Lección 1: Cómo vivir en una sociedad 24/7 | Descanso en Cristo | Escuela Sabática 3T 2021
Lección 1: Para el 3 de julio de 2021
CÓMO VIVIR EN UNA SOCIEDAD 24/7
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:1–3; Jeremías 45:1–5; Éxodo 20:11; 2 Samuel 7:12; Marcos 6:30–32; Génesis 4:1–17.
PARA MEMORIZAR:
“Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Sal. 84:2).
Tic-tac; tic-tac; tic-tac. El reloj hacía tic-tac constantemente y sin piedad. Solo faltaban dos horas para que comenzara el sábado. María suspiró mientras inspeccionaba el pequeño departamento. Los juguetes de los niños seguían tirados por toda la sala de estar; la cocina estaba hecha un desastre; Sara, la hija menor, estaba en cama con fiebre; y ella había aceptado colaborar como recepcionista en la iglesia al día siguiente, lo que significaba que tenían que salir de casa treinta minutos antes de lo normal. Ojalá pueda tener algo de tranquilidad mañana, pensó María con nostalgia.
Al mismo tiempo, al otro lado de la ciudad, José, el esposo de María, hacía fila para pagar las compras semanales. El tráfico nuevamente se había vuelto una pesadilla. Las filas de las cajas eran largas. Parecía que a todos se les había ocurrido hacer las compras en ese momento. Necesito descansar, no puedo seguir así, refunfuñó José por dentro. Tiene que haber algo más en esta vida.
¿Cómo podemos hallar descanso en medio de tanto ajetreo?
Sábado
El universo celestial manifiesta el mayor interés por este puntito perdido del mundo… No obstante, cuando nos ponemos en contacto con la actividad incesante de nuestras ciudades, cuando nos mezclamos con las multitudes en nuestras populosas avenidas, cuando entramos en los mercados y caminamos por las calles; en todos esos lugares, de la mañana a la noche, la gente obra como si los negocios, los deportes y los placeres fueran el todo de la vida, como si fueran lo único que debe ocupar la mente. ¡Cuán poco consideran a los instrumentos invisibles!
Todo el cielo está profundamente interesado en los seres humanos que están tan llenos de actividades, y que no tienen pensamientos para lo invisible… A veces las inteligencias celestiales descorren el velo que oculta el mundo invisible, con el fin de que nuestra mente pueda ser desviada del apresuramiento y la ansiedad, considere que hay testigos para todo lo que hacemos y decimos, tanto cuando estamos dedicados a nuestros negocios, como cuando nos encontramos solos (Hijos e hijas de Dios, p. 39).
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Salmo 84:2.
Cuando el pueblo de Dios aparte sus ojos de las cosas de este mundo y los ponga en el cielo y en las cosas celestiales, serán un pueblo peculiar, porque verán la misericordia, bondad y compasión que Dios ha manifestado por los hijos de los hombres. Su amor les exigirá una respuesta, y sus vidas evidenciarán a quienes los rodean que el espíritu de Dios los domina, que están poniendo sus afectos en las cosas de arriba y no en las de la tierra (En los lugares celestiales, p. 370).
Necesitamos comprender mejor el sentido de estas palabras: “Debajo de su sombra me senté con gran deleite”. Cantares 2:3 (VM). Ellas no evocan en nuestro espíritu la imagen de un apresuramiento febril, sino por el contrario, la de un dulce reposo. Son muchos los que profesan ser cristianos y que manifiestan inquietud y depresión, y los que rebosan actividad, pero no pueden hallar tiempo para reposar tranquilamente en las promesas de Dios. Obran como si no pudiesen permitirse tener paz y tranquilidad. A estos dirige Cristo esta invitación: “Venid a mí… que yo os haré descansar”. Mateo 11:28. Apartémonos de las encrucijadas polvorientas y calurosas que frecuenta la multitud y vayamos a descansar a la sombra del amor del Salvador. Allí es donde obtendremos fuerza para continuar la lucha; allí es donde aprenderemos a reducir nuestros afanes y a loar a Dios. Aprendan de Jesús una lección de calma confiada aquellos que están trabajados y cargados. Deben sentarse a su sombra si quieren recibir de él paz y reposo (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 170).
CANSADOS Y AGOTADOS
Lee Génesis 2:1 al 3. ¿Por qué Dios crearía un día de descanso antes de
que
alguien estuviera cansado?
Incluso antes de que la humanidad se lanzara a una estresante vida autoimpuesta, Dios estableció un marcador, una forma vívida de refrescar nuestra memoria. Este día sería un momento para detenerse y disfrutar deliberadamente de la vida; un día para ser y no para hacer; un día para celebrar especialmente el don de la hierba, el aire, la vida silvestre, el agua, la gente, y sobre todo, del Creador de todo buen don.
Esta no era una invitación única que expiró con el exilio del Edén. Dios quería asegurarse de que la invitación pudiera resistir la prueba del tiempo, y por eso, desde el principio, entrelazó el descanso sabático en la estructura misma del tiempo. Siempre estaría la invitación, una y otra vez, a una reparadora celebración de la Creación cada séptimo día.
Cabría esperar que, con todos los dispositivos que nos ahorran trabajo, estuviésemos menos cansados físicamente que la gente de hace doscientos años. Pero, en realidad, el descanso parece escasear en la actualidad. Incluso los momentos fuera del horario de trabajo se dedican a una actividad frenética. Siempre parece que de alguna manera estamos atrasados; no importa cuánto logremos hacer, siempre hay más por hacer.
