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Intermediarios | Lección 9: El favorito de su padre | 1er Trimestre 2022 | Año C

Lección 9 de Intermediarios

EL FAVORITO DE SU PADRE

 

¿Te has sentido alguna vez malinterpretado por un amigo o un miembro de tu familia? ¿Parecía como si sencillamente no había manera de comunicarse? ¿Qué habría pasado si tú hubieras “dicho la verdad en amor”.


Texto y clase de referencias:
¿Tienes hermanos y hermanas? ¿Los tratas como te gustaría que te trataran a ti? ¿Qué pasa en tu casa cuando algún miembro de tu familia está en desacuerdo o es tratado injustamente?
Versículo para memorizar:
“Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey”. (1 Pedro 2:17).
Mensaje:
Tratemos a cada miembro de la familia de Dios con amistad y respeto.

 

El inclemente sol calentaba el rebaño de ovejas mientras estas descansaban echadas en la pradera. Algunas veces, José encontraba emocionante y divertido atender a sus ovejas, pero había días en los que no le gustaba en absoluto estar allí en el campo. Él no se llevaba muy bien con sus hermanos mayores. A menudo ellos eran crueles y poco cariñosos con él. José solía contarle todas esas cosas a su padre.

Jacob amaba a José más que a sus otros hijos. José era el hijo de Raquel, su esposa favorita, y habían pasado muchos años antes de que ella pudiera darle un hijo. Por eso Jacob amaba mucho a José.

Una brillante mañana, muy temprano, se le pidió a José que se presentara ante su padre.

—Me pregunto que querrá —se dijo José a sí mismo, un poco ansioso y emocionado.

—José, tengo algo especial para ti —dijo Jacob, mientras le mostraba a José un paquete cuidadosamente envuelto.

—¿Qué es esto, padre? —respondió José, tratando de no demostrar mucha emoción al ver a su padre abrir cuidadosamente el paquete.

—¡Oh! —José quedó asombrado por un momento—. ¿Esto es para mi? —su voz se entrecortó, al extender su mano y tocar suavemente la brillante y costosa túnica—. Yo nunca había visto algo así. ¿Por qué me la das a mí? —Eso no importa —sonrió Jacob indulgentemente, mientras le colocaba la túnica a José para probársela—. Sólo quiero dártela. Tú eres mi primer hijo, nacido de mi amada Raquel —trató de explicarle Jacob.

—Gracias padre —dijo José, mientras se observaba a sí mismo con su nueva túnica—. Parece muy costosa. Nunca he visto colores como estos —José abrazó a su padre, quien estaba muy alegre de que le hubiera gustado el regalo.

Esa tarde, cuando sus hermanos regresaron de su trabajo en las colinas, fueron recibidos por su hermano adolescente, vestido como una especie de gobernador. Inmediatamente pusieron cara de disgusto, y hablaron entre ellos. ¿Por qué José se merecía eso? Él no hacía nada, comparado con el arduo trabajo que ellos hacían. Era obvio que era una túnica de gala, no para trabajar en los campos. Era algo injusto. ¿No eran ellos los que sudaban la gota gorda trabajando? Debían ser tratados más justamente por su padre.

Pasaron muchos días, y los hermanos mayores aún estaban molestos por lo de la túnica, aunque ya no era el punto principal de conversación. Hasta que una mañana, José fue a su encuentro con otro asunto que les arruinaría su día. —Tengo que contarles algo muy extraño —dijo José.

“¿Ahora qué?” —pensaron sus hermanos, tratando de ignorarlo.

—Tuve un sueño muy raro anoche —continuó José—. Estabamos todos atando los manojos en el campo, cuando de repente mi manojo se puso derecho. Inmediatamente, sus manojos vinieron y se inclinaron ante el mío. ¿Qué podrá significar eso? —preguntó José, tomando otro pedazo de pan.

—¿Se inclinaron ante el tuyo? —explotaron los hermanos. José nuevamente había llamado su atención—. ¿Quién te crees que eres? ¿Piensas que debemos rendirle respeto a nuestro hermano menor? —respondieron con desprecio. Se fueron a trabajar odiando más que antes a José.


Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que José tuviera otro sueño que compartir con su familia. Esta vez, decidió contárselo a su padre también.

—No me lo van a creer, pero anoche tuve otro sueño —explicó José.

—¿Y cómo era esta vez, soñador? —dijeron sus hermanos en tono burlón.

Entre su lujosa túnica nueva, y sus locos sueños, los tenía realmente molestos.

—Bien, en este segundo sueño, el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mi.

—¿Qué quieres decir con eso, hijo? —preguntó Jacob ansioso—. ¿Estás diciendo que tu madre, tus hermanos y yo, vamos a inclinarnos delante de ti? ¿No estás siendo un poquito arrogante?

Los comentarios de los hermanos fueron menos delicados.

—¡Qué soñadorcillo!

—Mocoso arrogante y egoísta

—¡Qué atrevimiento!

—Espera a que te cuente el sueño que yo voy a tener.

Todos se levantaron y se fueron disgustados a sus respectivas tiendas. Después de este episodio, los hermanos de José lo odiaban mucho más. Le tenían envidia por ser el favorito de su padre, y no podían soportar verlo ponerse su costosa túnica. Eso los cegaba de rabia. Sin embargo, Jacob pensaba pacientemente acerca de lo que José les había revelado. “¿Estaría Dios tratando de comunicarle algo a José acerca de su futuro? ¿Estará Dios revelando sus planes para mí y mi familia?” Jacob mantuvo todas esas cosas en su corazón. En ese momento no las entendía, pero algún día vería revelado el plan de Dios para todos ellos.

 

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Dios les bendiga!!!

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