Lección 7 de Primarios
EN EL FOSO DE LOS LEONES
En algunas partes de nuestro mundo actual no se le permite a la gente adorar a Dios cuando lo desea. Nuestra historia bíblica de hoy trata de alguien con ese problema. Se le dijo que no podía orar a Dios. Veamos lo que hizo él y lo que Dios hizo al respecto.
Daniel 6:10-28; Profetas y reyes, pp. 398-400.
"Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones" (Daniel 6:22).
Cuando oro y espero las respuestas de Dios, lo estoy adorando.
Los gobernadores se apresuraron a ir a un lugar desde donde podían observar la ventana de Daniel y esperaron en silencio. Habían logrado entrampar al Rey y este había firmado la ley. Durante treinta días ninguna persona podía orar a nadie excepto al Rey. Una vez que una ley era firmada y sellada, ya no se podía cambiar.
¿Oraría Daniel al Dios del cielo como siempre lo había hecho? ¡Eso esperaban! Ellos sabían que Daniel oraba frente a su ventana de mañana, de tarde y de noche. Esperaron ansiosamente para poder descubrirlo quebrantando la ley. Finalmente iban a tener una razón para quejarse de Daniel frente al Rey.
Y no tuvieron que esperar mucho. Daniel sabía que estaba en rigor la ley que decía que todos debían orar solamente dirigiéndose al Rey. Sabía también exactamente la razón por la que habían hecho esa ley. Sabía lo que los gobernadores estaban tratando de hacer. Pero Daniel había decidido poner a Dios en primer lugar, sin importarle lo que sucediera. Sabía también que necesitaba hablar con Dios más que nunca. Ninguna ley hecha por alguna persona iba a evitar que Daniel adorara a Dios por medio de la oración. Así que Daniel se colocó frente a la ventana como siempre lo había hecho. La abrió de par en par y se arrodilló a orar.
—¡Sí, ¡Sí! ¡Allí está! —murmuraron los gobernadores espías en voz baja. Cómo se alegraban de ver a Daniel hablando con su mejor Amigo: Dios—. ¡Ya lo tenemos! ¡Ha caído en la trampa!
Los espías estuvieron observando a Daniel todo el día. Lo vieron arrodillarse a la mañana, al mediodía y otra vez al atardecer.
Muy temprano a la mañana siguiente, los gobernadores se apresuraron a ir al palacio real.
—Oh, Rey, para siempre vive —comenzaron a decirle mientras se arrodillaban ante Darío—. ¿No hiciste acaso una ley que requería que durante treinta días, todos oraran solamente a ti?
El rey Darío contempló el rostro de los acusadores. Podía adivinar que tramaban algún plan nada bueno y eso lo preocupaba. Esperó hasta que ellos continuaron diciendo:
—Rey Darío, señor nuestro, hemos encontrado a alguien que ha quebrantado esa ley. Daniel continúa orando a su Dios. Él ha desobedecido tu ley.
En ese momento el Rey se dio cuenta de la razón por la que esos hombres estaban tan ansiosos de crear esa ley. Ahora supo que lo habían entrampado. Pero no podía hacer ya nada. Una ley que el Rey firmaba y sellaba no podía ser cambiada de ninguna manera.
Con mucha tristeza el rey Darío ordenó que pusieran a Daniel en el foso de los leones.
—Daniel, que tu Dios te rescate —le dijo el Rey cuando los soldados se llevaron a Daniel.
Esa noche el rey Darío no podía dormir. Cuando los primeros rayos del sol iluminaron las paredes del palacio, el rey se apresuró a ir a donde estaba el foso de los leones.
—Daniel, Daniel, ¿estás vivo? —le preguntó—. ¿El Dios a quien sirves pudo
salvarte?
Todavía dentro del foso de los leones, Daniel le contestó respetuosamente al
Rey:
—¡Oh, Rey, para siempre vive! Mi Dios envió a su ángel a cerrarle la boca a los leones. No me han hecho ningún daño.
—¡Está vivo! —exclamó emocionado el rey Darío—. ¡Pronto, señores! ¡Saquen a Daniel de allí! —ordenó muy aliviado el Rey.
La gente que rodeaba a Daniel pudo ver el amor y poder de Dios porque Daniel fue fiel en su tiempo de oración y adoración cada día. Pudo ver que nuestro Dios es un Dios que contesta las oraciones de sus hijos.
Daniel sabía que se podía confiar en Dios en todas las cosas. ¿Confías tú en Dios? Puedes mostrar el amor de Dios a aquellos que te rodean a través de tu adoración fiel? Puedes estar seguro de que Dios escucha y contesta tus oraciones. Puedes confiar en Dios, no importa lo que suceda.
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Dios les bendiga!!!
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