Lección 9: Los ritmos del descanso | Descanso en Cristo | Escuela Sabática 3T 2021
Lección 9: Para el 28 de agosto de 2021
LOS RITMOS DEL DESCANSO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1; Éxodo 20:8–11; 16:14–31; Deuteronomio 5:12–15; Salmo 92; Isaías 58:13.
PARA MEMORIZAR:
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
¿Quién se puede imaginar cómo habrán sido las obras de la Creación: la luz en medio de la oscuridad, los océanos rebosantes de vida, las aves que de repente levantan vuelo? ¿Y la creación sobrenatural de Adán y de Eva? Ni siquiera podemos empezar a comprender cómo lo hizo Dios.
Sin embargo, después de todo este proceso de creación activa, Dios centró su atención en algo más. A primera vista, no parecía tan espectacular como las ballenas saltarinas ni las deslumbrantes exhibiciones de plumas de las aves. Dios simplemente creó un día, el séptimo día, y luego lo hizo especial. Aun antes de que la humanidad se autoimpusiera una vida estresante, Dios estableció un mojón como una ayudamemoria vívida. Dios deseaba que este día fuera una ocasión para que nos detuviéramos deliberadamente a disfrutar de la vida; un día para ser, no para hacer; para celebrar el regalo de la hierba, el aire, la vida silvestre, el agua, la gente; y, sobre todo, al Creador de todo lo bueno.
Esta invitación continuó aun después de que la primera pareja fuera desterrada del Edén. Dios quería asegurarse de que la invitación pudiera resistir la prueba del tiempo y, por eso, desde el principio la tejió en la misma urdimbre del tiempo.
Durante esta semana, estudiaremos la maravillosa invitación de Dios a entrar en un reposo dinámico, una y otra vez, cada séptimo día.
Sábado
Cristo procuró desviar la atención de sus discípulos de lo artificial hacia lo natural: “Si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”. ¿Por qué nuestro Padre celestial no alfombró la tierra de marrón o de gris? Escogió el color que da más descanso, el que es mejor para los sentidos. ¡Cómo alegra el corazón y vivifica al cansado espíritu contemplar la tierra vestida con su atavío de viviente verdor! El aire estaría lleno de polvo sin esa cobertura, y la tierra parecería un desierto. Cada brizna de hierba, cada capullo que se abre y cada lozana flor es una prueba del amor de Dios, y debiera enseñarnos una lección de fe y confianza en él. Cristo llama nuestra atención a su belleza natural, y nos asegura que el vestido más hermoso del rey más grande que jamás haya empuñado un cetro, no fue igual al ropaje de la flor más humilde. Quienes suspiran por el esplendor artificial que solo puede comprar la riqueza, o por pinturas costosas, muebles y vestidos, escuchen la voz del divino maestro. Él les muestra las flores del campo, cuya sencilla estructura no puede ser igualada por la habilidad humana (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, pp. 1062, 1063).
Cristo ha vinculado su enseñanza, no solo con el día de descanso, sino con la semana de trabajo. Tiene sabiduría para aquel que dirige el arado y siembra la simiente. En la arada y en la siembra, el cultivo y la cosecha, nos enseña a ver una ilustración de su obra de gracia en el corazón. Así, en cada ramo de trabajo útil y en toda asociación de la vida, él desea que encontremos una lección de verdad divina. Entonces nuestro trabajo diario no absorberá más nuestra atención ni nos inducirá a olvidar a Dios; nos recordará continuamente a nuestro Creador y Redentor. El pensamiento de Dios correrá cual un hilo de oro a través de todas nuestras preocupaciones del hogar y nuestras labores. Para nosotros la gloria de su rostro descansará nuevamente sobre la faz de la naturaleza. Estaremos aprendiendo de continuo nuestras lecciones de verdades celestiales, y creciendo a la imagen de su pureza. Así seremos “enseñados de Jehová”; y cualquiera sea la suerte que nos toque permaneceremos con Dios. Isaías 54:13; 1 Corintios 7:24 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 15).
Todos los seres celestiales están en constante actividad; y el Señor Jesús nos dio a todos un ejemplo de la obra de su vida. Anduvo “haciendo bienes”. Dios ha establecido la ley de la acción obediente. Todas las cosas creadas ejecutan callada pero incesantemente la obra que les fue señalada. El océano está en continuo movimiento. La naciente hierba que hoy es y mañana es arrojada en el horno, cumple su encargo vistiendo de hermosura los campos. Las hojas se mueven sin que mano alguna las toque. El sol, la luna y las estrellas cumplen útil y gloriosamente su misión (Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 590).
PRELUDIO DEL DESCANSO
Dios estuvo allí en el principio. El Señor Dios habló, y existió. La luz
divide el día de la noche; el firmamento, el cielo y los mares llegaron a la
existencia en el segundo día; la tierra seca y la vegetación llegan al tercer
día. Dios forma el contexto básico del tiempo y la geografía, y luego lo completa
durante los tres días siguientes. Las lumbreras gobiernan el cielo de
día y de noche. A diferencia de las historias de la mayoría de las culturas
antiguas, el relato bíblico de la Creación deja muy en claro que ni el Sol, ni
la Luna ni las estrellas son deidades. Entran en escena recién al cuarto día
y están sujetos a la palabra del Creador.
