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Primarios | Lección 12: ¡Ha resucitado! | 1er Trimestre 2023 | Año D

Lección 12 de Primarios

¡HA RESUCITADO!

 

¿Te han jugado una broma tus papás en el día de tu cumpleaños? Tal vez estabas esperando algo especial y ellos actuaron como si no hubiera esa sorpresa especial. Entonces, cuando comenzaste a sentirte mal, gritaron: “¡sorpresa!”
Los discípulos habían esperado toda clase de cosas buenas en el reino de Jesús. Entonces Jesús murió. ¿Qué iba a pasar luego?


Texto y clase de referencias:
Mateo 28:1-15; Marcos 16:1-14; Lucas 24:1-49; Juan 20:1-31; El Deseado de todas las gentes, pp. 725-748.
Versículo para memorizar:
“No está aquí; ¡ha resucitado!” (Lucas 24:6, NVI).
Mensaje:
Siendo que Jesús resucitó, elijo pasar un futuro feliz con él.

 

Después de sufrir terriblemente, Jesús murió en la cruz la tarde del viernes. Aun cuando ya estaba muerto, los sacerdotes seguían preocupados. Así que los sacerdotes asignaron 100 soldados para que guardaran la tumba donde había sido sepultado.

El domingo de mañana, muy temprano, un terremoto sacudió de pronto el suelo alrededor de la tumba. Apareció entonces un poderoso ángel tan brillante como un relámpago y quitó la piedra de la entrada. Los soldados vieron asombrados cómo Jesús salía de la tumba. Llenos de temor, cayeron postrados al suelo. ¡Sabían ahora que habían crucificado al Hijo de Dios!

Los soldados corrieron rápidamente a la ciudad y le dijeron a toda la gente que se encontraban lo que habían visto. Algunos de los soldados le dieron la noticia a los jefes de los sacerdotes. Les describieron el terremoto y cómo el ángel había hecho a un lado la enorme piedra. Les contaron también cómo había salido Jesús de la tumba. ¡Estaba vivo!

El rostro de los sacerdotes palideció. Estaban muy asustados. “La gente no debe saber que Jesús está vivo”, pensaron.

Caifás, el sumo sacerdote, estaba tan asombrado que casi no podía hablar. “¡Esperen! ¡Esperen!”, le dijo a los soldados que ya se alejaban. “No deben decirle a nadie lo que han visto. Digan mejor que sus discípulos vinieron de noche y se robaron el cuerpo de Jesús mientras ustedes dormían”.
Los soldados estaban horrorizados. Si decían que se habían quedado dormidos en su puesto de deber, podían perder la vida. La historia que Caifás querían que contaran era una gran mentira y ellos lo sabían bien.

Los sacerdotes sabían lo que los soldados estaban pensando. Rápidamente les prometieron que los iban a proteger. Y también les prometieron dinero. Los sacerdotes le pedirían a Pilato que protegiera a los soldados.

Pilato interrogó a los soldados. Ellos le informaron acerca del terremoto y de la aparición del ángel. Le describieron el momento en que Jesús salió fuera de la tumba —¡vivo nuevamente! Pilato sabía que no había hecho bien en condenar a Jesús, porque era inocente. Pero en vez de admitirlo, estuvo de acuerdo en proteger a los soldados si decían mentiras.

Poco después de que los soldados se fueran a la ciudad, María Magdalena llegó a la tumba. La encontró vacía y se apresuró a ír a contar a los discípulos. “¡Se han llevado a nuestro Señor!”, decía llorando. “¡No sabemos dónde lo han puesto!”

Otras mujeres fueron también a la tumba esa mañana. No habían tenido oportunidad el viernes de tarde para preparar el cuerpo de Jesús con las especias que se usaban para sepultar a los muertos en esos tiempos. Las mujeres querían hacer eso. ¡Pero Jesús no estaba allí!

Suavemente, el ángel que había quitado la piedra de la entrada del sepulcro, dijo a las mujeres: “No tengan miedo. Jesús no está aquí porque ha resucitado, así como les dijo que sucedería. Vayan rápidamente a decírlo a sus amigos. Jesús se va a encontrar con todos ustedes en Galilea”.

Las mujeres se fueron rápidamente a encontrar a los discípulos de Jesús.

María Magdalena no había escuchado todavía las buenas nuevas. Le había contado a los discípulos que no estaba el cuerpo de Jesús y Pedro y Juan habían ido apresuradamente al sepulcro para verlo por sí mismos. María los había seguido. Cuando ellos regresaron a Jerusalén, ella se quedó allí.


Llena de tristeza, María Magdalena lloraba al asomarse a la tumba vacía. Dentro vio a dos ángeles, uno de los cuales le preguntó. “Mujer, ¿por qué lloras?”

“Porque se han llevado a mi Señor”, contestó María. Entonces volvió su rostro.

De pronto, otra voz le habló: “¿Por qué lloras?”

“Dime dónde lo han puesto”, le rogó María.

“María”, dijo nuevamente esa suave voz. De pronto María lo reconoció. No era un extraño. ¡Era el mismo Jesús!

Llena de gozo, miró el rostro de Jesús. “Ve y dilo a mis discípulos”, le pidió Jesús.

Y María corrió a llevarles a los discípulos el alegre mensaje. “¡Jesús está vivo! ¡Ha resucitado! ¡Yo lo vi!

Si, ¡Jesús vive! Es nuestro Salvador resucitado. Y porque él vive, tú y yo podemos elegir pasar un futuro feliz a su lado. ¿Cuál es ese futuro? La felicidad y la vida eterna con Jesús. Y esa felicidad puede comenzar ahora mismo al darle nuestra vida a Jesús y al aceptarlo como nuestro Salvador.

 

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Dios les bendiga!!!

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