Lección 1 de Primarios
DE PESCA
¿Has ido de pesca alguna vez, o has visto a alguien pescando? Hace mucho tiempo, cuatro hombres aprendieron una nueva forma de pescar.
Mateo 4:18-22;Marcos 1:16-20; Lucas 5:1-11;El Deseado de todas las gentes, pp. 211-216.
"Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres" (Mateo 4:19).
Sigo a Jesús y lo doy a conocer a los demás.
El sol estaba saliendo esa mañana detrás de las colinas al este del lago de Genezaret. Pedro y su hermano Andrés habían estado de pesca toda la noche sin haber pescado nada.
—Ya vámonos —dijo Pedro.
Recogieron las redes y se encaminaron a la orilla.
Al acercarse a la orilla del lago, vieron a un grupo grande de personas reunidas alrededor de Jesús. Al juntarse más y más gente, Jesús subió al barco de Pedro y le pidió que lo metiera más adentro del lago. Se sentó en el barco y continuó hablándole a la multitud de personas que estaban en la orilla. Les dijo que podían estar en el reino de Dios si creían en él.
Cuando terminó de hablar, Jesús se volvió hacia Pedro y le dijo:
—Vamos ahora a pescar.
Andrés se sonrió incrédulamente. El sol estaba ahora muy alto en el cielo. Nadie pescaba al calor del día. ¿Por qué? Porque los peces estaban mucho más abajo de la superficie en las aguas profundas y más frías del lago.
—Hemos trabajado toda la noche y no hemos podido pescar nada —dijo Pedro—. Pero si quieres que pesquemos, vamos a pescar.
Pedro y Andrés lanzaron su red lejos del barco. Apenas cayó en el agua, y de pronto ya estaba llena de peces. Estaba tan pesada con tantos peces, que el barco comenzó a voltearse.
—¡Ayúdennos! —gritó Pedro a Santiago y a Juan que estaban en un barco cercano—. Nos estamos hundiendo.
Santiago y Juan se apresuraron a ayudarlos. ¡Era un trabajo muy duro tirar de esa pesada red! Santiago y Juan metieron la mitad de los peces en su barco. Ambos botes estaban tan llenos, que apenas lograron llevarlos a la orilla sin que se hundieran.
—Si ustedes me siguen —les dijo Jesús—, los haré pescadores de hombres.
Jesús quería decir que contarían a la gente acerca de él.
Los cuatro hombres miraron sus embarcaciones. Nunca antes habían pescado tantos peces de una sola vez. Verdaderamente, este era un milagro. ¡Y el hombre que había hecho tal milagro les pedía que lo siguieran!
Pedro recordó a la gente que había seguido a Jesús hasta la orilla del lago. Pensó en sus redes tan llenas que casi hicieron que el barco se hundiera. Entonces decidió seguir a Jesús. Y también lo hicieron Andrés, Santiago y Juan. Se alejaron de la pesca más grande que hubieran visto sus ojos. Dejaron todo atrás y pusieron a Jesús en el primer lugar de su vida. Durante toda su vida le siguieron hablando a la gente acerca de Jesús.
Nosotros también seguimos a Jesús cuando lo ponemos en el primer lugar de nuestra vida y les hablamos a otros acerca de él. Jesús nos guiará hacia aquellos que necesitan saber de él. Y él nos ayudará a ser "pescadores de hombres".
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Dios les bendiga!!!
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