Lección 8 de Intermediarios
CREER ES VER
¿Ha prometido alguien hacer algo para ti y luego te ha fallado? ¿Cómo te sentiste? La próxima vez que esa persona te anunció que pensaba hacer algo por ti, ¿le creíste?
En esta lección descubriremos que Jesús es un Amigo de quién nunca tendremos razones para dudar. Imagina la experiencia de Tomás.
Juan 20:24- 31; El Deseado de todas las gentes, pp. 746-748.
“—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen” (JUAN 20:29).
Dios, mediante su gracia, nos ha dado todo lo necesario para que confiemos en él.
Tomás, con la frente fruncida, caminaba por el campo hundiendo su vara en la tierra blanda. “No creeré hasta que lo vea”, iba diciendo muy enojado. Los demás discípulos habían visto a Jesús. Pero Tomás no estaba en el aposento alto cuando él se había presentado; y Jesús no había aparecido a Tomás solo. Iba pensando que si hubiera sido Jesús a quien ellos vieron, también él ya lo habría visto.
Por otra parte, si fue Jesús quien apareció, entonces realmente había resucitado de los muertos, tal como lo había dicho.
“No creeré hasta que vea las marcas de los clavos en sus manos y coloque mi mano en la herida de su costado”. Tomás repetía lo mismo cada vez que los discípulos se referían a su encuentro con Jesús. Por supuesto que la actitud de duda de Tomás fastidiaba a los otros discípulos. Todos los días recibían nuevas pruebas de que Jesús estaba vivo. Pero Tomás no podía soportar escucharlas. Sencillamente rehusaba creer. Finalmente decidió que dejaría de verse con los discípulos por un tiempo. Pensó que eso sería lo mejor.
No fue al aposento alto, punto de reunión de los discípulos, durante toda una semana. Seguía repitiendo tercamente: “No creeré si no lo veo”. Vagaba por las calles, pero allí escuchaba conversaciones acerca de que los discípulos y otras personas habían visto a Jesús. Algunos que conocían a Tomás como discípulo, le preguntaban si era verdad lo que se comentaba. Pero Tomás no podía contestar; sin embargo, aunque no creía tampoco deseaba arrojar dudas sobre otros que no pertenecían al círculo de los discípulos. De modo que se fue a su casa o se dedicó a vagar por los campos. De ese modo evitaba escuchar las noticias y contestar las preguntas de la gente. Pero sus propios pensamientos parecían burlarse de él. Cada día se sentía peor, más solo y más incrédulo.
Ese anochecer, cuando el sol desaparecía en el horizonte, comenzó a surgir un pensamiento en la mente de Tomás, a pesar de sus dudas. “Tal vez había algo de verdad en lo que se decía —discutió consigo mismo durante varios minutos—. Tal vez Dios, en su gracia, ya había enviado toda la evidencia que necesitaba mediante el testimonio de sus condiscípulos. Después de todo, ¿qué razón tenía para dudar de la veracidad de la historia de los demás discípulos? Tengo que hablar nuevamente con ellos” Tomás se apresuró a regresar al aposento alto donde sus amigos estaban reunidos. Cuando abrió la puerta, todos los discípulos, con excepción de Pedro, estaban sentados a la mesa comiendo.
—Tomás, veo que decidiste unirte a nosotros —le dijo Pedro con calma—. Estás sin aliento. Justo estaba por asegurar la puerta. Siéntate y sírvete un plato de comida.
Tomás se sentó. Cuando la respiración se le normalizó, se levantó, se lavó y fue a sentarse con los demás en la mesa.
Repentinamente sintió una presencia cerca de él. Una voz familiar dijo:
—La paz sea contigo.
Tomás volteó la cabeza. Era Jesús, quien con las manos extendidas hacia Tomás le dijo: “—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe” (Juan 20:27).
Tomás tuvo la impresión de que alguien le había propinado un golpe. ¡Era Jesús! “Él sabía lo que había estado pensando todo el tiempo” —pensó. Observó el rostro de Jesús para percibir alguna muestra de enojo por su incredulidad, pero no encontró nada. De modo que se echó al suelo a los pies de Jesús.
—¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.
“—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen”.
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Dios les bendiga!!!
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