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Intermediarios | Lección 10: Hermano en venta | 1er Trimestre 2022 | Año C

Lección 10 de Intermediarios

HERMANO EN VENTA

 

¿Te has sentido alguna vez malinterpretado por un amigo o un miembro de tu familia? ¿Parecía como si sencillamente no había manera de comunicarse? ¿Qué habría pasado si tú hubieras “dicho la verdad en amor”.


Texto y clase de referencias:
Génesis 37:12-35; Patriarcas y Profetas, pp. 209-213
Versículo para memorizar:
“El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades”. (Proverbios 12:17).
Mensaje:
Nos respetamos unos a otros al ser honestos y positivos.

 

—¡Ahí viene otra vez el soñador! Hagamos algo para deshacernos de él de una vez por todas —los hermanos se reunieron, mientras José venía cruzando los campos hacia el campamento—. Nuestro padre lo ha enviado nuevamente para vigilarnos.

Rubén, el mayor, habló:

—Escuchen, no nos volvamos locos. Echémoslo en ese pozo, y eso nos dará tiempo para pensar qué vamos a hacer con él, pero no lo matemos, por favor. Después de todo, él es nuestro hermano.

Rubén deseaba rescatar secretamente a José cuando los otros estuvieran ocupados.

Al acercarse José, sus hermanos comenzaron a insultarlo y a hacer comentarios groseros acerca de él. Rompieron la túnica que su padre le había regalado, y lo echaron en un pozo cercano. Rubén, siempre un poco más débil, no quería tener problemas con su padre permitiendo que algo malo le sucediera a José. Pero tampoco quería tener problemas con sus hermanos. Así que, estuvo tratando de idear un plan para no tener problemas con nadie.

Los otros hermanos estaban complacidos con lo que habían hecho, y se sentaron a comer. José; golpeado, asustado y hambriento, se sentó en el oscuro y mohoso pozo, mientras le llegaba el aroma de la comida. Llamó a los hermanos uno a uno, esperando que alguno suavizara un poco su corazón y por lo menos le bajara algo de comer. Pero era como si José llamara al viento.

Mientras los hermanos comían, uno de ellos notó algo que se acercaba en el horizonte. Dos de ellos se levantaron de golpe, curiosos por saber qué era.

—¡Es una caravana! —gritó uno de los hermanos.

Por la dirección que traía, debía estar camino a Egipto, razonaron.

—¿Por qué no lo vendemos en vez de matarlo? —dijo Judá.

Los otros lo miraron, creyendo que bromeaba.

—De esa manera no cargaremos con su muerte en nuestras conciencias —continuó.

Aunque algunos de ellos deseaban matar a José, finalmente accedieron al plan de Judá.

Cuando llegó la caravana, los hermanos de José lo habían sacado del pozo para poder mostrarlo a los comerciantes. Discutieron acerca del precio, pues querían aprovechar de sacar lo más que pudieran del pequeño latoso.

—¡¿Qué?! Yo no vendería una vaca enferma por ese precio —dijo un hermano, negociando con el mercader de esclavos.

—Y yo no compraría todo tu rebaño por ese precio —replicó el comprador.

Finalmente, se pusieron de acuerdo en cuanto al pago. José estaba aturdido. La escena alrededor de él parecía irreal.

Lo siguiente que supo José fue que los hombres de la caravana lo estaban arrastrando en la arena. Lo habían atado a los demás esclavos. Las cuerdas apretaban sus muñecas fuertemente.


Miró en la lejanía, cómo sus hermanos contaban el dinero y echaban sobre él una mirada culpable mientras este tropezaba detrás de la caravana. ¿Qué había hecho? ¿Qué haría ahora? Decidió que lo único que haría sería orar al Dios del que su padre siempre le había hablado. No tenía a nadie a quien recurrir. El Dios de su padre tendría que ser ahora su Dios.

Un poco después, Rubén regresó al campamento, deseando encontrar la oportunidad de rescatar a José y enviarlo de vuelta a su padre. Se detuvo en el pozo y se asomó dentro.

—¡No está! ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué le voy a decir a mi padre? —gritó, rasgando sus vestiduras.

Los otros hermanos, quienes se encontraban ocupados matando un cabrito, lo miraron con suspicacia. Estaban salpicando la sangre del cabrito en la túnica de su hermano.

—¡Cálmate! —le dijeron los hermanos a Rubén—. Con esta sangre en su túnica, nuestro padre se convencerá de que un animal salvaje atacó y mató a José. Simplemente diremos que la encontramos junto al camino, enganchada en un arbusto. Se reían de lo inteligentes que eran, mientras se preparaban para cocinar la carne del cabrito para su próxima comida.

Temprano, a la mañana siguiente, se prepararon para enfrentar a su padre. Al llegar al campamento, Jacob reconoció la túnica de José llena de sangre. Asumió, tal y como habían dicho sus hermanos, que un animal salvaje había atacado a José y lo había matado. El dolido padre lloró y rasgó sus vestiduras. No podía tener consuelo.

Los hermanos se dirigieron en silencio hacia sus tiendas junto a sus familias. Lo que habían hecho, no parecía ser tan inteligente ahora. Se habían desecho de José, pero tendrían que convivir con el dolor de su padre por mucho tiempo. La comunidad del campamento había perdido la atmósfera de celos, pero se cubría ahora de una atmósfera de dolor.

 

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Dios les bendiga!!!

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1 comments:

  1. Dónde puedo encontrar actividades para los niños, tal vez dibujos, crucigramas, etc. Agradecería su ayuda.

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