La descripción que Moisés hace del quinto y el sexto días (Gén. 1:20-31)
está llena de vida y belleza. Aves, peces, animales terrestres, todos ocupan
el espacio preparado por Dios.
¿Qué indica la evaluación de Dios sobre la Creación? Lee Génesis 1:1 al 31.
Este no es simplemente un espacio cualquiera que Dios ha creado; es un lugar perfecto. Numerosas criaturas llenan la Tierra. Como el estribillo de una melodía pegadiza, Dios sigue diciendo que fue “bueno” después de cada día.
La creación de la humanidad ¿en qué se diferencia del resto del mundo creado? Lee Génesis 1:26, 27; 2:7, 21–24.
Dios se inclina y comienza a dar forma al barro. La creación de la humanidad
a imagen y semejanza de Dios es una lección objetiva de intimidad y
cercanía. Dios se inclina y sopla vida en la nariz de Adán, y este se convierte
en un ser viviente. La creación especial de Eva de la costilla de Adán agrega
otro elemento importante a la semana de la Creación. El matrimonio es
parte del diseño de Dios para la humanidad: una sociedad sagrada de compañerismo
entre ’ish e ’ishshah, “hombre” y “mujer”.
En esta ocasión, cuando Dios contempla todo lo que hizo en el sexto día,
el estribillo suena diferente: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí
que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31, énfasis añadido).
■ Plantéate cuán radicalmente diferente es la historia bíblica de la Creación de lo que enseña la humanidad sin la orientación de la Palabra de Dios. ¿Qué debería decirnos esto acerca de cuánto necesitamos depender de la Palabra de Dios para comprender la verdad?
Domingo
La tierra que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa. Había montañas, colinas y llanuras, y entre ellos, ríos, lagos y lagunas. La tierra no era una vasta llanura; la monotonía del paisaje estaba interrumpida por colinas y montañas, no altas y abruptas como las de ahora, sino de formas hermosas y regulares. No se veían las rocas escarpadas y desnudas, porque yacían bajo la superficie, como si fueran los huesos de la tierra. Las aguas se distribuían con regularidad. Las colinas, montañas y bellísimas llanuras estaban adornadas con plantas y flores, y altos y majestuosos árboles de toda clase, muchísimo más grandes y hermosos que los de ahora. El aire era puro y saludable, y la tierra parecía un noble palacio. Los ángeles se regocijaban al contemplar las admirables y hermosas obras de Dios (Exaltad a Jesús, p. 41).
El ser humano constituyó la corona de la obra creadora de Dios, hecho a la misma imagen divina y diseñado para ser un complemento de Dios; pero Satanás se ha esforzado por borrar la imagen de Dios en el hombre y por imprimirle la suya propia. El ser humano es muy querido para Dios, porque fue formado a su propia imagen…
Para poder comprender el valor que Dios le da al hombre, necesitamos entender el plan de la redención: el costoso sacrificio hecho por nuestro Salvador para rescatar a la raza humana de la ruina eterna. Jesús murió para obtener nuevamente posesión de la perla de gran precio…
El Señor dio a su Hijo unigénito para rescatarnos del pecado. Nosotros somos hechura suya, somos sus representantes en el mundo, y él espera que revelemos el verdadero valor del hombre mediante la pureza de nuestra vida, y los esfuerzos fervientes que realicemos para recuperar la perla de gran precio. Nuestro carácter debe ser modelado de acuerdo con la similitud divina, y se debe reformar mediante la fe que obra por el amor y purifica el alma. La gracia de Dios embellecerá, ennoblecerá y santificará el carácter. El siervo del Señor que trabaje con inteligencia tendrá éxito (Exaltad a Jesús, p. 42).
Jesús dirigió la atención de sus oyentes hacia la institución del matrimonio conforme se ordenó en la creación del mundo… Se refirió a los días bienaventurados del Edén, cuando Dios declaró que todo “era bueno en gran manera”. Entonces tuvieron su origen dos instituciones gemelas, para la gloria de Dios y en beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en matrimonio las manos de la santa pareja diciendo: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24), dictó la ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y progreso para los hombres (El discurso maestro de Jesucristo, p. 57).
EL MANDATO DE DESCANSAR
La Creación puede ser “muy buena”, pero aún no está completa. La Creación
termina con el descanso de Dios y una bendición especial sobre el
séptimo día, el sábado. “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque
en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
El sábado es parte integral de la Creación de Dios; por cierto, es la culminación
de la Creación. Dios hace el descanso y crea un espacio para la
comunidad donde la humanidad (en ese entonces, el núcleo familiar de
Adán y Eva) podía detener sus actividades diarias y descansar junto con
su Creador.
Lamentablemente, el pecado entró en este mundo y lo cambió todo. Se
acabó la comunión directa con Dios. En cambio, hubo partos dolorosos, afán,
relaciones frágiles y disfuncionales, y demás; la letanía de infortunios que
todos conocemos tan bien como la vida en este mundo caído. Y, aun así, en
medio de todo esto, el sábado de Dios continúa siendo un símbolo perdurable
de nuestra creación, y también la esperanza y promesa de nuestra
recreación. Si el descanso sabático era necesario antes del pecado, ¿cuánto
más después?
Muchos años después, cuando Dios libera a sus hijos de la esclavitud en
Egipto, les vuelve a recordar este día especial.