Las investigaciones también muestran que dormimos menos y que muchos dependen mayormente de la cafeína para continuar. Aunque tenemos teléfonos móviles más rápidos, computadoras más rápidas, conexiones a Internet más rápidas, parece que nunca tenemos suficiente tiempo.
¿Qué enseñan los siguientes pasajes sobre por qué es importante descansar? Marcos 6:31; Salmo 4:8; Éxodo 23:12; Deuteronomio 5:14; Mateo 11:28.
El Dios que nos creó sabía que necesitaríamos descanso físico. Incorporó ciclos en el tiempo (la noche y el sábado) para ofrecernos una oportunidad de descanso físico. Reconocer a Jesús como el Señor de nuestra vida también implica tomarnos en serio la responsabilidad de dedicar tiempo a descansar. Al fin y al cabo, el mandamiento del sábado no es simplemente una sugerencia. ¡Es un mandamiento!
■ ¿Qué puedes contar de tu ajetreada existencia? ¿Qué puedes hacer para enriquecer tu experiencia con el descanso que Dios quiere que tengamos, tanto física como espiritualmente?
Domingo
Al bendecir el séptimo día en el Edén, Dios estableció un recordativo de su obra creadora. El sábado fue confiado y entregado a Adán, padre y representante de toda la familia humana. Su observancia había de ser un acto de agradecido reconocimiento de parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su Creador y su legítimo soberano, de que ellos eran la obra de sus manos y los súbditos de su autoridad. De esa manera la institución del sábado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la humanidad. No había nada en ella que fuese obscuro o que limitase su observancia a un solo pueblo.
Dios vio que el sábado era esencial para el hombre, aun en el paraíso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día de cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios y meditar en su poder y bondad. Necesitaba el sábado para que le recordase más vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su gratitud hacia él, pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 28, 29).
A cada instante somos sostenidos por el cuidado de Dios y por su poder. Él pone alimento en nuestras mesas. Nos proporciona un sueño pacífico y reparador. Cada semana nos da el día sábado para que reposemos de nuestras labores temporales y lo adoremos en su propia casa. Nos ha dado su Palabra para que está sea como una lámpara para nuestros pies y una lumbrera en nuestro camino. En sus páginas sagradas encontramos sabios consejos; y tantas veces como elevamos nuestros corazones hacia él en penitencia y con fe, él nos concede las bendiciones de su gracia. Pero por encima de todo, se destaca el don infinito que Dios hizo al dar a su Hijo amado, por medio de quien fluyen todas las demás bendiciones para esta vida y para la vida venidera (Consejos sobre la mayordomía cristiana, p. 20).
El exceso de trabajo causa a veces la pérdida del dominio propio. Pero el Señor nunca obliga a realizar movimientos precipitados, complicados. Muchos acumulan sobre sí cargas que el misericordioso Padre celestial no colocó sobre ellos. Uno a otro se suceden precipitadamente los deberes que Dios nunca tuvo el propósito de que los llevaran a cabo. Dios desea que comprendamos que no glorificamos su nombre cuando tomamos tantas cargas que nos hallamos oprimidos y, por haber cansado el corazón y el cerebro, nos irritamos, nos impacientamos y regañamos. No hemos de llevar más que aquellas responsabilidades que el Señor nos da, confiando en él y manteniendo así nuestro corazón puro y lleno de ternura y compasión (Mensajes para los jóvenes, pp. 93, 94).
Cada día trae sus responsabilidades y deberes, pero la obra de mañana no debe abarcarse en las horas de hoy. Dios es misericordioso, lleno de compasión, razonable en lo que pide. No exige de nosotros que sigamos un curso de acción que resulte en pérdida de la salud física o debilitamiento de las facultades mentales. El no quiere que trabajemos bajo presión y tensión hasta que a ello siga el agotamiento, con postración de los nervios (Obreros evangélicos, p. 260).
ANDAR CON EL TANQUE VACÍO
La falta de sueño y el agotamiento por sobreesfuerzo físico son problemas reales. Sin embargo, lo más preocupante es cuando sentimos que andamos con el “tanque emocional vacío”. Y, por supuesto, cuando la falta de sueño se suma a las pruebas emocionales podemos desanimarnos terriblemente.
Baruc, el escriba de Jeremías, debió haberse sentido así a menudo durante los últimos años turbulentos de Jerusalén, antes del caos, el sufrimiento y los estragos que seguirían a la destrucción de la ciudad por parte de los babilonios.
Lee Jeremías 45:1 al 5. Escribe un diagnóstico rápido de la salud
emocional de Baruc.
¿Puedes imaginarte cómo te sentirías si Dios te enviara un mensaje personalizado? Baruc recibió un mensaje directamente desde el Trono de Dios (Jer. 45:2). Se nos dice que esto sucedió “en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá”, alrededor de 605 o 604 a.C. Jeremías 45:3 constituye un buen resumen de cómo se siente la gente cuando se queda sin nada.
Por todo lo que leemos en las Escrituras sobre este período, es evidente que las quejas de Baruc no eran lamentos superficiales. Tenía buenas razones para sentirse desanimado y emocionalmente agotado. Estaban ocurriendo muchas cosas malas, y vendrían más.
¿Cómo responde Dios a los dolores y las molestias de Baruc? Lee Jeremías 45:4 y 5.
La respuesta de Dios al dolor real de Baruc nos recuerda el hecho de que la desesperación y el dolor de Dios debieron haber sido exponencialmente mucho más grandes que los de Baruc. Él había construido Jerusalén; estaba a punto de destruirla. Había plantado a Israel como una viña (Isa. 5:1-7); estaba a punto de arrancarla y llevarla al exilio. Esto no era lo que el Señor hubiese querido para su pueblo, pero tenía que suceder debido a su rebelión contra él.
