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Primarios | Lección 9: Un trago amargo | 1er Trimestre 2023 | Año D

Lección 9 de Primarios

UN TRAGO AMARGO

 

¿Te castigaron alguna vez por algo que no habías hecho? Si así fue, ¿cómo te sentiste? En nuestra historia bíblica de hoy vamos a aprender acerca de una elección que hizo Jesús. La elección de ser castigado por algo que no había hecho.


Texto y clase de referencias:
Mateo 26: 36-56; Marcos 14: 32-50; Lucas 22:39-53; Juan 18:1-12; El Deseado de todas las gentes, pp. 636-649.
Versículo para memorizar:
“Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42, NVI).
Mensaje:
“Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42, NVI).

 

Había terminado la Última Cena. Jesús y sus discípulos se dirigieron entonces al Monte de los Olivos. Subieron hasta el jardín de Getsemaní, un lugar a donde Jesús iba frecuentemente a orar.

Jesús entró con sus discípulos al jardín y luego les dijo: “Esperen aquí”. Entonces Jesús le pidió a Pedro, Santiago y Juan que avanzaran un poco más dentro del jardín y le hicieran compañía. Luego les dijo: “Velad y orad”.

Entonces Jesús avanzó un poco más y le pidió a Dios en oración: “Padre, si es tu voluntad, quita de delante de mí esta copa”. ¡Cómo anhelaba Jesús compartir con alguien su dolor y tristeza! Regresó hasta donde habían quedado sus tres discípulos, pero los encontró durmiendo. Tres veces elevó la misma oración.

Tres veces buscó el consuelo de los tres discípulos. En algún momento sus ojos soñolientos notaron algo extraño en Jesús. Se veía muy triste y cansado. ¿Era sangre la que tenía en el rostro? Pero tenían tanto sueño...y pronto se volvieron a quedar dormidos.

De pronto una luz brillante iluminó la silueta de Jesús. Un ángel luminoso vino a fortalecerlo y Jesús se sintió calmado y sereno. Había recibido fuerzas para enfrentar la cruz.

“Levántense”, les dijo Jesús a Pedro, Santiago y Juan. “Es hora de partir. Ya vienen mis enemigos”. Apenas habían llegado a donde estaba el resto de los discípulos, cuando vieron las luces de una turba que se acercaba. Muchos soldados, gente común y algunos dirigentes de Israel llegaron al jardín guiados por Judas.

“¿A quién buscan?”, preguntó Jesús a la turba.

“A Jesús de Nazaret”, contestaron.

“Yo soy”, respondió Jesús.


De pronto una luz brillante se interpuso entre Jesús y la turba malvada. Entonces el ángel se retiró. Jesús podría haber escapado entonces, pero prefirió quedarse a enfrentar a la turba. Los discípulos observaban asombrados y en silencio.

La turba rodeó rápidamente a Jesús. Jesús habló nuevamente. “Si es a mí a quien buscan, entonces dejen ir a éstos”, dijo señalando a sus discípulos. Entonces los soldados le ataron las manos a Jesús. Apretaron fuertemente la soga. ¡Eran demasiado rudos!

Los discípulos no podían creer lo que veían. Pensaban que Jesús simplemente se iba a alejar de allí. Lo había hecho otras veces. Pero en esta ocasión todo era diferente. La multitud comenzó a retroceder rumbo al valle. Se estaban llevando a Jesús hasta el palacio del sumo sacerdote. ¡Era increíble!

Los discípulos huyeron. No podían entender por qué Jesús se dejaba lastimar de esta manera. Pero este sufrimiento era lo que se requería para salvarlos a ellos y al mundo entero.

Fue su asombroso amor lo que llevó a Jesús a elegir ese sufrimiento. Amor por todos los que él y su Padre habían creado. Amor por ti y por mí.

 

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Dios les bendiga!!!

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