Lección 10 de Intermediarios
CAMBIO DE PLANES
¿Te sentiste frustrado alguna vez cuando no pudiste realizar algún plan que habías hecho? Si te sucedió eso, entonces comprenderás cómo se habrá sentido José cuando pensó que María no era la novia de sus sueños.
Mateo 1:18-25; Comentario bíblico adventista, t. 5, pp. 275-279.
“Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma” (Salmo 143:8).
Adoramos a Dios cuando confiamos en su plan para nuestras vidas.
José miró hacia el camino y el corazón comenzó a latirle un poco más rápido. Vio a María, su hermosa María, que se acercaba por el camino. Sonrió al verla. No pasarían muchos días hasta que se completaran los preparativos para la boda y finalmente fuera su esposa. La había echado de menos los tres meses que pasó con su prima en la montaña.
José notó que María caminaba con lentitud; había perdido su paso rápido.
—¡María —la llamó.
María miró y apresuró la marcha.
—José, será mejor que te sientes —dijo María cuando entraron en la casa.
José sintió que el temor le mordía las entrañas. Algo andaba mal. Estaba seguro de eso. Trajo dos asientos y se sentó en uno, pero María permaneció de pie; se paró junto al banco de carpintero, pasó una mano sobre un yugo a medio terminar, y tomó una herramienta con indecisión.
—¿Qué te sucede, María —preguntó suavemente José.
María lo miró sin decir nada.
José pensó cómo una persona podía parecer tan feliz y tan asustada al mismo tiempo.
—José, estoy embarazada —dijo María.
—¡QUÉ DICES! —gritó José y luego volvió a preguntar lo mismo con más suavidad.
—Lo sé —dijo María—. Es difícil creerlo. Pero antes de ir a visitar a mi prima Elisabet, un ángel apareció y me dijo que tendría un hijo —explicó María con sencillez.
José respiró profundamente varias veces. Después quedó mirando la pared. Era verdad que los ángeles habían visitado a la gente antes. Pero ellos vivían en Nazaret, ciudad malvada, y los ángeles no visitaban Nazaret. ¿Y su amada María embarazada?
María se enjugó una lágrima mientras observaba la reacción de José. Pero repentinamente una amplia sonrisa le cubrió la cara mientras decía:
—El ángel me dijo que tendría un hijo. No un hijo cualquiera, sino un hijo santo. Me dijo que mi bebé sería llamado Hijo de Dios.
José se puso pálido cuando escuchó esto. Causó la impresión de haber dejado de respirar. Pensó en cómo era posible que María le mintiera tan descaradamente. ¿Qué había hecho? Se levantó bruscamente y comenzó a caminar por la habitación. María permaneció en silencio. No se le ocurría nada más que decir para inducirlo a creerle. María había pensado que decirle la verdad era la mejor forma de comunicarle lo sucedido. Pero José causó la impresión de no haber entendido nada.
De pronto José salió apresuradamente de la casa y se alejó por el camino sin siquiera mirar hacia atrás. Todos sus planes para el futuro yacían en ruinas. ¡Todos sus planes! Una cosa era cierta: ahora no podía tomar a María como su esposa. Se iría muy lejos, adonde no conociera a nadie.
Esa noche un ángel visitó a José y le habló en su sueño. José vio a un ángel de aspecto glorioso, quien le dijo:
—No temas tomar a María como tu esposa, porque lo que ha concebido es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien darás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Los colores que José vio en su sueño eran magníficos y nunca los había visto en la vida real. El ángel siguió diciendo:
—Todo esto ha ocurrido para que se cumpla lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa ‘Dios con nosotros’”.
Entonces José se despertó. Abrió y cerró los ojos varias veces y miró a su alrededor. Todo parecía igual que antes, pero diferente al mismo tiempo. De pronto José comprendió que todo era diferente. ¡Todo! ¡El Mesías finalmente estaba por venir después de tantos años de espera! El Hijo de Dios vendría al mundo, y vendría como un bebé. ¡Eso era demasiado increíble para que su pobre mente pudiera comprenderlo!
José saltó de la cama. Llamó a María con urgencia para decirle que él también había visto al ángel. (Parte de la historia está en Mateo 1:20-23.)
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Dios les bendiga!!!
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