste. Sus mentiras les causaron problemas a todos. Él debía haber esperado. Dios había hecho una promesa. No necesitaba la ayuda de Jacob ni la de Rebeca. ¿Qué iba a pasar ahora?.



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Dios lo bendiga!!!

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