Lección 10 de Intermediarios
EL DESCENDIENTE DESCONOCIDO
¿Alguna vez has evitado alguna persona porque no estabas seguro de cómo te recibiría? ¿Descubriste que tus sentimientos estaban bien fundados o no? En esta historia las cosas sucedieron mucho mejor de lo que esta persona temerosa se hubiera imaginado.
1 Samuel 20:12-15; 2 Samuel 9;
Patriarcas y profetas, cap. 70, pp. 701-705.)
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras”
(Santiago 1:17).
El regalo de la gracia de Dios traspasa todas las barreras para salvarnos.
—Veamos —dijo el maestro—. ¿Quién puede recordarnos qué es la “gracia”?
La mano de Tomás se levantó súbitamente. Ni siquiera esperó que llamaran su nombre.
—Bondad otorgada a una persona que no lo merece —respondió.
Había estudiado la noche anterior y se sentía contento de saber la respuesta.
—Estás en lo cierto —respondió el maestro—. La historia bíblica de hoy nos da otro ejemplo de lo que es la gracia para que podamos entenderla un poco mejor.
“Un día el rey David estaba pensando. Recordaba a su mejor amigo, Jonatán. Jonatán había muerto hacía ya bastante tiempo; probablemente veinte años más o menos. Pero David nunca había tenido otro amigo tan cercano a él como Jonatán. Repentinamente se preguntó: ‘¿Habrá alguien que haya quedado de la familia de Saúl? Si vive alguno, me gustaría mostrarle bondad por amor a Jonatán’.
“Así que los sirvientes de David mandaron a buscar a un hombre llamado Siba, quien había sido uno de los sirvientes del Rey Saúl”.
—Recuerden que la vida en los tiempos bíblicos era muy diferente de como es hoy —aclaró el maestro—. Hoy cuando elegimos a un nuevo presidente o un primer ministro, generalmente tenemos un cambio de liderazgo pacífico. En los tiempos del rey David, si un rey derrotaba a otro, era la costumbre matar a todos los miembros de la familia del rey vencido para que el nuevo rey no tuviera de qué preocuparse.
—Me gusta más la forma en que lo hacemos ahora—susurró Mariana desde la segunda fila.
—Creo que todos estamos de acuerdo con eso —comentó el maestro.
“De todos modos, Siba se presentó en el palacio, y David le preguntó: ‘¿Hay alguien de la familia de Saúl a quién pueda mostrar bondad? Prometí al Señor que lo haría’.
“Siba le dijo que había un hijo de Jonatán que todavía estaba vivo. Su nombre era Mefiboset, y estaba tullido de ambos pies. Era ahora un joven, y vivía escondido en la casa de un hombre rico que lo protegía.
“David lo mandó a buscar”.
—¿Cómo creen que se sintió Mefiboset cuando escuchó que el rey David quería verlo? —preguntó el maestro—. Pónganse en su lugar.
Hubo un momento de silencio en la clase.
—Probablemente tuvo miedo —sugirió Tomás—. Quizás pensó que el rey David finalmente lo iba a matar.
—Sospecho que estás en lo cierto —dijo el maestro—. Estoy seguro de que había escuchado las historias acerca de lo buenos amigos que eran su padre Jonatán y el rey David. Él tenía solamente cinco años cuando su padre murió. Pero imagino que también pensaba en la costumbre de los reyes de matar la familia del rey derrotado.
Probablemente se presentó en el palacio con mucho miedo en su corazón.
El maestro miró alrededor de su clase y siguió relatando.
“Cuando Mefiboset llegó, se inclinó ante el rey David rostro en tierra. Estoy seguro que las palabras de David lo sorprendieron. ‘En memoria de tu padre Jonatán seré bondadoso contigo. Te devolveré toda la tierra que pertenecía a tu abuelo Saúl, y siempre serás bienvenido a mi mesa’.
—Piensen en esto —continuó el maestro—. Era una situación de gran contenido dramático. Un minuto antes, Mefiboset no tenía nada.
Un minuto después era rico. ¡El dueño de mucha tierra y un invitado especial a la mesa del rey! Probablemente tenía que pellizcarse para asegurarse que no estaba soñando.
La clase se rió.
—Y debe haber sido mucha tierra —continuó diciendo el maestro—, porque el rey David dio órdenes a Siba y sus hijos y sus sirvientes que cultivaran la tierra y la cuidaran para el sustento de Mefiboset y su familia. ¡Y Siba tenía 15 hijos y 20 sirvientes!
—La Biblia también nos dice que cuando Mefiboset comió en la mesa del rey, fue tratado como uno de los hijos del rey —añadió el maestro—. El regalo de David a Mefiboset fue completamente inesperado. Mefiboset no tenía ningún derecho legal ni tenía ninguna esperanza de ser dueño de las tierras que recibió. Fue una muestra de la bondad del rey.
—¿Creen que esta historia nos ayuda a entender mejor la gracia de Dios para
nosotros? —preguntó.
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Dios les bendiga!!!
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