Pero, había luz al final del túnel de Baruc. Dios preservaría la vida de Baruc, incluso en medio de la destrucción, el exilio y la pérdida.
■ Vuelve a leer las palabras de Dios dirigidas a Baruc. ¿Qué mensaje general podemos extraer para nosotros? Es decir, ¿qué dicen acerca de que Dios finalmente está allí para nosotros, sin importar nuestra situación?
Lunes
Los siervos de Cristo no han de tratar su salud con indiferencia. No trabaje nadie hasta el agotamiento, con lo cual se descalificará para esfuerzos futuros. No tratéis de hacer en un día el trabajo de dos días. Al fin se verá que los que trabajaron cuidadosa y prudentemente han hecho tanto como aquellos que gastaron de tal manera su fuerza física y mental que no les quedo reserva de la cual sacar en tiempo de necesidad.
La obra de Dios es mundial; exige toda jota y tilde de la capacidad y fuerza que tengamos… Después que sus siervos hayan hecho lo mejor que puedan, podrán decir: La mies a la verdad es mucha, y los obreros pocos; mas Dios “conoce nuestra condición; acuérdase que somos polvo”. Salmo 103:14 (Obreros evangélicos, p. 259).
El Señor nos revela su voluntad de tres maneras, para conducirnos y capacitarnos para conducir a otros. ¿Cómo es posible distinguir su voz de la de un extraño? ¿Cómo es posible distinguirla de la voz de un falso pastor? Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Sagradas Escrituras. Su voz se revela también en sus actos providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él siguiendo nuestros propios caminos, actuando conforme a nuestra propia voluntad, y siguiendo los dictados de un corazón no santificado, hasta el punto en que nuestros sentidos se han confundido de tal manera que las cosas eternas no se disciernen, y la voz de Satanás está tan disimulada que se acepta como la voz de Dios.
Otra de las maneras en que se escucha la voz de Dios es mediante las apelaciones de su santo Espíritu que impresionan el corazón y que luego se manifiestan en el carácter. Si tiene usted alguna duda acerca de cualquier tema, debe en primer lugar consultar las Escrituras. Si verdaderamente ha comenzado la vida de fe, usted se ha entregado al Señor para ser enteramente suyo, y él lo ha tomado para amoldarlo y labrarlo conforme a sus propósitos con el fin de que sea un utensilio para honra (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 483).
Clamen a Dios todos los que son afligidos o tratados injustamente. Apartaos de aquellos cuyo corazón es como el acero, y haced vuestras peticiones a vuestro Hacedor. Nunca es rechazado nadie que acuda a él con corazón contrito. Ninguna oración sincera se pierde. En medio de las antífonas del coro celestial, Dios oye los clamores del más débil de los seres humanos. Derramamos los deseos de nuestro corazón en nuestra cámara secreta, expresamos una oración mientras andamos por el camino, y nuestras palabras llegan al trono del Monarca del universo. Pueden ser inaudibles para todo oído humano, pero no morirán en el silencio, ni serán olvidadas a causa de las actividades y ocupaciones que se efectúan. Nada puede ahogar el deseo del alma. Este se eleva por encima del ruido de la calle, por encima de la confusión de la multitud, y llega a las cortes del cielo. Es a Dios a quien hablamos, y nuestra oración es escuchada (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 137, 138).
CÓMO DEFINE EL DESCANSO EL ANTIGUO TESTAMENTO
Aunque Dios nos creó para la actividad, esa actividad debe estar equilibrada por el descanso.
El Antiguo Testamento en hebreo, por ejemplo, incluye una serie de términos que denotan reposo. La descripción del reposo de Dios en el séptimo día recién creado, en Génesis 2:2 y 3, utiliza el verbo shabat: “cesar la obra, descansar, tomar vacaciones”, que es la forma verbal del sustantivo “sábado”. El mismo verbo se utiliza en Éxodo 5:5 en una forma causativa y se traduce como “hacer descansar a alguien” de su trabajo.
La referencia a la actividad de reposo de Dios en el séptimo día del cuarto Mandamiento se expresa mediante la forma verbal hebrea nuakh (Éxo. 20:11; Deut. 5:14). El verbo se traduce como “descanso” en Job 3:13 o, más figuradamente, detenerse”, haciendo referencia al Arca del Pacto en Números 10:36. Segundo de Reyes 2:15 señala que el espíritu de Elías “reposó” sobre Eliseo.
Otra forma verbal importante es shaqat: “estar quieto, otorgar alivio, estar tranquilo”. Se utiliza en Josué 11:23, donde se describe cómo la tierra descansa de la guerra después de la conquista inicial de Josué. El término a menudo parece indicar “paz” en los libros de Josué y Jueces.
El verbo raga‘ también se usa para indicar descanso. En las advertencias contra la desobediencia en Deuteronomio, Dios dice a Israel que no encontrará descanso en el exilio (Deut. 28:65). El mismo verbo aparece también en forma causativa en Jeremías 50:34, al describir la incapacidad de brindar descanso.
Lee Deuteronomio 31:16 y 2 Samuel 7:12. ¿De qué tipo de descanso se habla aquí?
Ambos versículos utilizan una expresión idiomática del verbo shakab, que
literalmente significa “acostarse, dormir”. En el pacto de Dios con David, Dios
promete al futuro rey de Israel que, “cuando tus días sean cumplidos, y
duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje” (2
Sam.
7:12).
