Lección 13 de Intermediarios
INTERCAMBIO DE REGALOS
Jeremías 29:11-14; El camino a Cristo, cap. 8; Primeros escritos, pp. 149-152.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón” (Jeremías 29:11-13).
Dios planeó el don de la salvación para nosotros, por eso nosotros planeamos buscarlo diariamente.
El profesor Fuentes se sentó en el borde de su escritorio y preguntó:
—¿Pueden adivinar el tema para la clase de hoy, que no sea los regalos que recibieron en Navidad?
—Se me ocurre decir que ya terminamos la historia de la Navidad —dijo Pablo.
—Sí y no —contestó el profesor Fuentes sonriendo mientras levantaba el cuaderno con los planes de clase.
“Sé que han escuchado hablar del nacimiento de Jesús varias veces durante este mes. Pero ahora deseo hablarles acerca de cómo el nacimiento de Jesús también describe su muerte en la cruz.
“Aquí tienen un ejemplo de lo que estoy diciendo —siguió diciendo el profesor—. Cuando Jesús nació, el pueblo de Belén estaba lleno de gente. Habían ido a Belén debido al censo ordenado por el emperador para contar a la gente. Treinta y tres años después, cuando Jesús murió, Jerusalén estaba repleta de gente. Había ido a celebrar la fiesta de la Pascua”.
El profesor Fuentes miró alrededor de la sala y continuó:
“Jesús nació y recibió su primera comida en un lugar prestado en un establo. Y 33 años después, poco antes de morir, él y sus discípulos se sirvieron la última cena en un cuarto prestado: el aposento alto”.
—Jesús fue colocado en un pesebre cuando nació. ¿Qué es un pesebre o establo? —preguntó el profesor.
—Es un lugar donde comen los animales —contestó Marcia.
—Así es —dijo el profesor—. Jesús fue puesto en un pesebre en un establo de Belén.
“‘Belén’ significa ‘Casa del pan’, y 33 años más tarde Jesús se llamó a si mismo Pan de Vida. En su última cena partió el pan y lo dio a sus discípulos, y les dijo: ‘Tomen, coman, esto es mi cuerpo que ha sido dado por ustedes’”.
—Yo también tengo algo que decir —exclamo Pablo—. José estaba en el establo y ayudó a envolver al Niño Jesús cuando nació. Y otro José ayudó a envolver a Jesús en el sepulcro después de su muerte.
—Esa es una observación muy buena —dijo el profesor sonriendo.
—Yo también tengo una —dijo Mariana—. El día de su nacimiento los ángeles se presentaron ante los pastores y les dijeron: “Les traemos noticias de gran alegría”. Y cuando María y las mujeres fueron al sepulcro, los ángeles les dieron las buenas nuevas de que Jesús había resucitado de los muertos.
El profesor Fuentes estaba muy complacido con su clase ese día.
“Cuando Jesús nació —dijo el profesor—, había sangre y agua. Cada vez que nace un bebé hay sangre y agua. Cuando Jesús murió en la cruz, un soldado le hirió el costado con una lanza, y por la herida salió sangre y agua. Era como si algo estuviera naciendo”.
—¿Tienen alguna idea de lo que era?
Nadie ofreció una respuesta.
“¿Recuerdan que cuando Dios creó a Adán le abrió un costado y sacó una costilla, y con ella creó a una esposa para él? Cuando el costado de Jesús fue abierto en la cruz, él estaba preparando un camino para que nosotros pudiéramos nacer de nuevo y formáramos parte de su iglesia, a la cual la Biblia llama la ‘esposa de Cristo’”.
El profesor Fuentes permaneció sin hablar durante algunos momentos. El único ruido que se oía eran los pasos de alguien que transitaba por el corredor.
—Quiero decirles —dijo finalmente el profesor Fuentes—, cuanto mejor comprendo la Biblia, tanto más aprecio lo que Dios ha hecho por nosotros y tanto más deseo alabarlo por el admirable regalo que nos hizo al darnos al Salvador.
—Quisiera tener algo para darle a cambio —comentó Marcia.
—Lo único que él quiere eres tú, porque desea que le des toda tu vida —contestó el profesor.
—Eso parece bastante sencillo —dijo Pablo— pero no es tan fácil imaginar la manera de hacerlo.
—Tengo una idea para ti —dijo el profesor Fuentes mientras sacaba del escritorio una cantidad de tarjetas con anotaciones, las que distribuyó entre los alumnos—. La persona que desee entregarse totalmente a él cada día, tal como él se dio a sí mismo por nosotros, puede usar esta oración para recordar que debe dedicarse a Dios cada nuevo día.
Pablo leyó la oración en voz alta: Querido Señor, hoy me entrego a ti como totalmente tuyo. Te entrego todos mis planes. Úsame para servir a los demás. Quédate conmigo y muéstrame cómo puedo hacerlo todo con tu poder. Amén.
—Por fin me encuentro lista para comenzar un nuevo año —comentó Mariana.
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Dios les bendiga!!!
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