Lección 4 de Primarios
EL CRISTIANO FINGIDO
Javier y Rosita capturaron una oruga y la pusieron en un frasco grande. Rosita introdujo una varita para que la oruga se trepara en ella.
Cada día Javier y Rosita le traían hojas para que se alimentara. Un día vieron cómo se envolvía la oruga en hilos de seda. Después de un tiempo estaba toda cubierta y colgando de la varita. Su mamá les dijo que ahora la oruga era una crisálida. Después de muchos días Javier y Rosita vieron algo muy especial. La crisálida se abrió y salió una bella mariposa. ¡Cómo había cambiado esa oruga tan ordinaria!
Nuestra historia de hoy habla acerca de algunas personas que cambiaron, pero un hombre en nuestra historia no cambió.
Hechos 8:5-25; El conflicto de los siglos, p. 570; Lecciones prácticas del gran Maestro, p. 229.
“El que esta unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo” (2 Corintios 5:17).
El conocer a Dios cambia mi vida.
Felipe respiró hondamente el aire fresco de la mañana. ¡Qué bueno era estar vivo! ¡Era muy bueno trabajar para el Señor! Miró a su alrededor. Los comerciantes estaban acomodando su mercancía en el mercado. Pronto las mujeres vendrían a hacer sus compras del día.
Los hombres y mujeres le sonreían a Felipe y lo saludaban al pasar. Él les sonreía también. La ciudad era ahora un lugar diferente. La gente había escuchado cuidadosamente el mensaje que Felipe les había predicado. Habían escuchado, creído y habían sido bautizados. También habían visto los milagros que se hacían en el nombre de Jesús. Muchos malos espíritus habían salido de las personas y muchas personas débiles y enfermas habían sido sanadas. De hecho, habría sido difícil encontrar a un enfermo en toda la ciudad. De verdad, todo era diferente. La gente tenía ahora esperanza, gozo y una razón para vivir.
De pronto Felipe vio acercarse a Simón. Simón había vivido en la ciudad desde hacía mucho tiempo. Había sido mago y había asombrado a la gente de Samaria con su magia. La gente lo seguía por todas partes. Lo invitaban a sus fiestas y hasta pagaban por ver sus actos de magia. Si Samaria hubiera tenido televisión, seguramente Simón habría sido una estrella.
Simón se había unido a la multitud para escuchar a Felipe. Había visto los milagros que Felipe hacía en el nombre de Jesús y él también quería tomar parte en eso. Así que Simón fue bautizado y permanecía cerca de Felipe. Estaba asombrado de los milagros que Felipe hacía.
Muy temprano ese día, Pedro y Juan llegaron de Jerusalén. Felipe los recibió con grandes abrazos. Qué bueno era ver a sus hermanos en el Señor. Pedro y Juan se unieron a Felipe en la predicación. Juntos oraron por los nuevos creyentes y le pidieron al Espíritu Santo que descendiera sobre esos creyentes, así como lo había hecho con los creyentes de Jerusalén. Entonces Pedro y Juan pusieron las manos sobre los creyentes y el Espíritu Santo descendió sobre ellos, excepto sobre Simón.
Simón pensó que ese era el mejor truco de magia que había visto hasta entonces. Él también quería poner las manos sobre la gente de esa manera. Se abrió paso entre la multitud y, llamando aparte a Pedro y a Juan, les dijo, mostrándoles el dinero que traía en su bolsa:
—Puedo pagar lo necesario. Denme este poder a mí también.
Pedro se puso rojo de disgusto.
—Que tu dinero perezca contigo si piensas que puedes comprar el don de Dios —le dijo—. No tienes parte en este ministerio. Tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor. Tal vez te perdone por pensar semejante cosa.
Puede ser que Simón haya pedido perdón a Dios y que él lo haya perdonado y cambiado. La Biblia no dice lo que hizo Simón. Pero sabemos que Simón no comprendió el don gratuito de la gracia de Dios. Sabía acerca de Dios, pero realmente no lo conocía. Esa es la razón por la que no cambió.
¡CONOCER A DIOS CAMBIA LA VIDA!
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Dios les bendiga!!!
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