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Primarios | Lección 1: La regla de oro | 1er Trimestre 2023 | Año D

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Primarios | Lección 1: La regla de oro | 1er Trimestre | Año D

Lección 1 de Primarios

LA REGLA DE ORO

 

Sara hizo un gesto de disgusto. Las otras niñas en el comedor de la escuela la estaban señalando y riéndose de ella. ¿Qué había hecho? ¿Por qué siempre la trataban tan mal? Entonces pensó lo siguiente. ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Luego volteó a ver a esas chicas y les sonrió. ¿Donde había aprendido Sara a actuar de esa manera? Jesús nos enseñó que debíamos tratar a los demás como deseamos que nos traten a nosotros.

Imagina que estamos sentados en la ladera de la montaña junto con Efraín, que está escuchando a Jesús.


Texto y clase de referencias:
Mateo 7:1-12; El Deseado de todas las gentes, pp. 265-281, 595,596.
Versículo para memorizar:
" Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes " (Mateo 7:12, NVI).
Mensaje:
Jesús me ayuda a tratar a los demás como yo deseo ser tratado.

 

Efraín se levantó muy temprano antes de que saliera el sol. ¿Será que iba a pasar el día arrancando las malezas de los sembrados? Entonces su padre le dijo: “Hoy vamos a pasar el día entero escuchando a Jesús. Tal vez nos hable del reino que va a establecer.

Efraín se puso muy feliz. Había escuchado decir que Jesús era el Mesías. La mayoría de las personas creían que el Mesías sería un gran dirigente. Creían que el Mesías libraría a Israel de los gobernantes romanos y de los altos impuestos. Y nadie pasaría hambre nunca más. ¡Efraín deseaba realmente escuchar lo que Jesús iba a decir!

Jesús estaba sanando a las personas a la orilla del mar y la playa estaba llena de gente. Efraín y su familia se apresuraron a encontrar un lugar desde donde pudieran ver a Jesús. Vieron cuando llegaron al lugar algunos dirigentes. Estos dirigentes miraban con desprecio a la multitud y se sacudían la arena de sus costosos mantos.

Jesús comenzó a ascender la ladera de la montaña, alejándose de la playa. La gente lo siguió tan de cerca como le fue posible hasta llegar a una tranquila pradera. Jesús se sentó cerca de un árbol. Sus discípulos se abrieron paso entre la gente para estar cerca de él. Todos se sentaron a su alrededor mientras Jesús comenzaba a hablar. Los dirigentes se quedaron de pie bajo la sombra de un árbol cercano mirando hacia el césped. ¿Sentarse a escuchar? ¡Nunca! Se les podía ensuciar su manto.

Además, pensaban: “Somos mejores que esa gente sentada allí. Somos mejores que ese Jesús”.

Jesús habló tranquilamente, pero en forma que todos pudieran escucharlo. “Pongan al reino de Dios en el primer lugar de su vida”

Efraín se pregunto: “¿El reino de Dios? ¿Qué es el reino de Dios?”

“No juzguen a los demás y ustedes no serán juzgados”.

Efraín pensó en esos dirigentes que pensaban que eran mejor que los demás. Se preguntaba: “¿Será posible que Dios se preocupe por las personas humildes? ¿Habrá alguna oportunidad de que el reino de Dios sea también para mí y para mi familia?

Entonces Jesús contó una historia acerca de una persona que tenía una motita en un ojo. A Efraín le había pasado eso. Recordaba cómo dolía. Había parpadeado y parpadeado, pero la motita no salía. Finalmente su padre se la había quitado.

Jesús dijo: “¿Por qué te fijas en la mota que está en el ojo de tu hermano y no te fijas en la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame quitarte la mota que tienes en el ojo”, cuando hay siempre una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, quita primero la viga de tu propio ojo y entonces podrás ver claramente la mota en el ojo de tu hermano”. Efraín sonrió al imaginarse cómo se vería una viga de madera en su ojo. Todos reían, excepto los dirigentes.

Jesús habló entonces del amor de Dios. Luego anunció una regla de su reino. “En todas las cosas, hagan con los demás como les gustaría que los demás hicieran con ustedes”.

Efraín miró a su alrededor. Algunas personas estaban sonriendo, pero otros estaban enojados.

Ahora Efraín comprendió. En el reino de Jesús, todos debían tratarse justamente unos a otros. No debían buscar faltas en los demás. En vez de ello, iban a desear que Jesús les quitara sus faltas. La gente debía vivir para servir a los demás.

 

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Dios les bendiga!!!

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