Lección 12 de Intermediarios
ELECCIONES
Piensa en alguna ocasión en que cometiste un error y buscaste formas de encubrirlo. ¿Pudiste hacerlo? ¿Qué hubiera sido mejor?
2 Samuel 11:1-24; 1 Corintios 6:15-20; Salmo 51; Patriarcas y profetas, pp. 775-785.
“Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto honren con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:19, 20).
Adoramos a Dios cuando nos relacionamos respetuosamente con el sexo opuesto.
—¿Quién es esa hermosa mujer? —le preguntó David a su siervo.
—Parece que es Betsabé, la esposa de Urías el Heteo —respondió el criado.
David había estado caminando por la terraza del palacio al fresco del atardecer y la belleza de Betsabé cautivó sus ojos.
—¡Tráela al palacio! —le ordenó al siervo.
David era el hombre más poderoso de todo Israel. Era el rey de Israel y de Judá. Además, David era fuerte, simpático, y un gran músico. Pero el rey David estaba casado. Lo mismo que Betsabé, ambos con diferentes personas. Si David hubiera dedicado tiempo a orar, Dios le habría recordado que codiciar la esposa de otro le causaría problemas a él, a Betsabé y a mucha gente inocente.
El siervo trajo a Betsabé. Ella pasó tiempo con él y luego regresó a su casa.
Después de un tiempo, Betsabé envió un mensaje a David:
“Estoy embarazada”.
David leyó el mensaje muchas veces, esperando que fuera un error, pensando que había leído mal. Pero no había escapatoria. Betsabé estaba embarazada, y él era el responsable. Pronto la gente se daría cuenta de lo que había hecho. No había posibilidad alguna de que Urías fuera el padre, porque se encontraba en el frente de batalla, peleando en el ejército del rey David.
“¿Qué podré hacer sobre este asunto?”, se preguntó David. De nuevo, debería haber consultado con Dios, pedirle perdón por su pecado, y pedirle su dirección para sus acciones de allí en adelante. Pero no, trató de arreglar todo por su propia cuenta.
David envió un mensaje a Urías para que regresara del campo de batalla. Urías vino al palacio a ver a David.
—Vaya a su casa y descanse un poco —animó David a Urías.
Quería que Urías fuera a su casa y durmiera con su mujer; de esta manera todo el mundo, incluyendo el propio Urías, pensaría que el hijo era suyo. Pero Urías no fue a su casa, sino que se quedó en el portal del palacio con los siervos de Joab.
Cuando David le preguntó por qué había hecho eso, Urías le respondió:
—Los oficiales del comando y todos los soldados están acampando en carpas en los campos. Aun el arca de Dios está en una carpa. No sería correcto que yo disfrutara del lujo de mi casa y la compañía de mi esposa cuando nuestra gente está en guerra.
El ánimo de David se desplomó. Salir de ese enredo era más difícil de lo que pensaba. Urías era fiel y dedicado tanto a Dios como a sus compañeros, los soldados. Esto hacía que David quedara mal.
David lo intentó de nuevo la siguiente noche. Pero su plan tampoco funcionó. Tenía que recurrir a otra cosa.
David decidió que la única solución al problema sería buscar la manera de que Urías pereciera en la batalla. Le escribió una carta a Joab describiéndole exactamente cómo debía realizar el plan.
Joab hizo lo que el rey le ordenó, y Urías murió en la batalla junto con otros soldados. Betsabé lloró a su esposo y le guardó luto cuando supo que había muerto. Después de pasados los días de luto, David la llevó al palacio para que fuera su esposa.
David pensaba que ahora estaba libre del enredo en que se había metido. Pero Dios lo amaba tanto que no le permitió que continuara cuesta abajo. Dios envió al profeta Natán para confrontar a David con su pecado. Natán le relató al rey una parábola que señalaba el grave pecado que había cometido.
David entendió el mensaje. Inclinó el rostro con vergüenza.
—He pecado contra Dios —le dijo al profeta.
—El Señor te ha perdonado —le dijo Natán a David—, pero tu hijo morirá.
A pesar de que David había sido perdonado, no había forma de deshacer el dolor y la pérdida que habían ocurrido y que sentirían en el futuro.
Poco tiempo después de la visita de Natán, se enfermó el hijo de David y Betsabé. David le rogó a Dios que salvara su vida, pero el niño murió. Sin embargo, David lo entendió. Y dejó de ayunar y rogar a Dios. Años más tarde Dios bendijo a David y a Betsabé dándoles otro hijo —el extraordinario Salomón.
📖 | L1 | L2 | L3 | L4 | L5 | L6 |
L7 | L8 | L9 | L10 | L11 | L12 | L13 |
Dios les bendiga!!!
Post A Comment:
0 comments:
Escribe tu comentario.