Esta larga (aunque incompleta) lista de diferentes verbos en hebreo que denotan descanso nos ayuda a entender que el concepto teológico de reposo no está ligado a una o dos palabras en particular. Nosotros descansamos en forma individual y colectiva. El descanso nos afecta física, social y emocionalmente, y no se limita al sábado solamente.
■ La muerte es sin duda una enemiga, y algún día será abolida. Y, por más que lloremos y extrañemos a nuestros muertos, ¿por qué es reconfortante saber que, al menos por ahora, ellos descansan?
Martes
En todos los tiempos los testigos señalados por Dios se han expuesto al vituperio y la persecución por amor a la verdad. José fue calumniado y perseguido porque mantuvo su virtud e integridad. David, el mensajero escogido de Dios, fue perseguido por sus enemigos como una fiera. Daniel fue echado al foso de los leones porque se mantuvo fiel al cielo. Job fue privado de sus posesiones terrenales y estuvo tan enfermo que le aborrecieron sus parientes y amigos; pero aun así mantuvo su integridad. Jeremías no pudo ser disuadido de decir las palabras que Dios le había ordenado hablar; y su testimonio enfureció tanto al rey y a los príncipes que le echaron en una inmunda mazmorra. Esteban fue apedreado porque predicó a Cristo y su crucifixión. Pablo fue encarcelado, azotado con varas, apedreado y finalmente muerto porque fue un fiel mensajero de Dios a los gentiles. Y Juan fue desterrado a la isla de Patmos “por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”.
Estos ejemplos de constancia humana atestiguan la fidelidad de las promesas de Dios, su constante presencia y su gracia sostenedora. Testificaron del poder de la fe para resistir a las potestades del mundo. Es obra de la fe confiar en Dios en la hora más obscura, y sentir, a pesar de ser duramente probados y azotados por la tempestad, que nuestro Padre empuña el timón. Solo el ojo de la fe puede ver más allá de las cosas presentes para estimar correctamente el valor de las riquezas eternas (Los hechos de los apóstoles, pp. 459, 460).
La vida de Adán fue una vida de tristeza, humildad y continuo arrepentimiento. Al enseñar a sus hijos y a sus nietos a temer a Jehová, con frecuencia se le reprochó amargamente su pecado, que había causado tanta miseria a su posteridad. Cuando salió del hermoso Edén, el pensamiento de que debía morir lo sacudió de horror. La muerte le pareció una terrible calamidad. Por primera vez se puso en contacto con la tremenda realidad de la muerte en la familia humana cuando su propio hijo Caín asesinó a su hermano Abel. Lleno de amargo remordimiento por causa de su propia transgresión, privado de su hijo Abel, con plena conciencia de que Caín era asesino, y reconociendo la maldición que Dios había pronunciado sobre él, el corazón de Adán se quebrantó de dolor. Con mucha amargura se reprochó su primer gran pecado. Suplicó el perdón de Dios por medio del Sacrificio prometido. Sentía profundamente la ira de Dios por el crimen perpetrado en el paraíso. Fue testigo de la corrupción general que finalmente obligó a Dios a destruir a los habitantes de la tierra por medio de un diluvio. La sentencia de muerte que había pronunciado sobre él su Hacedor, que al principio le había parecido terrible, después de haber vivido algunos siglos le pareció justa y misericordiosa de parte de Dios, pues ponía fin a una vida miserable (La historia de la redención, p. 57).
EL DESCANSO EN EL NUEVO TESTAMENTO
Una forma verbal para descanso que se encuentra a menudo en el Nuevo Testamento es anapauō: “descansar, relajarse, renovarse”. Se usa en una de las declaraciones más famosas de Jesús sobre el descanso, Mateo 11:28: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Puede referirse al descanso físico (Mat. 26:45). En el saludo final a los corintios, Pablo expresa su gozo por la llegada de amigos que confortaron su espíritu (1 Cor. 16:18).
Otro verbo que se utiliza para indicar reposo es hēsychazō. Describe el descanso sabático de los discípulos mientras Jesús reposaba en la tumba (Luc. 23:56). Pero también se utiliza para describir una vida serena (1 Tes. 4:11) y puede indicar que alguien no tiene objeciones y, por lo tanto, se queda callado (Hech. 11:18).
Cuando la Epístola a los Hebreos, en Hebreos 4:4, describe el descanso de la Creación de Dios en el séptimo día, utiliza el verbo griego katapauō, “hacer cesar, brindar descanso, descansar”, haciéndose eco del uso que le da la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento. Curiosamente, la mayoría de los usos de este verbo en el Nuevo Testamento aparecen en Hebreos 4.
Lee Marcos 6:30 al 32. ¿Por qué Jesús dijo a sus discípulos que se apartaran a descansar, considerando las muchas oportunidades misioneras que tenían en ese momento?
“Venid vosotros aparte [...] y descansad un poco” (Mar. 6:31) no está formulado como una invitación. Se expresa en forma de imperativo, que es una orden o un mandato. Jesús estaba preocupado por sus discípulos, y su bienestar físico y emocional. Acababan de regresar de un extenso viaje misionero, al que Jesús los había enviado de dos en dos (Mar. 6:7). Marcos 6:30 describe su entusiasmo al regresar. Debieron haber tenido el corazón rebosante. Querían compartir sus victorias y sus fracasos con Jesús; sin embargo, Jesús detiene todo llamándolos primero a descansar. Marcos incluye una nota explicativa: “Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer” (Mar. 6:31). Estar abrumados y demasiado ocupados en los asuntos de Dios también es un verdadero desafío para los discípulos. Jesús nos recuerda que debemos proteger nuestra salud y nuestro bienestar emocional planificando períodos de descanso.
