Lección 12 de Primarios
LA NOCHE QUE CANTARION LOS ÁNGELES
¿Has deseado alguna vez mucho, pero mucho tener algo? Has orado por ello cada día, y lo soñabas cada noche? Entonces alguien te sorprendió dándote lo que querías cuando menos lo esperabas.
Hace muchos, muchos años, unos pastores esperaban algo con ansiedad. Y su deseo se les cumplió de una manera sorprendente.
Lucas 2:8-20; El Deseado de todas las gentes, pp. 32-34.
“Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:11, NVI).
Jesús nos da gozo.
Los pastores estaban sentados sobre la hierba fresca. Las ovejas descansaban cerca de ellos, sus siluetas pálidas y redondas en la oscuridad. La luna era lo único plateado en la oscuridad. Y las estrellas titilaban brillando con un resplandor especial que tienen en las noches claras.
Los pastores comentaban su tema favorito en voz baja. Era algo de lo que hablaban casi cada noche: La venida del Mesías. Sí, estaban cansados del trabajo del día. Pero al pensar, hablar y orar por el Mesías, sus corazones se llenaban de esperanza.
Los pastores seguían sentados bajo el silencio profundo de la noche. De vez en cuando el balido de una oveja rompía la quietud.
De pronto, una estrella brillante surgió en el cielo. Venía rodando hacia ellos. Mientras la luz se hacía más grande y más brillante, todo alrededor se iba iluminando como si fuera el mediodía. Los pastores se estremecieron, presos de miedo. Algunos de un salto se pusieron de pie. Otros se cubrieron el rostro con las manos para protegerse de esa resplandeciente luz. Ante ellos apareció un personaje deslumbrante. ¿Sería acaso un ángel?
“¡No tengan miedo!”, dijo una alegre voz. “Les traigo buenas nuevas de mucha alegría, que será para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador; que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Inmediatamente se unieron a ese ángel un gran coro de ángeles jubilosos. ¡El cielo estaba lleno de ángeles! Y todos cantaban una alegre y vibrante música como nunca antes se había escuchado. “Gloria a Dios en las alturas”, cantaban, “y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”.
Los pastores estaban maravillados. ¡Miraban a los ángeles sin poder creer que lo que veían era verdad! La música invadió y llenó la noche. Hermosos colores surcaban el cielo y mareaban los ojos de los pastores. Los ángeles llenaron de alegría el corazón de los pastores hasta sentir como si fuera a explotar.
Finalmente la música fue desapareciendo lentamente. Los ángeles volaban alto cada vez más alto regresando al cielo. Los pastores se esforzaron por escuchar las últimas notas de aquella música mientras el resplandor angelical iba desapareciendo. Luego todo quedó en silencio. El corazón de los pastores seguía palpitando con fuerza.
“¿Vieron eso?, balbuceó un pastor.
“Eran reales, ¿verdad?”, preguntó otro.
“¡Nunca antes había escuchado o visto cosa parecida!” “¡Vamos!”
“¿Pero a dónde?”
“¡A Belén! ¡El ángel dijo que precisamente hoy había nacido el Mesías! ¡Nació en este mismo día!
Uno de los pastores tomó su callado comenzó a correr colinas abajo hacia el pueblo. Todos los demás lo siguieron. Esta es la manera cómo Dios imparte su regalo gratuito de la gracia. Le proporcionó gran gozo a los pastores. Y todavía le trae gozo y alegría a la gente. Jesús nos da alegría.
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Dios les bendiga!!!
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