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Primarios | Lección 13: Demasiadas ofrendas | 3er Trimestre 2021 | Año B

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Primarios | Lección 13: Demasiadas ofrendas | 3er Trimestre 2021 | Año B

Lección 13 de Primarios

DEMASIADAS OFRENDAS

 

¡Suficiente! ¡Suficiente! —dijo sonriendo el papá—. Ya tengo suficiente en mi plato.
—Y tú, José, ¿tienes suficiente en tu plato? —se sonrió la mamá.
José también se sonrió. Él sabía lo que su madre estaba pensando. Se comería todo lo que estaba en el plato y pediría más. Entonces su mamá le diría bromeando que comía como un caballo.
¿Cuándo es suficiente? Hace mucho tiempo, Moisés les dijo a los israelitas:
—Ya no traigan más. Ya tenemos suficiente. Así es como sucedió:


Texto y clase de referencias:
Éxodo 35:4-36:7; Patriarcas y profetas, pp. 356-358.
Versículo para memorizar:
“Te presentaré una ofrenda voluntaria y alabaré, Señor, tu buen nombre” (Salmo 54:6, NVI).
Mensaje:
Adoro a Dios con mis ofrendas.

 

—Vengan rápido —llamó muy emocionado el padre de familia asomándose dentro de su tienda de campaña—. Moisés tiene un anuncio muy importante que hacer. Todo el pueblo de Israel se está juntando para escucharlo.

La mamá soltó lo que estaba haciendo y tomó en sus brazos al bebé. Lea corría detrás de ella, seguida de sus hermanos menores Simeón y Gersón. Pronto se juntaron otras familias israelitas que se reunirían para escuchar lo que Moisés iba a decirles.

—Me pregunto qué es lo que está pasando. ¿Qué será lo que quiere decirnos Moisés? —escuchó Lea que decían otros que también se dirigían apresuradamente al lugar de reunión y eran las mismas preguntas que se hacían Lea y su familia.

Tan pronto como Moisés se levantó a hablar, todo el mundo guardó silencio.

“Dios me ha dado instrucciones para que construyamos un lugar de reunión” —dijo Moisés—. “Un lugar especial en donde Dios se encontrará con nosotros y en donde podremos adorarlo. Necesitamos muchos materiales. Debemos construir un tabernáculo. Necesitamos también los muebles y las vestiduras especiales que deben vestir los sacerdotes”.

“Solamente deben contribuir aquellas personas que realmente quieran hacerlo” —explicó Moisés—. “Sus donativos deben ser ofrendas voluntarias para el Señor”.

“Necesitamos oro, plata y bronce. Necesitamos hilos de color azul, púrpura y escarlata. Necesitamos lino fino, pieles de animales, madera de acacia, aceite de oliva, especias y piedras preciosas”.

“Solamente pueden hacer donativos aquellos cuyo corazón sea movido por Dios a hacerlo. Sus regalos serán una ofrenda para Dios”.

Lea quería preguntar algo a su mamá, pero Moisés continuó diciendo:

“Necesitamos también artesanos hábiles de toda clase. Hiladores y tejedores que nos ayuden a preparar los materiales. Personas que puedan trabajar el oro, la plata y el bronce. Necesitamos personas que puedan cortar y engastar piedras preciosas. Carpinteros que trabajen con la madera. Tejedores que puedan tejer pelos de cabra y lino para hacer las cortinas y las vestiduras sagradas que usarán los sacerdotes”.

“Bezaleel, de la tribu de Judá, y Aholiab, de la tribu de Dan, estarán a cargo de los artesanos y del trabajo” —siguió diciendo Moisés—. “El Espíritu de Dios les ha dado la habilidad y el conocimiento para enseñarles a otros a hacer esta obra especial”.

Tan pronto como Moisés dejó de hablar, una ola de entusiasmo se levantó entre toda la multitud.

—Mamá —dijo muy emocionada Lea—, podemos ayudar de muchas maneras. Tú eres una de las mejores hiladoras y tejedoras de todo el pueblo. Yo cuidaré al bebé para que tú puedas hacerlo.

—Tú sabes que es cierto —dijo el papá con gran admiración, mientras la familia regresaba a casa—. Tu trabajo es el más bello y resistente que yo haya visto. Yo creo que debes ofrecer tu ayuda.

—Y tenemos un espejo y un peine de bronce —dijo Simeón—. Moisés dijo que necesitaba bronce.

—Y tú y mamá tienen joyas de oro —añadió Gersón.

—Tenemos también zarcillos y brazaletes de oro —dijo Lea.

Su mejor amiga en Egipto le había dado brazaletes la noche en que partieron.

Al día siguiente la familia juntó entusiasmada esas cosas. Juntos las llevaron al lugar donde se estaban recolectando los materiales de construcción. Ya había montones de ellos. Las joyas de oro en esta parte y las de plata en esta otra. Las vasijas de bronce y otros utensilios un poco más allá. Las pieles de animales, la madera de acacia y el lino, todo esto estaba en una pila diferente. La gente que venía a traerlo estaba muy feliz. Se respiraba entusiasmo por doquier y parecía un alegre día de fiesta. Todos los días ella, Simeón y Gersón iban hasta los montones de materiales. Les gustaba ver cómo iban creciendo las pilas de materiales.


Entonces, un día, el hombre de la tienda de al lado trajo un mensaje:

—Ya no traigan más materiales para ayudar a construir el tabernáculo —dijo—. Ya es más que suficiente. Todos han sido tan generosos, que Moisés dice que ya no donen más. Por favor pasen este mensaje a la tienda de al lado.

El pueblo de Israel había sido generoso. Amaban a Dios tanto como ella. Todos querían ver construido el tabernáculo.

 

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Dios les bendiga!!!

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