Lección 1 de Intermediarios
PREPARÁNDONOS
¿Cuál es tu reacción cuando alguien te pide que ayudes a otra persona? ¿Tienes disposición a hacerlo inmediatamente, o bien tratas de averiguar primero si será demasiado trabajo? ¿Depende tu respuesta de quién está pidiendo ayuda?
Mateo 26:17-19; El Deseado de todas las gentes, pp. 608, 609.
“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pedro 4:10).
Servimos mejor a Dios cuando usamos los dones que nos ha dado.
La brisa soplaba en las caras de los fatigados viajeros mientras hacían los preparativos necesarios para dirigirse a otra ciudad. Jesús y sus doce discípulos habían pasado el día en Betania, en la casa de Simón el leproso, quien había organizado una fiesta en honor de Jesús como agradecimiento por su sanamiento milagroso. En esta magnífica fiesta, una mujer había lavado los pies de Jesús y los había secado con sus cabellos. Los discípulos todavía procuraban entender la explicación que Jesús había dado de ese acto.
Con toda la deliciosa comida y la camaradería, estaban listos para continuar el viaje. El tiempo transcurría con rapidez y debían llegar a Jerusalén. Tenían que hacer los preparativos necesarios para la fiesta de la Pascua que sería dentro de algunos días.
La Pascua era una fiesta para recordar la ocasión cuando Dios liberó a los israelitas de su cautiverio en Egipto. Cada familia judía había sacrificado un cordero y había puesto sangre en las maderas laterales que sirven de marco a las puertas. Gracias a eso, el ángel de la muerte no había pasado por sus hogares (Hebreos 11:28). Un día después de la Pascua celebraban la fiesta de los panes sin levadura,que era un recordativo del mismo acontecimiento, cuando no habían tenido tiempo para leudar la masa del pan (Éxodo 12:7; 13:3-10).
—Señor, ¿a dónde quieres que vayamos a efectuar los preparativos para celebrar la Pascua? —preguntaron los discípulos—. ¿Será diferente este año?
—Sí. Esta Pascua no será como las anteriores —contestó Jesús con tristeza mientras las escenas de su juicio y su muerte cruzaban por su mente. Tengo un plan para esta ocasión especial.
—Pedro y Juan, deseo que vayan a la ciudad. Después de haber entrado por la puerta, busquen a un hombre que lleva un cántaro grande con agua y siganlo —los instruyó Jesús—. Pero recuerden esto: tan pronto como lleguen a la casa, díganle que desean hablar con el dueño, a quien dirán que el Maestro quiere saber cuál aposento de la casa está preparado para él y sus discípulos para celebrar la Pascua —siguió diciendo Jesús—. Cuando les muestre el aposento alto, vayan y hagan los preparativos necesarios para celebrar la Pascua.
Pedro y Juan se apresuraron a ir a la ciudad, tal como Jesús les había dicho. Mientras esperaban al lado de la puerta, Pedro habló primero.
—Juan, dividamos el trabajo que tenemos que hacer.
—Me parece bien —contestó Juan—, porque tú sabes dónde conseguir buen vino sin fermentar. Encárgate de eso.
—Está bien, Juan —accedió Pedro—. Como tú sabes llevarte bien con la gente, podrías conseguir que alguien prepare el pan sin levadura.
En ese momento vieron que un hombre con un cántaro de agua en el hombro derecho.
—Ustedes deben ser seguidores del gran Maestro —dijo el hombre con cierta vacilación—. Me ordenaron llevarlos para que hablen con el dueño de la casa.
—Así es, somos seguidores de Jesús y queremos acompañarte; solo muéstranos el camino —contestó Pedro.
Caminaron junto al guía hasta la casa. Se apresuraron a seguir a su guía caminando rápido por las callejuelas doblando a la derecha, girando hacia la izquierda para atravezar la ciudad, siguiendo a su guía de cerca.
—Esperen aquí por un momento mientras traigo a mi amo —les indicó el hombre.
El dueño de la casa no demoró en llegar.
—Mi Maestro desea saber cuál habitación de la casa has dispuesto para que celebre su cena de la Pascua —dijo Pedro respetuosamente. —Vengan conmigo y les mostraré. Está en el segundo piso —invitó el dueño.
Pedro y Juan siguieron al dueño hasta un aposento espacioso del segundo piso. Estaba limpio y cómodo, y había lugar más que suficiente para que todos los discípulos participaran en esa cena especial de la Pascua con su Maestro. Pedro y Juan tuvieron un buen comienzo en la preparación que Jesús los había enviado a hacer.
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Dios les bendiga!!!
Buenas, por favor el material 🤗🙏
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