Navigation

Intermediarios | Lección 2: En prisión, calabozo o palacio | 1er Trimestre 2025 | Año B

Intermediarios | Lección 2: En prisión, calabozo o palacio | 1er Trimestre 2025 | Año B
Intermediarios | Lección 2: En prisión, calabozo o palacio | 1er Trimestre | Año B

Lección 2 de Intermediarios

EN PRISIÓN, CALABOZO O PALACIO

 

Imagina cómo te sentirías si alguien te separara de tu familia. Sin tener tiempo para despedirte, sin tiempo para recoger tus pertenencias. Crees que nunca los verás nuevamente. ¿Cómo te sentirías?


Texto y clase de referencias:
Génesis 39-41;
Patriarcas y profetas, cap. 20, pp. 191-199
Versículo para memorizar:
“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? [...] Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:35, 37).
Mensaje:
Dios nos bendice cuando le servimos a pesar de los obstáculos que Satanás interpone.

 

Hoy mi vida cambió de nuevo abruptamente. La mayoría de las personas experimentan cambios en forma gradual, ¡pero yo no! Los cambios me llegaron tan rápido como un relámpago y sin aviso. He aprendido que Dios es lo único permanente en mi vida.

Déjame explicarte lo que me sucede. Comencemos con el primer cambio estremecedor. Estando lejos de mi hogar y la seguridad que este ofrece, mis hermanos enojados y celosos me echaron en una vieja cisterna vacía.

Habían planeado matarme, pero en lugar de hacerlo, me vendieron a una caravana ismaelita que se dirigía a Egipto. Les rogué que tuvieran misericordia, pero con rostros despectivos y burlones no dieron señal de esperanza mientras me entregaban a los ismaelitas.

En un instante dejé de ser el hijo preferido de mi papá. ¡Ahora era un esclavo! En el camino observé las tierras de mi familia. Tenía que decidir cómo iba a reaccionar ante aquella situación. Recordé las historias que mi padre me había contado acerca de Dios, su Dios. Decidí que clamaría a él como mi Dios. Decidí que dependería completamente de Dios y lo serviría lo mejor posible, sin importar lo que me sucediera. Después de tomar esa decisión, pude dormir durante algunas horas.

En Egipto me vendieron a Potifar, el capitán de la guardia real. Aunque solamente tenía diecisiete años entonces, el Señor me bendijo y serví a Potifar diez años sin ningún problema. Todas las cosas de su casa prosperaban y él me trataba como a un hijo en vez de como a un esclavo. Me gané su confianza.

A pesar de todo aquel bienestar, mi vida cambió nuevamente en un instante. Debido a las falsas acusaciones de la esposa de Potifar, pasé de ser un esclavo de confianza a ser un prisionero en un calabozo. De todos modos, ¿qué valor tenía mi vida? La rectitud no parecía servirme de nada, porque solamente me había causado problemas. Entonces recordé las historias de mi padre y cómo había prometido servir a Dios sin importar lo que sucediera.

Aunque estaba en un calabozo, busqué la forma de servir a los demás. Comencé a limpiar la prisión y a animar a los prisioneros.

Después de un tiempo los guardias me dieron mayores responsabilidades.

Siempre recordaré cuando el copero y el panadero del Faraón fueron encarcelados. Ambos tuvieron sueños y me pidieron que se los interpretara. Lamentablemente el panadero iba a ser ejecutado, pero el copero recuperaría su trabajo. Le pedí que se acordara de mí cuando estuviera nuevamente en el palacio.


Dos años más tarde, todavía estaba en la prisión. Cumplí mis treinta años y me preguntaba cuántos cumpleaños más pasaría allí. Pero un día vi el sol brillar nuevamente. De repente me encontraba en el salón real, bañado, afeitado, con el cabello cortado y con ropas nuevas y me llevaron ante la presencia del Faraón.

Parece que Faraón había tenido un sueño perturbador.

Nuevamente Dios me estaba dando una oportunidad para servir a alguien explicando lo que Dios estaba tratando de comunicarle. Le expliqué a Faraón los años de abundancia y los años de escasez que estaban por venir.

Le dije que para poder sobrevivir a la escasez debía escoger a un hombre talentoso para dirigir la recolección, el almacenamiento y más tarde la distribución de la quinta parte de los alimentos que se cosecharan durante los años de abundancia.

Después de consultar con sus consejeros, Faraón me escogió para encargarme de esa importante tarea. Entonces Faraón dijo:

—Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo: solamente en el trono seré yo mayor que tú. Mira que te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.

Luego me dio su anillo de firmar, una túnica, un carruaje y hasta una esposa, la bella Asenat.

De repente, en un solo instante pasé de prisionero favorecido a ser Zafenat Panea, el gobernador de Egipto, el segundo funcionario en importancia después de Faraón. Estuve tentado a sentir que me merecía aquello como pago de todo mi sufrimiento. Pero una vez más recordé mi promesa de servir al Dios de Abraham, Isaac y Jacob y no al dios de mi ego.

Sabía que Dios había estado conmigo de la cisterna a la prisión y hasta el palacio donde vivía ahora. Había dedicado mi vida a servirlo y a pesar de los obstáculos que Satanás había puesto en mi camino, Dios me había bendecido. Definitivamente valió la pena amarlo y servirlo para siempre.

 

LECCIONES DE INTERMEDIARIOS
📖 L1 L2 L3 L4 L5 L6
L7 L8 L9 L10 L11 L12 L13

 

Dios les bendiga!!!

Share

Post A Comment:

0 comments:

Escribe tu comentario.