■ ¿Cuáles son las formas de ayudar y aliviar al pastor o al anciano de tu iglesia local, o a cualquiera que conozcas que podría estar agotado por hacer la obra del Señor? ¿Qué podrías hacer para expresar tu agradecimiento y ayudar a esta persona a descansar?
Miércoles
Las compasivas palabras de Cristo se dirigen a sus obreros actuales tanto como a sus discípulos de entonces. “Venid vosotros aparte… y reposad un poco”, dice aún a aquellos que están cansados y agobiados. No es prudente estar siempre bajo la tensión del trabajo y la excitación, aun mientras se atiendan las necesidades espirituales de los hombres; porque de esta manera se descuida la piedad personal y se agobian las facultades de la mente, del alma y del cuerpo. Se exige abnegación de los discípulos de Cristo y ellos deben hacer sacrificios; pero deben tener cuidado, no sea que por su exceso de celo, Satanás se aproveche de la debilidad humana y perjudique la obra de Dios.
En la estima de los rabinos, era la suma de la religión estar siempre en un bullicio de actividad. Ellos querían manifestar su piedad superior por algún acto externo. Así separaban sus almas de Dios y se encerraban en la suficiencia propia. Existen todavía los mismos peligros. Al aumentar la actividad, si los hombres tienen éxito en ejecutar algún trabajo para Dios, hay peligro de que confíen en los planes y métodos humanos. Propenden a orar menos y a tener menos fe. Como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista cuánto dependemos de Dios y tratar de hacer de nuestra actividad un salvador. Necesitamos mirar constantemente a Jesús comprendiendo que es su poder lo que realiza la obra. Aunque hemos de trabajar fervorosamente para la salvación de los perdidos, también debemos tomar tiempo para la meditación, la oración y el estudio de la Palabra de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 329).
Los que aprenden de Jesús su humildad y mansedumbre, encuentran reposo en la experiencia de practicar las lecciones de Cristo. No se obtiene reposo en la indolencia, el egoísmo y la búsqueda de placeres. Los que no están dispuestos a dar al Señor un servicio fiel, ferviente y amante, no encontrarán reposo espiritual ni en esta vida ni en la venidera. El trabajo diligente es lo único que produce paz y gozo en el Espíritu Santo: felicidad en esta tierra y gloria en el más allá (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 940).
Habrá paz, constante paz fluyendo al alma, porque el reposo se encuentra en la perfecta sumisión a Jesucristo. La obediencia a la voluntad de Dios se encuentra en el descanso. El discípulo que anda en los humildes pasos del Redentor, encuentra el reposo que el mundo no puede darle, y que el mundo no puede quitarle. “Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado”. Isaías 26:3 (Nuestra elevada vocación, p. 100).
La vida en Cristo es una vida de reposo. Tal vez no haya éxtasis de los sentimientos, pero debe haber una confianza continua y apacible. Tu esperanza no se cifra en ti mismo, sino en Cristo. Tu debilidad está unida a su fuerza, tu ignorancia a su sabiduría, tu fragilidad a su eterno poder. Así que no has de mirar a ti mismo ni depender de ti, sino mirar a Cristo (El camino a Cristo, p. 70)
“ERRANTE Y EXTRANJERO”
Lee Génesis 4:1 al 12. ¿Qué hizo de Caín un “errante y extranjero” (Gén.
4:12) en la Tierra?
El texto bíblico no indica explícitamente por qué Dios aceptó a Abel y su ofrenda pero no “miró con agrado” a Caín ni su ofrenda (Gén. 4:4, 5). Pero nosotros sabemos por qué. “Caín se presentó a Dios con murmuración y escepticismo en el corazón tocante al sacrificio prometido y a la necesidad de ofrendas expiatorias. Su ofrenda no expresó arrepentimiento por el pecado. Sentía, como muchos sienten hoy, que seguir exactamente el plan indicado por Dios y confiar plenamente en la Expiación del Salvador prometido para su salvación sería reconocer su debilidad. Prefirió depender de sí mismo. Se presentaría confiando en sus propios méritos” (PP 59).
Cuando Dios dijo que Caín sería “errante y extranjero” en la Tierra, no es que Dios lo haya decidido así; más bien, eso sucedió como resultado de sus actos pecaminosos y su desobediencia. Al no encontrar descanso en Dios, Caín descubrió que no podía hallar verdadero descanso de ninguna otra forma.
La palabra hebrea traducida como “mirar con agrado” (Gén. 4:4) también podría traducirse como “mirar de cerca, considerar cuidadosamente”. El énfasis de la mirada cuidadosa y cercana de Dios no está tanto en la ofrenda sino, más bien, en la actitud del oferente. El rechazo de Dios a la ofrenda del fruto de Caín no es una reacción arbitraria de un Dios caprichoso. Más bien, describe el proceso de considerar y sopesar cuidadosamente el carácter, las actitudes y las motivaciones de quien trae la ofrenda. Este es un buen ejemplo de Juicio Investigador.
Lee Génesis 4:13 al 17 y describe la reacción de Caín al juicio de Dios.
Cuando tratamos de huir de la presencia de Dios, nos inquietamos. Tratamos de llenar el anhelo de la gracia divina con cosas, relaciones humanas o una vida demasiado ocupada. Caín comenzó a construir una dinastía y una ciudad. Ambos son grandes logros, y hablan de determinación y energía; pero, si se trata de una dinastía impía y una ciudad rebelde, en última instancia no llegarán a nada.