Lee Éxodo 20:8 al 11. ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia del día
de reposo en relación con la Creación?
Con este mandamiento, Dios nos llama a recordar nuestros orígenes.
Contrariamente a lo que muchos creen, no somos productos casuales de
fuerzas frías, indiferentes y ciegas; al contrario, somos seres creados a
imagen de Dios. Fuimos creados para confraternizar con Dios. No importa
que los israelitas hayan sido tratados como esclavos de escaso valor. Cada
sábado, de una manera especial eran llamados a recordar quiénes eran en
realidad, seres creados a imagen de Dios mismo.
“Y puesto que el sábado es un monumento recordativo de la obra de la
Creación, es una señal del amor y el poder de Cristo” (DTG 248).
■ Reflexiona en la importancia de la doctrina de una Creación de seis días. En definitiva, ¿qué otra enseñanza es tan importante que Dios nos ordena que dediquemos una séptima parte de nuestra vida, cada semana, y sin excepción, a recordarla? ¿Qué debería enseñarnos este solo hecho acerca de la importancia de recordar nuestros verdaderos orígenes, como se describe en el libro de Génesis?
Lunes
Dios puso aparte el séptimo día como período de descanso para el hombre, para bien del hombre tanto como para su propia gloria. Él vio que las necesidades del hombre requerirían que durante un día descansase del trabajo y cuidado, que su salud y vida peligrarían sin un período de reposo del trabajo y ansiedad de los seis días…
El sábado nos inspira a advertir la gloria del Creador en sus obras creadas. Y precisamente porque él deseaba eso, Jesús relacionó sus preciosas lecciones con la hermosura de las cosas naturales. En el santo día de reposo, más que en ningún otro, debemos estudiar los mensajes que Dios escribió en la naturaleza para nuestro beneficio. Debemos estudiar las parábolas del Salvador en los lugares donde él las pronunció: en los campos y arboledas, bajo el cielo abierto, entre el césped y las flores. Cuando nos acercamos al corazón de la naturaleza, Cristo nos hace sentir su presencia y habla de su paz y amor a nuestro corazón (Mi vida hoy, p. 144).
El sábado había de ser una señal entre Dios y su pueblo para siempre. De esta manera se manifestaría la señal: todos los que guardaran el sábado pondrían de manifiesto mediante esa enseñanza que eran adoradores del Dios viviente, Creador de los cielos y la tierra. El sábado sería una señal entre el Señor y su pueblo mientras hubiera gente sobre la tierra que le sirviese (La historia de la redención, p. 144).
Así como el árbol del conocimiento fue colocado en el medio del huerto del Edén, también el mandamiento que atañe al sábado fue colocado en medio del Decálogo. Respecto del fruto del árbol del conocimiento, la prohibición fue está: “No comeréis de él… porque no muráis”. Génesis 3:3. Dios dijo acerca del sábado: No lo contaminaréis, sino que lo santificaréis. “Acordarte has del día de reposo para santificarlo”. Éxodo 20:8. Así como el árbol del conocimiento fue la prueba de la obediencia de Adán, también el cuarto mandamiento es la prueba que Dios ha dado para probar la lealtad de todo su pueblo.
El sábado es una señal entre Dios y su pueblo. Es un día santo, dado por el Creador al hombre como día de reposo, para reflexionar sobre las cosas sagradas. Dios dispuso que fuera observado a través de las edades como un pacto eterno. Debía considerárselo como un tesoro peculiar, como un legado que debía ser cuidadosamente preservado.
Cuando observamos el sábado, recordemos que es la señal que el cielo le ha dado al hombre de que es acepto en el Amado, de que si es obediente puede entrar en la ciudad de Dios y participar del fruto del árbol de la vida. Al dejar de trabajar el séptimo día, testificamos ante el mundo que estamos del lado de Dios, y que nos esforzamos por vivir en perfecta conformidad con sus mandamientos. Así reconocemos como nuestro soberano al Dios que creó al mundo en seis días y reposó el séptimo (Nuestra elevada vocación, p. 345).
CIRCUNSTANCIAS NUEVAS
Después de cuarenta años de vagar por el desierto, había una nueva
generación con recuerdos vagos (por no decir ninguno) de Egipto. Tuvieron
una experiencia de vida muy diferente de la de sus padres. Esta nueva generación
había sido testigo de la repetida falta de fe de sus padres y, como
consecuencia, ellos también tuvieron que vagar por el desierto mientras la
generación de sus padres iba muriendo.
Tuvieron el privilegio de tener el Santuario en el centro del campamento y
pudieron ver la nube que indicaba la presencia de Dios sobre el Tabernáculo.
Cuando se movía, sabían que era hora de hacer las maletas y seguir. Esta
nube que brindaba sombra durante el día y la columna de fuego que proporcionaba
luz y calor durante la noche eran recordatorios constantes del amor
y el cuidado de Dios por ellos.
¿Qué recordatorio personalizado del reposo sabático tenían? Lee Éxodo
16:14 al 31.
A diferencia de la teología popular, estos versículos prueban que el día de
reposo sabático es anterior a la promulgación de la Ley en el Sinaí.
