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Intermediarios | Lección 10: Recordado por una piedra | 3er Trimestre 2021 | Año B

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Intermediarios | Lección 10: Recordado por una piedra | 3er Trimestre 2021 | Año B

Lección 10 de Intermediarios

RECORDADO POR UNA PIEDRA

 

¿Has notado la mirada lejana que ponen tus abuelos cuando comienzan a contar historias de antaño? Esa debe haber sido la mirada que el anciano Josué puso cuando comenzó a recordarle al pueblo el cuidado que Dios tuvo con ellos durante su vida. Tenía casi 110 años. ¡Bastantes años para recordar el liderazgo de Dios!


Texto y clase de referencias:
Josué 23; 24; Patriarcas y profetas, pp. 559-563
Versículo para memorizar:
“Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él” (Deuteronomio 13:4).
Mensaje:
Adoramos a Dios respondiéndole con obediencia.

 

Mucho tiempo atrás, cuando Josué era joven; él y su amigo Caleb habían sido dos de los doce espías enviados a reconocer Canaán, la tierra que Dios le había prometido a su pueblo.

El pueblo deseaba saber, antes que nada, si la tierra era rica y abundante como habían escuchado; si realmente abundaba la leche y la miel (Éxodo 3:8). Antes de comenzar a soñar, querían saber si realmente era posible conquistarla.

De los doce hombres enviados en esa misión, Caleb y Josué fueron los únicos que creyeron que Dios les daría todas las cosas maravillosas que vieron: casas, tierras productivas, viñedos, rebaños. Pasaron otros 40 años antes de que Dios les diera la tierra de Canaán a los israelitas, porque muy pocos creyeron que él sería capaz de hacerlo.

Pero finalmente, con la ayuda de Dios, los hijos de Israel conquistaron Canaán, y ahora vivían en las granjas y casas de esa fértil tierra. La Biblia dice que Dios les había dado paz. El abuelo Josué quería que sus nietos y bisnietos continuaran viviendo en paz y prosperidad, entonces, antes de morir, reunió a todos cerca del tabernáculo y ofreció su últimas palabras de sabiduría y consejo.

Josué comenzó recordándole al pueblo todo lo que Dios había hecho por ellos. Se habían ganado la tierra por el poder de Dios, no por poder propio. Jehová los había guiado durante todo ese tiempo.


Josué advirtió al pueblo que no hicieran amistad con los adoradores de ídolos de los países vecinos. La primera advertencia era que se mantuvieran lejos de ellos. Luego Josué compartió un secreto importante con ellos. El secreto era, que una vez que se hace amistad con los malvados, ya no nos parecen tan malos. Es imposible hacer amistad con los seguidores de Dios y con los seguidores de Satanás al mismo tiempo.

Desafortunadamente, los seguidores de Satanás serían como trampas para ellos. Josué le advirtió al pueblo que esas trampas los atraerían una y otra vez. Las prácticas malignas los cegarían de tal manera, que no serían capaces de ver el error. Finalmente, la tierra de Canaán volvería a sus poseedores originales si los israelitas se olvidaban de Dios.

Josué no estaba amenazando al pueblo, estaba llamando su atención ante la secuencia natural de la causa y el efecto. Si una mujer israelita se casaba con un hombre cananeo que adoraba ídolos, su hijo mayor heredaría la propiedad cuando sus padres muriesen. Si ese hijo se casaba con otro cananeo, ya no habría entonces seguridad de que Dios estuviera con esa familia.

Finalmente, la propiedad pasaría nuevamente a manos de los cananeos, como Josué anunciaba.

Pero supongamos que los seguidores de Dios se casaran solo con seguidores de Dios, y que todos los israelitas continuaran adorando a Dios y siguiendo sus lineamientos para la felicidad del pueblo. Entonces la tierra continuaría perteneciendoles, y seguirían viviendo felices y en paz, así como sus abuelos.

Al final de su discurso, Josué le dijo al pueblo que tenían que tomar una decisión. Podrían mantener la tierra, si escogían seguir el liderato de Dios y adorarlo sólo a él. Pero antes debían deshacerse de los ídolos. Cada día, debían decidir a quién iban a adorar: a Dios o a Satanás. Esta decisión implicaba dos acciones: enfrentar a una persona y darle la espalda a otra. Cuando alguien sigue a Jesús, le da la espalda a Satanás. Josué les comunica su elección personal. Él y su familia habían decidido adorar a Dios.

El pueblo respondió con la misma decisión. Josué entonces tomó una piedra y la colocó bajo un árbol cerca del tabernáculo, diciendo: “Esta piedra servirá de testigo contra ustedes. Ella ha escuchado todas las palabras que el Señor nos ha dicho hoy. Testificará contra ustedes en caso de que ustedes digan falsedades contra su Dios” (Josué 24:27).

Josué murió poco tiempo después, a la edad de 110 años; pero si en algún momento alguien vacilaba acerca de la decisión que había tomado el pueblo, todo lo que debía hacer era ir al tabernáculo y meditar en lo que decía la piedra. Ella era el recordatorio de aquella decisión de vivir una vida feliz y en paz, en adoración al Dios verdadero.

 

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Dios les bendiga!!!

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