Primarios | Lección 3: ¿Lo escuchaste? | 3er Trimestre 2024

Lección 3 de Primarios
¿LO ESCUCHASTE?

Primarios | Lección 3: ¿Lo escuchaste? | 3er Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
Hechos 2;
Los hechos de los apóstoles, cap. 4

Versículo para Memorizar:
"Derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano”
(Hechos 2:17).

Mensaje:
Dios nos da habilidades para que las usemos en su servicio.

¿Tuviste alguna vez que esperar algo que realmente querías tener? Se lo pediste a tu mamá o a tu papá, pero ellos te dijeron que debías esperar un poco. Jesús prometió a sus discípulos que les enviaría el Espíritu Santo, pero tenían que esperarlo. Cuando vino el Espíritu Santo, no fue de la manera como ellos pensaban que lo haría.

La ciudad de Jerusalén estaba llena de gente. Sus calles polvorientas estaban congestionadas de viajeros que ve nían de todas partes del mundo. La gente gritaba y se empujaba para abrirse paso entre la multitud. Los asnos rebuznaban; los bebés lloraban. Miles de judíos estaban visitando la santa ciudad de Jerusalén para celebrar la fiesta del Pentecostés.

Los discípulos de Jesús y muchos de los creyentes estaban todos reunidos orando y adorando a Dios. Nadie en ese grupo esperaba el acontecimiento tan emocionante que estaba por ocurrir. Nunca antes había sucedido algo semejante.

De pronto, se escuchó un sonido muy extraño que venía del cielo. Sonaba como un fuerte y poderoso viento; pero no era viento. Se parecía al sonido de un huracán; pero no era un huracán. El sonido penetró y llenó toda la casa. Era tan fuerte, que la gente que estaba afuera miró ansiosamente hacia adentro para ver lo que estaba sucediendo.

Entonces se dejó de escuchar ese sonido. Los creyentes se miraron unos a otros.

Vieron lo que parecía como lenguas de fuego. El fuego se extendió por todo el salón y tocó a cada persona. ¡Era el Espíritu Santo!

De pronto los creyentes fueron llenos del Espíritu Santo. Se llenaron de nuevos pensamientos que no eran los propios; así como sucedió con los profetas antiguos.

¡Casi no podían creer lo que estaba pasando! Y comenzaron a alabar a Dios en alta voz.

Aumentó el número de personas dentro de la casa. La gente se amontonaba tratando de ver lo que ocurría adentro. “¿Qué sucede ahí adentro? —se preguntaban unos a otros—. ¿Has oído lo mismo que yo?”

Entonces la multitud oyó algo diferente. Se escuchaba como si cada uno dentro de la casa estuviera hablando o gritando al mismo tiempo. ¿Qué era aquello?
—¡Guarden silencio! ¡Escuchen! —dijo levantando el brazo un hombre que venía de África—. Oigo a alguien dentro de esa casa hablando en mi idioma.
—¡Yo también!—dijo un viajero que venía de Egipto—. ¡Alguien dentro de esa casa está hablando en mi idioma!
—No es verdad —dijo una voz ruda y nada amigable—. ¡Esas personas están borrachas!
—¡Ebrios, borrachos, borrachos! —decían a coro muchos otros.
—¡Ahí vienen! —anunció de pronto una voz.

Pedro y los demás apóstoles salieron de la casa. Pedro empezó a hablar en voz muy alta para que todos pudieran escucharlo.
—Compatriotas judíos y todos los que de entre ustedes viven en Jerusalén. Escúchenme por favor para que les diga lo que significa esto. Estas personas no están ebrias como ustedes suponen.

Entonces Pedro les habló de Jesús a todas las personas reunidas. Les dijo que Jesús había resucitado de los muertos y se encontraba ahora en el cielo. Les dijo que Dios les perdonaría sus pecados. Les prometió que ellos también podían recibir el don de Dios del Espíritu Santo.

La gente lo escuchó con atención y muchos creyeron en lo que escucharon. Cerca de tres mil personas fueron bautizadas y se unieron a la iglesia de Dios aquel mismo día.

El Espíritu Santo también puede llenar tu vida. Él te ayudará a hablar a otros acerca de Jesús. ¿A quién vas a darle a conocer las buenas nuevas de Jesús?

LECCIONES DE PRIMARIOS