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Primarios | Lección 3: El cruce del caudaloso río | 4to Trimestre 2021 | Año B

Primarios | Lección 3: El cruce de caudaloso río | 4to Trimestre 2021 | Año B
Primarios | Lección 3: El cruce de caudaloso río | 4to Trimestre 2021 | Año B

Lección 3 de Primarios

EL CRUCE DEL CAUDALOSO RÍO

 

¿Cómo te sientes cuando te despiertas una mañana y sabes que algo emocionante va a suceder? ¿Y qué tal si es algo que nunca has hecho antes? ¿Te pones un poco nervioso al pensar en eso?


Texto y clase de referencias:
Josué 3:1-5:1; Patriarcas y profetas, pp. 514-516.
Versículo para memorizar:
“Mañana verán al Señor hacer maravillas” (Josué 3:5, NVI).
Mensaje:
Dios nos da dirigentes que nos ayudan a hacer grandes cosas para él.

Los rayos de sol penetraron por las rendijas de la carpa, despertando a Heber. Entonces estiró los brazos por un momento mientras recordaba. Josué había dicho que ése sería el día. Hoy el Señor hará algo maravilloso.

¿Qué podía ser? Se preguntaba Heber. Dios había hecho cosas maravillosas para el pueblo de Israel. Había escuchado centenares de veces cómo Dios había dividido el Mar Rojo y guiado al pueblo cuando salió de Egipto. El maná que había comido cada día de su vida. ¡Era asombroso que hubiera caído cada mañana sin fallar!

Y entonces, no hacía mucho tiempo el ejército israelita había derrotado a esos dos reyes, Sehon y Og.
Sí, Dios había realizado algunas cosas asombrosas. Heber lo comprendía. Pero esas cosas habían sucedido cuando Moisés era el dirigente. Moisés había muerto y Josué era el nuevo líder. ¿Sería Josué tan buen líder como Moisés? Se preguntaba Heber. ¿Seguiría Dios haciendo cosas maravillosas con los israelitas?

Heber se levantó y salió. Había llovido torrencialmente últimamente, y los días se habían tornado calurosos de nuevo. La nieve de las montañas se había derretido y las aguas corrían por el río. El río Jordán era lodoso, turbulento, crecido y anegaba las riberas. Canaán, la Tierra Prometida, estaba al otro lado del río, y ya habían estado acampando allí por tres días.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llamada urgente de su padre. “Josué está dando instrucciones”, le dijo. “Ven pronto.” Josué ya estaba hablando cuando llegaron Heber y su padre. “El arca del pacto entrará al Jordán primero que todos”, estaba diciendo. “Después ustedes tomarán su lugar en la fila y la seguirán”.

“Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor pongan un pie dentro del agua, las aguas del río se partirán y las aguas que vienen de arriba se detendrán como una pared”. Josué continuó: “Los sacerdotes permanecerán en la mitad de río hasta que cruce todo el campamento israelita. Ahora vayan y prepárense para cruzar”.

“No tenemos tiempo que perder”, dijo el padre de Heber. Entonces el chico comió un poco del maná que tenía guardado mientras que ayudaba a empacar. Pronto escuchó la orden para hacer fila.

Levantando la cabeza podía ver a los sacerdotes llevar el arca del pacto. Avanzaban a la cabeza guiando al campamento entero directo hacia el torrentoso río. Los sacerdotes no vacilaron un instante y entraron al torrentoso río. Tan pronto como sus pies tocaron las aguas, la corriente que venía de arriba se detuvo en la distancia, formando una pared de agua, tal como Josué lo había dicho. En cuestión de segundos, las aguas habían desaparecido. Entonces se escuchó el grito jubiloso de los israelitas. El pueblo se movió con rapidez para llegar a la otra orilla de río. Sin dificultad cruzaron el pedregoso río y llegaron al otro lado.


Heber no quitaba la vista de los sacerdotes. Su propia familia cruzó el río, pasando por encima de las rocas, y procurando evitar pequeños charcos que dejaron atrás. Los sacerdotes se mantuvieron en medio del río, sosteniendo en alto el arca del pacto. La siguiente cosa que descubrió Heber fue que se encontraba ahora en la ribera de Canaán. Entonces volvió la mirada y contempló cómo el último israelita cruzaba la tierra prometida. Finalmente los sacerdotes cruzaron el río.

Tan pronto como los sacerdotes llegaron a la otra orilla, las aguas se precipitaron. Con un rugido tremendo reasumieron su vertiginosa carrera.

Todo había terminado. Tan fácil como eso, su larga peregrinación había terminado.

Heber se sentó a la orilla del río. Contempló unas nubes pasajeras por encima de su cabeza. “No había duda, Dios estaba con Josué de la misma manera que había estado con Moisés. Y también yo creo que cosas más maravillosas, están todavía por suceder”.

 

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Dios les bendiga!!!

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