■ Incluso si terminamos sufriendo las consecuencias de nuestros pecados, como suele pasar, ¿cómo podemos aprender a aceptar el perdón que se nos ofrece mediante la Cruz?
Jueves
A [Caín y a Abel] se les había enseñado todo lo concerniente a la provisión hecha para la salvación de la raza humana. Se les requirió que pusieran en práctica un sistema basado en la humilde obediencia, que manifestaran reverencia hacia Dios y su fe y su dependencia en el Redentor prometido, por medio de la muerte de los primogénitos del rebaño y la presentación solemne de ellos junto con su sangre como holocausto ofrecido al Señor. Ese sacrificio los induciría a recordar siempre su pecado y al Redentor venidero, que habría de ser el gran sacrificio realizado en favor del hombre.
Caín… no estaba dispuesto a seguir estrictamente el plan de obedecer y conseguir un cordero para ofrecerlo con los frutos de la tierra. Simplemente tomó lo de la tierra y pasó por alto el requerimiento de Dios… Abel aconsejó a su hermano que no se presentara delante del Señor sin la sangre de los sacrificios. Caín, puesto que era el mayor, no quiso escuchar a su hermano. Despreció su consejo, y con dudas y murmuraciones con respecto a la necesidad de las ofrendas ceremoniales, presentó su ofrenda. Pero Dios no la aceptó (La historia de la redención, pp. 54, 55).
Cuando Caín vio que su ofrenda era desechada, se enfureció contra el Señor y contra Abel; se disgustó porque Dios no aceptaba el sacrificio con que el hombre substituía al que había sido ordenado divinamente, y se disgustó con su hermano porque este había decidido obedecer a Dios en vez de unírsele en la rebelión contra él. A pesar de que Caín despreció el divino mandamiento, Dios no le abandonó a sus propias fuerzas; sino que condescendió en razonar con el hombre que se había mostrado tan obstinado. Y el Señor dijo a Caín: “¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?” Por medio de un ángel se le hizo llegar la divina amonestación: “Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta”. Génesis ٤:٦, ٧. Tocaba a Caín escoger. Si confiaba en los méritos del Salvador prometido, y obedecía los requerimientos de Dios, gozaría su favor. Pero si persistía en su incredulidad y transgresión, no tendría fundamento para quejarse al ser rechazado por el Señor…
Caín odió y mató a su hermano, no porque Abel le hubiese causado algún mal, sino “porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas”. ١ Juan ٣:١٢. Asimismo odiaron los impíos en todo tiempo a los que eran mejores que ellos. La vida de obediencia de Abel y su fe pronta para responder eran un perpetuo reproche para Caín… Cuanto más clara sea la luz celestial reflejada por el carácter de los fieles siervos de Dios, tanto más a lo vivo quedan revelados los pecados de los impíos, y tanto más firmes serán los esfuerzos que harán por destruir a los que turban su paz (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 61, 62).
El amor a sí mismo es lo que trae inquietud. Cuando hayamos nacido de lo alto, habrá en nosotros el mismo sentir que hubo en Jesús, el sentir que le indujo a humillarse a fin de que pudiésemos ser salvos. Entonces no buscaremos el puesto más elevado. Desearemos sentarnos a los pies de Jesús y aprender de él. Comprenderemos que el valor de nuestra obra no consiste en hacer ostentación y ruido en el mundo, ni en ser activos y celosos en nuestra propia fuerza. El valor de nuestra obra está en proporción con el impartimiento del Espíritu Santo. La confianza en Dios trae otras santas cualidades mentales, de manera que en la paciencia podemos poseer nuestras almas (El Deseado de todas las gentes, p. 298).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“En la estima de los rabinos, el summum de la religión era estar siempre en bulliciosa actividad. Ellos dependían de alguna realización externa para manifestar su piedad superior. Así separaban sus almas de Dios y se encerraban en la suficiencia propia. Todavía existen los mismos peligros. Al aumentar la actividad, si los hombres llegan a tener éxito en ejecutar algún trabajo para Dios, existe el peligro de que confíen en los planes y los métodos humanos. Tienden a orar menos y a tener menos fe. Como los discípulos, corremos el peligro de perder de vista nuestra dependencia de Dios y tratar de hacer de nuestra actividad un salvador. Necesitamos mirar constantemente a Jesús comprendiendo que es su poder el que realiza la obra. Aunque debemos trabajar fervientemente para la salvación de los perdidos, también debemos dedicar tiempo a la meditación, la oración y el estudio de la Palabra de Dios. Es únicamente la obra realizada con mucha oración y santificada por el mérito de Cristo la que al fin habrá resultado eficaz para el bien” (DTG 329).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La presión constante de estar pendiente de las cosas, estar disponible (física o virtualmente) todo el tiempo y tratar de vivir de acuerdo con ideales que no son realistas ni dados por Dios puede enfermar a las personas emocional, física y espiritualmente. Tu iglesia, ¿cómo puede convertirse en un lugar acogedor para personas agotadas y cansadas que anhelan descansar?
2. ¿Es posible que estemos demasiado ocupados, incluso haciendo cosas buenas para Dios? Piensen en la historia de Jesús y sus discípulos en Marcos 6:30 al 32 y analicen las aplicaciones en la clase.
