Lección 10 de Primarios

¡SE QUEDÓ MUDO!

¿Has visto a tu pastor tratar de predicar cuando no le salía la voz? Si no pudiera hablar a causa de un resfrío, ¿qué haría probablemente? Sí, habría pedido al anciano o a otra persona que predique. Nuestra historia bíblica se refiere a un sacerdote del templo que tenía un mensaje de Dios, pero no podía comunicarlo porque había quedado mudo.

Texto y clase de referencias:
Lucas 1:5-23, 57-80; El Deseado de todas las gentes, pp. 72-75.

Versículo para memorizar:
“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo” (Lucas 1:68).

Mensaje:
Adoro a Dios cuando hablo a otros de su bondad y amor.

En la zona montañosa de Judea vivían un sacerdote llamado Zacarías y su esposa Elisabet que amaban mucho a Dios. Su mayor deseo era tener un hijo, pero no habían podido tenerlo. Ahora era demasiado tarde a causa de su edad avanzada.

Cuando llegó su turno, Zacarías fue al templo para oficiar ese día. Estaba quemando incienso y orando por el pueblo de Israel. Había mucha gente afuera del templo dedicada a la oración. De pronto entró un ángel y se paró junto al altar del incienso.

Zacarías se confundió al comienzo y sintió temor. Pero el ángel le dijo:

—Zacarías, no temas. Dios ha escuchado tu oración. Tu esposa, Elisabet, dará a luz un hijo. Le pondrás por nombre Juan. Mucha gente será feliz a causa de su nacimiento. Hará que muchos se vuelvan hacia el Señor.

—¿Cómo puedo saber que lo que dices en la verdad? Soy hombre viejo y también mi esposa lo es —le dijo Zacarías al ángel.

—Dios me envió para que hablara contigo y te dijera estas buenas noticias. Quedarás mudo por no haber creído lo que te dije. Pero sucederá como te he anunciado —respondió el ángel.

Entonces el ángel desapareció.

La gente que estaba en el patio del templo comenzó a preocuparse por la prolongada ausencia de Zacarías. El sacerdote salió finalmente. Cuando la gente vio que no podía hablar, supo que había recibido una visión de Dios.

Zacarías terminó su trabajo en el templo y regresó a su casa. Trató de decir a Elisabet lo que había sucedido. Pero no fue fácil, porque no podía hablar.

El bebé nació varios meses después. Los vecinos se alegraron con los padres. Algunos dijeron que el nombre del bebé debía ser Zacarías, igual que el de su padre. Pero Zacarías tenía un mensaje para ellos. “Su nombre es Juan”, escribió para que pudieran leerlo. Y en ese mismo momento recuperó la voz y alabó a Dios. El nombre del bebé fue Juan, tal como el ángel había dicho. Zacarías alabó tanto a Dios que ¡los vecinos hablaban de eso!

El canto de alabanza que Zacarías compartió con sus vecinos se encuentra en Lucas 1:67 al 80. Léelo. Comienza así:

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.
Nos envió un poderoso salvador en la casa de David su siervo
(como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas), para librarnos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen;
para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo pacto.
Así lo juró a Abraham nuestro padre:
nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos,
para que le sirviéramos con santidad y justicia,
viviendo en su presencia todos nuestros días...”.

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