El alimento especial que Dios proveyó era un recordatorio diario del
hecho de que el Creador sustentaba su Creación. De una manera muy tangible,
Dios suplía sus necesidades. Cada día era un milagro cuando la comida
aparecía y desaparecía con el sol. Cada vez que alguien intentaba acumular
para el día siguiente, se pudría y apestaba; y sin embargo, todos los viernes
había suficiente para una ración doble, y lo que sobraba para comer el sábado
se mantenía milagrosamente fresco.
Israel ahora tenía el servicio del Santuario y todas las leyes y los estatutos
registrados en Levítico y Números. Aun así, el anciano Moisés convoca a todos,
les repite su historia y repasa las leyes que Dios les ha dado (ver Deut. 5:6-22).
Esta nueva generación finalmente estaba preparada para ingresar en la
Tierra Prometida. Israel estaba a punto de sufrir un cambio de liderazgo, y un
Moisés anciano quería asegurarse de que esta generación recordara quiénes
eran y cuál era su misión. No quería que repitieran los errores de sus padres.
Y entonces repasa las leyes de Dios. Los Diez Mandamientos se repiten para
que esta generación, a punto de conquistar Canaán, no se olvide de ellos.
■ En nuestra experiencia personal, la segunda venida de Jesús podría nunca ser más que unos instantes después de nuestra muerte. Por lo tanto, su regreso está siempre cerca; quizá más de lo que imaginamos. La observancia del sábado ¿en qué medida nos recuerda no solo lo que Dios ha hecho por nosotros, sino también lo que hará por nosotros cuando regrese?
Martes
Dios manifestó su gran cuidado y su amor por su pueblo al enviarles pan del cielo. “Pan de nobles [ángeles] comió el hombre” (Salmo 78:25), o sea, alimento provisto por los ángeles. El triple milagro del maná -doble cantidad en el sexto día, nada en el séptimo y su conservación durante el sábado, cuando se descomponía en los otros días- fue hecho para impresionarlos con respecto a la santidad del sábado.
Después de recibir alimentos en abundancia, se avergonzaron de su incredulidad y sus murmuraciones, y prometieron confiar en Dios en el futuro, pero pronto olvidaron su promesa y fracasaron en la primera prueba de su fe (La historia de la redención, pp. 134, 135).
Antes de entrar en la tierra prometida, los israelitas fueron exhortados por Moisés a guardar “el día del reposo para santificarlo”. Deuteronomio 5:12. El Señor quería que por una observancia fiel del mandamiento referente al sábado, Israel recordase continuamente que era responsable ante él como su Creador y su Redentor. Mientras observasen el sábado con el debido espíritu, no podría haber idolatría; pero si se descartaban las exigencias de ese precepto del Decálogo como si no estuviese ya en vigencia, el Creador quedaría olvidado, y los hombres adorarían otros dioses. Dios declaró: “Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”. Ezequiel 20:12 (Profetas y reyes, p. 135).
¿Creemos con todo nuestro corazón que Cristo va a venir pronto y que tenemos ahora el último mensaje de misericordia que haya de ser dado a un mundo culpable? ¿Es nuestro ejemplo lo que debiera ser? Por nuestra vida y santa conversación, ¿revelamos a los que nos rodean que estamos esperando la gloriosa aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien cambiará estos viles cuerpos y los transformará a semejanza de su glorioso cuerpo? Temo que no creamos ni comprendamos estas cosas como debiéramos. Los que creen las verdades importantes que profesamos, deben obrar de acuerdo con su fe (Primeros escritos, p. 111).
Cristo viene con poder y grande gloria. Viene con su propia gloria y con la gloria del Padre. Viene con todos los santos ángeles. Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Ellos percibirán la primera luz de su segunda venida. La luz no empañada brillará del esplendor de Cristo el Redentor, y él será admirado por todos los que le han servido… Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del Rey en su majestad (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 346, 347).
OTRA RAZÓN PARA DESCANSAR
Israel está acampado del lado oriental del Jordán. Ya habían tomado posesión de las tierras del rey de Basán y de dos reyes de los amorreos. Una vez más, en este momento crucial, Moisés reúne a Israel y les recuerda que el pacto hecho en el Sinaí no fue solo para sus padres, sino también para ellos. Luego continúa repitiendo los Diez Mandamientos, nuevamente para su beneficio.
Compara Éxodo 20:8 al 11 con Deuteronomio 5:12 al 15. ¿Cuál es la diferencia
en la forma en que se expresa el mandamiento del sábado en estos
pasajes?
En Éxodo 20:8, el Mandamiento comienza con la palabra “Acuérdate”.
Deuteronomio 5:12 comienza con la palabra “Guardarás”. La palabra “acuérdate”
aparece un poco más adelante en el mismo Mandamiento (Deut. 5:15).
En este versículo, se les dice que recuerden que fueron esclavos. Aunque las
personas de esta generación crecieron siendo libres, todos habrían nacido en
la esclavitud si no fuera por el rescate milagroso. El mandamiento del sábado
era para recordarles que el mismo Dios que estuvo activo en la historia de
la Creación también estuvo activo en su liberación: “Jehová tu Dios te sacó
de allá con mano fuerte y brazo extendido” (Deut. 5:15).