3. En 1899 se batió un récord de velocidad. En realidad, alguien había recorrido 63,15 kilómetros en una hora en un automóvil, ¡y vivió para contarlo! Hoy, por supuesto, los automóviles van mucho más rápido que eso. Y la velocidad de los procesadores de nuestros teléfonos móviles es mucho más rápida que la de las grandes computadoras más rápidas de hace una generación. Y los viajes aéreos son más rápidos de lo que solían ser, y cada vez son más rápidos. La cuestión es que casi todo lo que hacemos hoy se hace más rápido que en el pasado. Y, sin embargo, ¿qué? Todavía andamos apurados y sin descanso suficiente. ¿Qué debería decirnos eso sobre la naturaleza humana básica y por qué Dios le dio tanta importancia al descanso, que es uno de sus Mandamientos?
4. Reflexiona en la idea de que incluso en el Edén, antes del pecado, se había instituido el reposo sabático. Además de la interesante implicación teológica de esta verdad, ¿qué debería decirnos acerca de cuán necesario era el descanso incluso en un mundo perfecto?
Viernes
Mi vida hoy, 9 de mayo, “El descanso”, p. 137;
El camino a Cristo, “El secreto del crecimiento”, p. 67.
"DESCANSO EN CRISTO"
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Dios lo bendiga!!!
Lección 1
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Este trimestre estudiaremos el tema “Descanso en Cristo”. Nuestra sociedad del siglo XXI está llena de gente sin descanso. La preocupación y la ansiedad, combinadas con la incertidumbre sobre el futuro, contribuyen a esta inquietud del alma. Existe una preocupación creciente entre los profesionales de la salud mental porque el número de personas deprimidas que atienden va en aumento. Nuestras lecciones de este trimestre, y especialmente la lección de esta semana, se enfocan en la verdadera Fuente del descanso y brindan consejos prácticos sobre cómo hallar descanso en medio el trajín de nuestra vida.
Esta semana viajaremos hacia atrás en el tiempo, hasta la creación de nuestro mundo, y descubriremos el eterno recordatorio del descanso en Cristo, el sábado. Estudiaremos el profundo dolor de un escriba del Antiguo Testamento y su impacto en su salud física, mental y emocional. Durante la lección de esta semana, recordaremos constantemente la invitación de Cristo en todas las Escrituras a descansar en él. A medida que aprendamos el significado de la palabra “reposo” en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, comprenderemos más plenamente el desasosiego de Caín y descubriremos cómo descansar plenamente en Cristo.
Parte II: COMENTARIO
El pasaje más completo de la Biblia sobre el reposo sabático se encuentra en Génesis 2:1 al 3. Al final de la semana de la Creación, Jesús, nuestro amoroso Creador, establece –como afirma el autor judío Abraham Heschel– un palacio en el tiempo. Cada sábado, Jesús nos invita a dejar atrás nuestras preocupaciones, temores y ansiedades, y a entrar en su palacio para descansar en él. Los palacios terrenales son sitios geográficos inconfundibles. Por ejemplo, el Palacio de Versalles, en Francia, contiene 700 habitaciones y tiene más de 67.000 metros cuadrados de superficie. Como sitio declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial en 1979, está catalogado como uno de los mayores logros del siglo XVII.
El sábado, el “palacio de Dios en el tiempo”, es mucho más significativo y sorprendente. No data del siglo XVII, sino del comienzo de los tiempos, en la Creación. Se extiende a lo largo de los siglos y adorna la Tierra con tiempo santo cada semana. Es un recordatorio perpetuo de dónde se encuentra el verdadero descanso. El sábado habla de un Dios que está íntimamente familiarizado con nuestras necesidades humanas básicas. “En el séptimo día [Dios] cesó y reposó” (Éxo. 31:17), no porque estuviera cansado, sino porque sabía que nosotros estaríamos cansados. Génesis 2:2 dice: “Dios […] reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. El tiempo no es un ciclo incesante de acontecimientos que demandan mucho trabajo. Dios, en su misericordia, nos ha dado una pausa divina: un tiempo para profundizar nuestra relación con él, para renovar la mente, para renovar el cuerpo y disfrutar de relaciones familiares positivas.
Este sublime descanso sabático lleva consigo la sensación de seguridad en el amoroso interés de nuestro Creador por nosotros. En él, tenemos paz. El sábado es un destructor del estrés. Es la garantía de que el Dios que creó este mundo no nos ha olvidado. Mientras nosotros nos acordamos del “día de reposo para santificarlo”, nuestro Creador se acuerda de nosotros ese día y derrama la abundancia de las bendiciones del Cielo en nuestra vida para librarnos de la esclavitud del miedo, las cadenas de la ansiedad y la prisión de la inquietud.
La invitación de Dios a descansar
En todas las Escrituras, Dios nos invita a descansar de nuestras ocupaciones. Cuando el trajín de la vida nos abruma, comienzan a suceder tres cosas:
* Comenzamos a perder la perspectiva. Los acontecimientos del presente parecen abrumarnos. Los desafíos de la vida parecen mucho más grandes y nos concentramos en los problemas más que en Dios, quien puede resolverlos. En nuestro trajín, nos enfocamos en las respuestas humanas a nuestro dilema más que en las soluciones divinas.
* Comenzamos a agotarnos física, mental y emocionalmente. Decimos y hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos. Estar ocupados conduce al cansancio. El cansancio conduce al agotamiento y el agotamiento conduce al desánimo. Las personas demasiado ocupadas a menudo toman decisiones rápidas, y no ven el panorama general porque están excesivamente ocupadas. Necesitan pasar al siguiente problema para resolver o a la próxima tarea en su lista de ocupaciones pendientes por hacer. Por lo tanto, tienen poco tiempo para reflexionar en la mejor solución al problema que enfrentan.
