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Intermediarios | Lección 10: Peleas familiares | 3er Trimestre 2022 | Año C

Intermediarios | Lección 10: Peleas familiares | 3er Trimestre 2022 | Año C

Lección 10 de Intermediarios

PELEAS FAMILIARES

 

¿Has discutido con algún miembro de tu familia? ¿Cómo te sentiste después de eso? ¿Qué sucede cuando se permite que se enconen o agríen los sentimientos negativos causados por una riña? Jesús desea que vivamos en paz con todos los miembros de nuestra familia en el hogar, y también en la iglesia. Pablo nos dejó excelentes y útiles consejos para aprender a vivir en paz.


Texto y clase de referencias:
1 Corintios 1-3; Los hechos de los apóstoles, pp. 241-259.
Versículo para memorizar:
“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes” (1 PEDRO 3:8).
Mensaje:
Jesús desea que mantengamos la unidad en nuestra familia de la iglesia.

 

—¿Cómo está Cloé? —preguntó Pablo a sus visitantes después que se sentaron con vasos de refresco en la mano.

—Está muy bien —replicó el visitante de más edad—. Y su negocio está floreciente. Y esa es la razón por la cual nos encontramos aquí, ya que ella estaba demasiado ocupada para venir en este viaje de compras.

—¿Cómo está la iglesia? —quiso saber Pablo—. Recibí una carta de los dirigentes en la que pedían consejo acerca de varias cosas.

Los visitantes se miraron unos a otros. 

—Bueno, no es lo mismo que cuando tú estabas allá —contestó con cautela uno de los visitantes.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Pablo.

—¿Recuerdas cómo era cuando Apolos nos visitó? —intervino otro visitante—. Ahora la iglesia está igual, y peor aún. Maestros falsos enseñan cosas opuestas a lo que tú enseñaste. Ahora algunos miembros hablan mal de tus enseñanzas.

—Los miembros no se llevan bien unos con otros —anunció el tercer visitante—. Hasta se han gritado en medio de un servicio de culto y ni siquiera se saludan.

—Así es —intervino el primer visitante—. Pero algunos tienen razones para no hablar. Hay esposos y esposas que están siendo infieles. Hasta hay quienes han vuelto a adorar ídolos y a hacer otras cosas horribles que hacían antes.

Pablo se alejó de los visitantes y miró por una ventana.

—Lamentamos traerte estas pésimas noticias —se disculpó el segundo visitante.

—Temía que sucediera algo como esto —dijo Pablo—. El Espíritu Santo me impresionó con la idea de que la carta era nada más que un subterfugio para encubrir la situación. Dios sabía que sucedería esto. Ahora también yo lo sé. Él me concederá la sabiduría para hacer frente a esta situación.

Cuando se fueron los visitantes, Pablo pasó horas orando acerca de la situación. Después hizo venir a Tito.

—Tito, necesito que lleves una carta a la iglesia de Corinto —dijo Pablo.

—¿Hay algún problema? —quiso saber Tito.

—No uno, Tito, sino varios —respondió Pablo—. Falsos maestros, infidelidad en el matrimonio, idolatría, peleas en la iglesia. Algunos han regresado a su antiguo estilo de vida pagano.

—¡Oh, no! —replicó Tito—. Es una situación lamentable y muy grave. ¿Por qué no los visitas nuevamente?

—Lo haré después —dijo Pablo—. No pienses que los miembros me escucharán si voy ahora. Eso los pondría más tercos y desobedientes. Terminaré la carta dentro de una semana. Vuelve entonces.
—Así lo haré. Estaré orando por ti mientras escribes.

• • •

Pablo sabía que tendría que elegir sus palabras cuidadosamente. Primero le dijo a los corintios lo mucho que se preocupaba por ellos y mencionó las obras buenas que estaban haciendo. “Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia. Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento” (1 Corintios 1:4, 5).

Les pidió que se amistaran unos con otros, y hasta reveló que la familia de Cloé le había informado acerca de los desacuerdos que existían entre ellos. ”Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito” (vers. 10).

Contestó todas las preguntas que habían hecho, aunque sabía que tenían el propósito de ocultar la verdadera situación. No hizo referencia a los falsos maestros, sino que se limitó a recordarles las cosas que les había enseñado. “Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, [...] me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado. [...] Para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios” (1 Corintios 2:1-5).

Les rogó que concordaran unos con otros sin discutir a quién seguían. “Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos? [...] Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer. [...] En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios” (1 Corintios 3:3-9).

Finalmente les recordó quiénes eran ellos. “Ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios. [...] ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? [...] Todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios” (vers. 9-23).

 

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Dios les bendiga!!!

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