Esta verdad se ajusta a las circunstancias de los israelitas de ese entonces,
que se encontraban por segunda vez en la frontera de la Tierra Prometida,
unos cuarenta años después de que la primera generación fracasara tan
miserablemente. Eran tan impotentes para conquistar esta tierra como sus
antepasados lo fueron para escapar de Egipto. Necesitaban a este Dios que
actúa con “mano fuerte” y “brazo extendido”.
El sábado está a punto de adquirir una dimensión adicional. Debido a que
Dios es el Dios de la liberación, Israel debe guardar el día de reposo (Deut. 5:15).
Por supuesto, la Creación no está lejos del mandamiento del sábado,
incluso en Deuteronomio 5, a pesar de que la motivación sea diferente. En
cierto sentido, la liberación de Israel de la tierra de Egipto es el punto de partida
de una nueva Creación, similar a la historia de la Creación en Génesis.
Israel, como pueblo liberado, es la nueva Creación de Dios (ver también, p.
ej., Isa. 43:15).
Y debido a que el Éxodo se considera un símbolo de la libertad del pecado,
es decir, la redención, podemos encontrar en el sábado un símbolo tanto de
la Creación como de la Redención. Por tanto, de una manera muy real, el
sábado nos señala a Jesús, nuestro Creador y Redentor.
■ Lee Juan 1:1 al 13. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús como nuestro Creador y Redentor?
Miércoles
El Señor Dios del cielo es nuestro líder. Es un líder a quien podemos seguir con seguridad, pues no comete errores. Honremos a Dios y a su Hijo Jesucristo mediante el cual se comunica con el mundo. Fue Cristo quien dio a Moisés la instrucción que el Salvador dio a los hijos de Israel. Fue Cristo quien libertó a los israelitas de la servidumbre egipcia. Moisés y Aarón fueron los líderes visibles del pueblo. El líder invisible dio a Moisés instrucciones para que las transmitiera al pueblo.
Si Israel hubiese obedecido las directivas que le fueron dadas por Moisés, ninguno de los que comenzaron el viaje al salir de Egipto hubiera caído en el desierto presa de la enfermedad y de la muerte. Estaban bajo un Guía seguro. Cristo se había comprometido a guiarlos a salvo a la tierra prometida si seguían su dirección. Esa vasta multitud, que constaba de más de un millón de personas, estaba bajo su conducción directa. Eran su familia. Estaba interesado en cada uno de ellos (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, pp. 1131, 1132).
La redención es un tema inagotable digno de nuestra más íntima contemplación. Va más allá de la comprensión del más profundo pensamiento, del alcance de la imaginación más vívida. ¿Quién puede hallar a Dios mediante el escudriñamiento? Ante todos los hombres se abren los tesoros de sabiduría y conocimiento, y si millares de los hombres mejor dotados dedicaran todo su tiempo a presentar siempre a Jesús delante de nosotros, estudiando cómo pudieran describir sus encantos incomparables, nunca agotarían el tema.
Aunque grandes y talentosos autores han hecho conocer verdades admirables y han presentado una luz magnificada a la gente, sin embargo en nuestro día encontraremos nuevas ideas y amplios campos en los cuales trabajar, pues el tema de la salvación es inagotable. La obra ha avanzado de un siglo a otro, presentando la vida y el carácter de Cristo y el amor de Dios tal como se manifiesta en el sacrificio expiatorio. El tema de la redención ocupará las mentes de los redimidos por toda la eternidad. Habrá nuevas y ricas revelaciones que se manifestarán en el plan de salvación por los siglos sin fin (Mensajes selectos, t. 1, p. 471).
Cristo, la luz del mundo, una vez velado el brillante esplendor de su divinidad, vino a vivir como hombre entre los hombres, para que ellos pudieran conocer a su Creador sin ser consumidos… Cristo vino a enseñar a los seres humanos lo que Dios desea que sepan. En los cielos de arriba, en la tierra, en las aguas del anchuroso océano, vemos la obra de Dios. Todos los seres creados dan testimonio de su poder, su sabiduría, su amor. Pero no podemos aprender de las estrellas, del océano o de las cataratas nada en cuanto a la personalidad de Dios tal como está revelada en Cristo
Tierno, compasivo, lleno de simpatía, considerado para con los demás, Cristo representó el carácter de Dios y se consagró siempre al servicio de Dios y del hombre (Sons and Daughters of God, p. 21; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 23).
LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO
Dios ordena a su pueblo que guarde el día de reposo. Junto con los mandamientos de no matar y no robar está el de recordar el sábado, aunque la Biblia no nos da detalles sobre cómo debemos guardarlo exactamente.
¿Qué atmósfera deberíamos crear y promover el sábado? Ver el Salmo
92 e Isaías 58:13.
Debido a que guardar el sábado significa celebrar la Creación y la Redención,
su atmósfera debe ser de gozo y deleite en el Señor, y no de tristeza.
La observancia del sábado no comienza el séptimo día. Como el primer
sábado fue la culminación de la semana de la Creación, deberíamos acordarnos
del día de reposo toda la semana, y planificar con anticipación para
poder dejar a un lado nuestro trabajo semanal y, cuando llegue el sábado,
“santificarlo”. Es clave prepararse intencionalmente durante la semana y especialmente
en el día de preparación (Mar. 15:42), o viernes, y esto contribuye
al deleite a medida que aumenta la expectativa para este día tan especial.
¿Qué aspecto importante de la observancia del sábado se destaca en Levítico 19:3?
