Lección 7 de Primarios

¿ENTIENDES LO QUE LEES?

—Un ángel del Señor le habló a Felipe”, leyó el papá en el culto familiar. —¿Tú crees que algún día un ángel me hablaría a mí? —preguntó Benito con una mirada radiante.
—Eso sería asombroso, ¿no es cierto? Sí, es posible que algún día Dios utilice un ángel para hablar contigo —dijo el papá soriendo y siguió leyendo la historia.

Texto y clase de referencias:
Hechos 8:26-39; Los hechos de los apóstoles, pp. 87-91.

Versículo para memorizar:
“No me avergüenzo del mensaje del evangelio, porque es poder de Dios para [...] salvación” (Romanos 1:16).

Mensaje:
Servimos a Dios cuando ayudamos a otros a entender la Biblia.

El ángel le dijo a Felipe: ‘Alístate y vete hacia el sur. Vete por el camino que baja de Jerusalén a Gaza, el camino del desierto’. Así que Felipe se alistó y salió”.

El papá preguntó entonces:

—¿Se dan cuenta? El ángel solamente le dijo a Felipe a dónde debía ir. No le dijo la razón por la que debía ir o lo que iba a pasar cuando llegara. Y Felipe no hizo preguntas. Simplemente fue —y el papá siguió leyendo:

“En el camino se encontró con un hombre de Etiopía que era un oficial muy importante al servicio de la reina de los etíopes. Este hombre era el responsable de cuidar de todo su dinero.

“Pero —pensó por un momento el papá—, este etíope seguramente no viajaba solo. Era un importante oficial de gobierno y debe haber estado acompañado de soldados que lo protegieran. Seguramente tenía también muchos servidores”.

El papá continuó leyendo:

“Había ido a Jerusalén a adorar y ahora iba de regreso a su país. Iba sentado en su carroza leyendo el libro de Isaías, el profeta. El Espíritu le dijo a Felipe: ‘Acércate a la carroza’. Así que Felipe corrió hacia la carroza”.

—¡Otra vez le habló! —exclamó Benito—. ¡Dios le habló otra vez a Felipe!

—Así es —dijo el papá—. Y Felipe obedeció inmediatamente, otra vez. Yo creo que esa es la razón por la que Dios pudo usar a Felipe tan bien. Felipe era un hombre que sabía escuchar y estaba listo siempre para hacer lo que Dios quería que se hiciera.

—Ahora escuchen el resto de la historia —continuó diciendo el papá.

“Felipe escuchó al etíope que iba leyendo a Isaías, el profeta, y le preguntó: ‘¿Entiendes lo que estás leyendo?’ El etíope le contestó: ‘¿Cómo voy a entenderlo? Necesito a alguien que me lo explique’. Entonces invitó a Felipe a subir al carro y a sentarse junto a él”.

—Bueno, yo creo que Felipe supo entonces por qué el ángel lo había mandado al desierto", dijo Benito.
—Tienes razón —dijo su papá—. El etíope iba leyendo el versículo que dice: “como oveja fue llevado al matadero [...] se lo llevaron injustamente y no hubo quién lo defendiera”.

“El etíope miró a Felipe y le preguntó: ‘Dime por favor de quién está hablando el profeta’. Así que Felipe le explicó y le dio al etíope las buenas nuevas de Jesús.

—¿Y saben lo que sucedió después? —preguntó el papá.

—¿Qué pasó?

“Bueno, cuando iban por el camino estudiando juntos, llegaron a donde había agua y el etíope dijo: ‘Mira, aquí hay agua. ¿Por qué no podría ser bautizado?’ Entonces Felipe lo bautizó.

—¿Y saben lo que pasó?

—¿Qué pasó?

“La Biblia dice que el Espíritu del Señor se llevó a Felipe de ese lugar y el etíope nunca lo volvió a ver".

—¡Qué interesante! —se apresuró a decir Benito.

—Esta historia muestra realmente que Dios va a hacer cualquier cosa que se necesite. Dios encontrará una forma de alcanzar a alguien que realmente quiera conocerlo. Y él usa a personas que ya lo conocen para ayudar a otras a entender —dijo el papá sonriendo.