Lección 6 de Primarios
SANADO EN LA CALLE
—No me siento bien —dijo Katy—. Me duele el estómago.
—También a mí me duele el estómago —dijo su hermanito Memo.
—Pues yo también me siento mal —dijo suspirando su mamá—. Creo que todos tenemos un poco de fiebre. Tal vez debamos llamar al médico. Así que la mamá llamó a la Dra. Cano.
Sí, la Dra. Cano podía atenderlos inmediatamente. Así que fueron todos a su consultorio. La sala de espera estaba llena de gente. Había muchos enfermos, pero la Dra. Cano los ayudaría a todos. En unos cuantos días, Katy, Memo y su mamá, ya estaban bien.
Pedro y los otros apóstoles ayudaron a muchos enfermos. Pero no eran médicos. Tenían un poder especial para sanar. El Espíritu Santo los usó en forma especial.
Hechos 5:12-16; Los hechos de los apóstoles, p. 64.
“Sigan firmes y constantes. Trabajando siempre más y más en la obra del Señor” (1 Corintios 15:58).
Sirvo a Dios cuando ayudo a sanar a otros.
¡Era una época tan emocionante! Los apóstoles estaban ocupados desde la mañana hasta la noche.
—Es como Jesús dijo que sería —exclamó Pedro y levantó sus fuertes brazos alabando a Dios—. ¿Recuerdan lo que nos dijo Jesús justamente antes de subir al cielo? Dijo que nosotros, los que creíamos en él, tocaríamos a los enfermos, y los enfermos sanarían.
Los otros apóstoles estuvieron de acuerdo. Habían visto cómo Jesús hacía muchos milagros.
También lo habían escuchado cuando les prometió que les daría poder a sus seguidores para hacer lo mismo.
Y eso es lo que estaba pasando. Los apóstoles estaban llenos del Espíritu Santo y los estaba usando a cada uno en forma poderosa. ¡Hacían señales y milagros y sanaban a los enfermos! Ayudaban también a las personas que tenían problemas.
Los apóstoles y los nuevos creyentes frecuentemente se reunían en el Pórtico de Salomón en el templo. No se cansaban de dar a conocer las buenas nuevas acerca de Jesús. Y con frecuencia oraban allí. Cada día, más y más gente creía en el Señor. Un gran número de hombres y mujeres se unía al grupo de creyentes.
Cada día era una nueva aventura. (Cada día es siempre una aventura cuando una persona es usada por el Señor.) La vida estaba llena de momentos milagrosos. Los enfermos eran traídos por las calles polvorientas. Estaban recostados en sus camas o esteras esperando que la sombra de Pedro los alcanzara. Creían que podían sanarse de esta manera.
Vinieron grandes multitudes que se apresuraban y empujaban. No venían solamente de esa ciudad, sino también de las otras ciudades y pueblos cerca de Jerusalén. Acudían los cojos; y los hombres y mujeres ciegos eran traídos a Jerusalén. También eran traídas personas con espíritus malos. Cualquier persona que tuviera familiares enfermos buscaba la forma de traerlos a los apóstoles. Y la Biblia dice que todos los que venían eran sanados.
¡Las buenas nuevas de Jesús se estaban propagando como el fuego!
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Dios les bendiga!!!
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