La observancia del sábado también significa fomentar nuestra relación
con familiares y amigos. Dios provee tiempo para el compañerismo familiar,
y esto abarca el descanso incluso para los sirvientes y los animales de la
familia (ver Éxo. 20:8-11). El sábado y la familia van juntos.
Si bien el descanso y el tiempo en familia son principios importantes,
la observancia del sábado también significa participar con nuestra familia
de la iglesia de la adoración colectiva dedicada a Dios. Jesús asistió a los
cultos de adoración y hasta se registra su participación en la predicación
allí mientras estuvo en la Tierra. (Ver Lev. 23:3; Luc. 4:16; Heb. 10:25).
Aunque nuestras rutinas y nuestros ritmos semanales estén acelerados,
en lo profundo de nuestro corazón hay un anhelo por el verdadero descanso
del sábado, la verdadera comunión con nuestro Hacedor. Si nos acordamos
de hacer un alto en todas nuestras actividades y hacemos planes de pasar
tiempo con Dios y fomentar nuestras relaciones, podremos entrar en el
ritmo y el descanso sabáticos.
■ ¿Cuál ha sido tu experiencia con el sábado y las bendiciones que se pueden obtener al guardarlo? ¿Qué más podrías hacer para santificar este tiempo santo?
Jueves
El sábado no era para Israel solamente, sino para el mundo entero. Había sido dado a conocer al hombre en el Edén, y como los demás preceptos del Decálogo, es de obligación imperecedera. Acerca de aquella ley de la cual el cuarto mandamiento forma parte, Cristo declara: “Hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley”. Así que mientras duren los cielos y la tierra, el sábado continuará siendo una señal del poder del Creador. Cuando el Edén vuelva a florecer en la tierra, el santo día de reposo de Dios será honrado por todos los que moren debajo del sol. “De sábado en sábado”. los habitantes de la tierra renovada y glorificada, subirán “a adorar delante de mí, dijo Jehová”. Mateo 5:18; Isaías 66:23 (El Deseado de todas las gentes, pp. 249, 250).
El sábado del Señor ha de ser una bendición para nosotros y nuestros hijos… A estos se les pueden mostrar las flores abiertas y los capullos, los altísimos árboles y las bellas briznas de hierba, y enseñárseles que Dios los hizo todos en seis días, y descansó en el séptimo y lo santificó. Así los padres pueden vincular las lecciones que imparten a sus hijos, de manera que cuando estos contemplan las cosas de la naturaleza, recuerden al Gran Creador de ellas. Sus pensamientos volarán hacia el Dios de la naturaleza, hacia la creación del mundo, cuando se instituyó el sábado, y todos los hijos de Dios cantaban de gozo.
Feliz la familia que puede ir al lugar de culto el sábado, como Jesús y sus discípulos iban a la sinagoga, a través de campos y bosques, o a lo largo de la costa del lago (Mi vida hoy, p. 144).
El sábado es una señal del poder creador y redentor; señala a Dios como fuente de vida y conocimiento; recuerda al hombre la gloria primitiva y así da testimonio del propósito de Dios de volvernos a crear a su imagen.
El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en cualquier otro, nos es posible vivir la vida del Edén. Era el plan de Dios que los miembros de la familia se asociaran en el trabajo y el estudio, en el culto y la recreación, el padre como sacerdote de su casa, y él y la madre, como maestros y compañeros de sus hijos. Pero los resultados del pecado, al modificar las condiciones de la vida, han impedido, en extenso grado, esta asociación. Con frecuencia ocurre que el padre apenas ve los rostros de sus hijos durante la semana. Se encuentra casi totalmente privado de la oportunidad de ser compañero de ellos e instruirlos. Pero el amor de Dios ha puesto un límite a las exigencias del trabajo. En su día reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con su prójimo (La educación, p. 250, 251).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador con el fin de
que pudieran discernirlo en las obras de sus manos. El sábado nos invita a
contemplar la gloria del Creador [...]. En el santo día de descanso, más especialmente
que en todos los demás días, debemos estudiar los mensajes que
Dios ha escrito para nosotros en la naturaleza. [...] Cuando nos acercamos
íntimamente al corazón de la naturaleza, Cristo hace que su presencia sea
real para nosotros, y habla a nuestro corazón de su paz y su amor” (PVGM
14, 15).
“Una de las razones importantes por las que el Señor liberó a Israel de
la esclavitud de Egipto fue para que pudieran guardar su santo sábado.
[...] Evidentemente, Moisés y Aarón renovaron la enseñanza acerca de la
santidad del sábado, porque Faraón se quejó con ellos: ‘Vosotros les hacéis
cesar [al pueblo] de sus tareas’ (Éxo. 5:5). Esto indicaría que Moisés y Aarón
comenzaron una reforma sabática en Egipto.
“No obstante, la observancia del sábado no debía ser una conmemoración
de su esclavitud en Egipto. La observancia como recuerdo de la Creación
debía incluir un recuerdo gozoso de la liberación de la opresión religiosa en
Egipto, que dificultaba la observancia del sábado. De la misma manera, la
liberación de la esclavitud encendería para siempre en su corazón un tierno
respeto por los pobres y los oprimidos, los huérfanos y las viudas” (EP 549,
nota del apéndice).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Algunos cristianos, incluso algunos adventistas, consideran que la Evolución Teísta es una explicación viable de la Creación. ¿Cómo muestra el sábado que la Evolución Teísta y el adventismo del séptimo día son incompatibles? ¿Cuál es el propósito de santificar el sábado en conmemoración de miles de millones de años, especialmente cuando la Palabra de Dios es explícita acerca de su santificación después de los primeros seis días de la Creación?