* Comenzamos a descuidar la oración y el estudio de la Biblia. Como resultado, nuestra vida devocional sufre. El estar muy ocupados produce cansancio, y el cansancio produce falta de eficiencia, falta de disciplina, incapacidad para controlar nuestros sentimientos, y la erosión de una vida devocional provechosa.
Elena de White lo expresa de esta manera: “Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación a solas consigo mismos, con la naturaleza y con Dios. En ellos tiene que manifestarse una vida que en nada armonice con el mundo, sus costumbres o sus prácticas; necesitan tener una experiencia personal en la adquisición de un conocimiento de la voluntad de Dios. Cada uno de nosotros debe oír la voz de Dios hablar a su corazón. Cuando toda otra voz calla, y tranquilos esperamos en su presencia, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios. Él nos pide: ‘Estad quietos y conoced que yo soy Dios’ (Sal. 46:10). Esta es la preparación eficaz para toda labor para Dios. En medio de la presurosa muchedumbre y de la tensión de las intensas actividades de la vida, el que así se refrigera será rodeado de una atmósfera de luz y paz. Recibirá nuevo caudal de fuerza física y mental. Su vida exhalará una fragancia y revelará un poder divino que alcanzará los corazones de los hombres” (MC 37).
¿Alguna vez has sentido que corres de una cosa a otra, abrumado por el trajín de la vida? Hay un correo electrónico más que responder, un mensaje de texto más que enviar, una llamada más que hacer, una reunión más a la que asistir, una persona más que ver… Tu vida parece estar gobernada por “uno más”. Tienes demasiadas cosas que hacer para terminar todo, y cuando te metes en la cama a la noche piensas en todo lo que te quedó por hacer. Indudablemente, no terminaste el trabajo; en el mejor de los casos, tu lista de tareas está a medio hacer. Tu mente está acelerada. No te da sueño cuando desesperadamente intentas pensar en cómo puedes encajar algo más para mañana en un horario ya atiborrado.
La invitación de Cristo es especialmente para las personas ocupadas, agotadas y cansadas que viven en un mundo 24/7. Los discípulos de Jesús estaban ansiosos y confundidos después de la decapitación de Juan el Bautista. Jesús los invitó: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer” (Mar. 6:31). En su trajinar, Jesús les ofreció descanso; no los incentivó a zambullirse precipitadamente en una tarea agotadora. Esta invitación a descansar no fue un hecho aislado para los discípulos. A las multitudes que lo seguían, les expresó estas palabras de seguridad. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28). El descanso que ofrece Jesús no está exento de pruebas. Es la seguridad interior de que en él estamos seguros. Él nunca nos dejará ni nos abandonará. Una de las experiencias más desafiantes de la vida es sentirnos solos cuando atravesamos momentos difíciles. Eso es exactamente lo que sintió el escriba de Jeremías, Baruc.
El dolor de Baruc, la agitación de Caín y la respuesta de Dios
Baruc era el escriba de Jeremías. Según Jeremías 45:3 al 5, este pobre hombre pasó por un momento de profundo dolor emocional. La ciudad de Jerusalén pronto sería atacada por ejércitos enemigos. El sufrimiento, la angustia y el desastre se acercaban rápidamente. La vida, como la conocía Baruc, cambiaría para siempre. El miedo lo consumió. El dolor inundó su vida. La preocupación lo mantenía en vilo. Pero Dios le habló y lo tranquilizó diciendo: “A ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres” (Jer. 45:5). Las promesas de Dios son seguras. Podemos descansar, incluso en medio de las mayores dificultades de la vida, gracias a la seguridad que nos dan las promesas de Dios.
En el Antiguo Testamento, hay varias palabras que se traducen como “descanso”. Su significado es variado. Las palabras para descanso se pueden traducir como “respiro”, “reposo”, “quietud”, “paz” o “sosiego”. En el Nuevo Testamento, se pueden interpretar como “descanso”, “reposo”, “holgura” o “tranquilidad”. Todas estas palabras tienen algo en común: implican una paz interior, una sensación de calma y descanso. Este descanso es un regalo de Dios dado a sus hijos cansados cuando acuden a él con fe.
La historia de Caín demuestra que no hay descanso cuando los seres humanos se rebelan contra los mandamientos de Dios y confían en su propio juicio. Caín ignoró las claras instrucciones de Dios. La suya era una religión de obras humanas. Exaltó su propia opinión por encima de la revelación divina. Abel, por otro lado, tuvo paz incluso en la muerte, porque puso su confianza en el Dios de la vida. La lección de hoy brinda algunas lecciones prácticas y cruciales para vivir en nuestro mundo 24/7.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
El estudio de esta semana nos ofrece al menos tres lecciones prácticas para la vida diaria.
- Cuando estamos demasiado ocupados para descansar en el cuidado amoroso de nuestro Creador, nuestra vida se llena de estrés y ansiedad. Este estrés puede provocar enfermedades físicas y angustia emocional.
- Nuestro Creador nos ha diseñado para descansar. Este descanso es más que un descanso físico (aunque este también es importante). Este descanso es una paz mental que proviene de creer en su palabra, confiar en sus promesas y participar de la bendición de su descanso sabático.
- Vivir una vida separada de nuestro Creador, como lo simboliza la experiencia de Caín, solo frustra nuestros intentos de tener paz interior y gozo duradero. El descanso deriva de tener una relación de confianza con aquel que nos hizo. En Cristo hay reposo. En sus promesas hay seguridad. En su presencia estamos libres de ansiedad, preocupación y agitación.
"DESCANSO EN CRISTO"
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Dios los bendiga!!
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