2. ¿Qué respondes al argumento de que el día no importa, siempre y cuando tengamos un día de descanso en la semana? O, por otro lado, ¿cómo respondemos a la afirmación de que Jesús es nuestro descanso sabático y, por lo tanto, no hay necesidad de guardar ningún día como día de descanso?
3. La observancia del sábado ¿cómo puede ser un recordatorio de libertad y liberación? ¿Cómo podemos evitar que sea restrictivo y legalista?
4. Algunos afirman que guardar el sábado es un intento de abrirse camino hacia el cielo. Sin embargo, ¿cuál es la lógica al afirmar que al descansar en el séptimo día estamos tratando de abrirnos camino hacia el cielo?
Viernes
Mi vida hoy, 10 de octubre, “Por el sábado” p. 296;
Exaltad a Jesús, 7 de febrero, “La primera semana de la tierra, exaltad a Jesús como el Creador”, t. 3, p. 46.
"DESCANSO EN CRISTO"
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Dios lo bendiga!!!
Lección 9
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
El punto culminante de toda la Creación de Dios es el sábado bíblico. Durante los primeros tres días de la semana de la Creación, Dios creó la luz, formó los cielos y la Tierra, y creó el agua, la tierra seca y todo tipo de plantas. En el cuarto día, hizo el Sol, la Luna y las estrellas. Los siguientes dos días, Dios llenó la Tierra de peces, aves y el ser humano. En el séptimo día, Dios santificó, o apartó como santo, el día de reposo como un día para que los seres humanos reverenciaran a Dios por las maravillas de la Creación, disfrutaran de relaciones afectivas y entraran en comunión con su Hacedor. En la lección de esta semana, “Los ritmos del descanso”, descubriremos cómo el día de reposo está entretejido en la trama del tiempo como un monumento a nuestro Creador por el regalo que nos dio de la vida, tanto temporal como eterna.
Esta lección revela que, a lo largo de los siglos, el sábado ha sido un ayudamemoria para el pueblo de Dios, porque le recuerda constantemente a su Creador. Si el sábado se hubiese guardado fielmente en cada generación, no habría ateos, agnósticos ni humanistas secularizados. El sábado habla de un Dios que nos creó, que se preocupa por nosotros y por nuestras necesidades diarias. También es un recordatorio del poder de Dios para liberar. El Creador todopoderoso liberó a Israel de la esclavitud de Egipto, y puede librarnos a nosotros del sometimiento de los hábitos pecaminosos que nos esclavizan.
El sábado descansamos con la bendición de aquel que nos creó, aquel que nos redimió, aquel que nos santifica y aquel que vuelve por nosotros. El sábado es el oasis de descanso celestial en el árido desierto de nuestro mundo frenético y secularizado.
Parte II: COMENTARIO
La maravilla impresionante del espacio habla de un Dios todopoderoso que es el Creador del Universo. Frank Borman fue el comandante de la primera tripulación espacial en viajar más allá de la órbita de la Tierra. Al mirar hacia abajo, a la Tierra, desde cuatrocientos mil kilómetros de distancia, Borman envió un mensaje por radio, citando Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Como explicó más tarde: “Tuve un enorme sentimiento de que allí tenía que haber un poder más grande que cualquiera de nosotros: que había un Dios, que de hecho había un principio”. Muchos de los más grandes pensadores de este mundo se han sentido tan conmovidos por el increíble diseño, la complejidad, el orden y la inmensidad del Universo que han desarrollado una fe sólida en Dios. Déjame darte algunos ejemplos.
Algunos piensan que la ciencia es antagónica de la fe. Sin embargo, la mayoría de las grandes figuras que dieron forma a la actividad científica desde el principio han sido creyentes devotos, como Copérnico, que descubrió que el Sol, no la Tierra, es el centro de nuestro sistema solar; Isaac Newton, que reveló la ley de la gravedad; Blas Pascal, que inventó la primera calculadora; y James Maxwell, que formuló las leyes del electromagnetismo. Todos eran cristianos que sentían que el estudio de la naturaleza no desafiaba su fe, sino que la fortalecía.
Génesis 1:1 es el fundamento de toda la Escritura. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. La palabra hebrea para “crear”, en este pasaje, es bara. Se refiere a algo que hizo Dios. Este verbo hebreo siempre está vinculado a la actividad creadora de Dios. Dios tiene la habilidad, el asombroso poder, de crear algo de la nada. Dios habla, y surge la Tierra. Él habla, y la Tierra se tapiza de un verde vivo. Habla, y florecen árboles y flores. Habla, y el Sol, la Luna y las estrellas existen instantáneamente.
El poder ilimitado de Dios
Para tener una pequeña idea de cuán ilimitado es el poder de Dios, consideremos un solo objeto en los cielos: el Sol. Dios ¿creó el Sol? Por supuesto. Génesis 1:14 al 16 cuenta la historia de que Dios creó dos lumbreras para gobernar los cielos: el Sol, para gobernar el día; y la luna, para gobernar la noche. Existimos en uno de los planetas que giran alrededor del Sol. El Sol produce más energía en un segundo que la que los seres humanos han producido en toda su historia. Calcula toda la energía eléctrica y toda la energía producida por el carbón o el gas desde el principio, y el Sol produce más en un segundo.
El Sol tiene un diámetro de aproximadamente 1.392.700 kilómetros y podría contener un millón de planetas del tamaño de la Tierra. Pero el Sol es solo una de al menos 100 mil millones de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Una estrella llamada Estrella Pistola emite diez millones de veces la energía generada por nuestro Sol. Un millón de estrellas del tamaño de nuestro Sol puede caber fácilmente dentro de la esfera de la Estrella Pistola. Algunos científicos estiman que hay diez mil millones de billones (1021) de estrellas en el Universo. Alguien ha dicho que hay aproximadamente el mismo número de estrellas que granos de arena en la orilla del mar.
El profeta Isaías nos invita a meditar en el poder creador de Dios con estas palabras: “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio” (Isa. 40:26). El sábado es un monumento conmemorativo eterno, una señal eterna, un recordatorio perpetuo del increíble poder creador de Dios.
Al final de la semana de la Creación, Génesis 2:1 al 3 declara: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Dios descansó no porque estuviera cansado; descansó renovado en la belleza y la majestuosidad del mundo que había creado. Descansó como un ejemplo para nosotros. El sábado es una pausa semanal para alabar a aquel que nos hizo. Cuando adoramos en sábado, abrimos nuestro corazón para recibir la bendición especial que él depositó en ese día, y que no destinó a ningún otro día.
Un Creador que se interesa
El sábado nos recuerda que no somos huérfanos cósmicos en alguna roca esférica que gira. Nos señala a un Creador que nos creó con un propósito y nos amó demasiado como para abandonarnos cuando nos desviamos de ese propósito. El sábado nos recuerda a aquel que nos ha dado todas las cosas buenas de la vida. El cuidado de Dios se ilustra en el triple milagro sabático de la caída del maná. El viernes caía el doble de maná. No caía nada en sábado. Si los israelitas recogían más de lo que podían comer en un día de la semana que no fuera viernes, se echaba a perder. El viernes, el maná que se guardaba para comer en sábado no se echaba a perder. La adoración sabática durante esos cuarenta años de vagar por el desierto les recordó a los israelitas que había un Dios Creador que los cuidaba. Es importante notar cuidadosamente que los israelitas guardaban el sábado antes de la promulgación de la Ley en el monte Sinaí. El mandamiento del sábado en Éxodo 20:8 al 11 comienza con la palabra “acuérdate”. Señala a un Dios que creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Si, como creen algunos, Dios puso este mundo en movimiento y evolucionó durante millones de años, no habría absolutamente ninguna necesidad del sábado y nada que recordar.
El sábado es un símbolo eterno de nuestro descanso en él. Es una señal especial de lealtad al Creador (Eze. 20:12, 20). Revela que no es un requisito legalista arbitrario, sino que el verdadero descanso de la justificación por las obras se encuentra en el Creador. El sábado habla de un Dios que obra para que podamos descansar en sus logros. El verdadero reposo sabático es el reposo de la gracia en los brazos amorosos de aquel que nos creó, aquel que nos redimió y aquel que vuelve por nosotros.
El Libertador
Hay otro aspecto importante del mandamiento del sábado. Deuteronomio 5 reitera el mandamiento del sábado a una nueva generación que está a punto de entrar en la Tierra Prometida. Este pasaje les recuerda que habían sido esclavos en Egipto y que su Creador todopoderoso los libró. Él es el único que puede librarnos de la esclavitud del pecado. Él es el único que puede romper las cadenas que nos atan. Él es el único que puede librarnos de las garras del pecado. Este es el mensaje del sábado: el Creador todopoderoso desea re-crear nuestro corazón.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Al considerar la aplicación práctica del sábado en tu propia vida, medita en las siguientes preguntas:
- Cuando piensas en el descanso sabático, ¿qué se te viene a la mente? ¿Qué significado tiene para ti el concepto de reposo sabático?
- ¿Por qué es importante en tu vida la verdad bíblica sobre la Creación? En la práctica, ¿da lo mismo si fuimos creados o evolucionamos durante millones de años? Creer en cualquiera de estos dos puntos de vista, ¿cómo impacta tu vida hoy?
- ¿Habías pensado antes en el sábado como una señal de liberación? ¿Por qué es importante esta verdad bíblica?
- El sábado habla de descansar en un Dios que provee para todas nuestras necesidades. La caída del maná ilustra sus provisiones diarias. ¿De qué manera esta idea del sábado marca la diferencia en tu vida?
- Teniendo en cuenta la lección de esta semana, ¿qué creen que quiere decir Elena de White en la siguiente declaración: “Al comenzar el tiempo de angustia, fuimos llenados con el Espíritu Santo cuando salimos a proclamar más plenamente el sábado” (PE 64)? Ella, además, explica que cuando habla del comienzo del tiempo de angustia se está refiriendo a un tiempo justo antes del cierre del tiempo de gracia, cuando la gracia todavía está disponible.
"DESCANSO EN CRISTO"
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Dios los bendiga!!
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