Lección 1 de Primarios
¡VEN A NUESTRA CASA!
Piensa en la última vez que recibieron visitas en tu hogar. ¿Qué hiciste para estar listo? ¿Para hacer que estuvieran más cómodos? En la Biblia hay numerosos relatos acerca de personas que invitaron a alguien a sus hogares. Te presento a Priscila y Aquila.
Hechos 18; Los hechos de los apóstoles, pp. 198-206, 218, 219.
“Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad” (Romanos 12:13).
Sirvo a Dios cuando invito a otros a mi hogar.
Pablo, siervo de Dios, deseaba hablar a todos acerca de Jesús. Para lograr su propósito emprendió un viaje muy largo, el que hoy se conoce como “Segundo viaje misionero de Pablo”. Acababa de llegar a la ciudad de Corinto para compartir el conocimiento de Jesús con sus habitantes. Mucha gente vivía y trabajaba en Corinto, una ciudad muy importante. Pablo no sabía dónde viviría ni qué haría. Luego conoció a Aquila y a Priscila.
El emperador romano había expulsado a todos los judíos de Roma, y Aquila era judío. Aunque se habían establecido recientemente en Corinto, no vacilaron en invitar a Pablo a que viviera con ellos. No demoraron mucho en descubrir que tenían abundantes cosas en común con Pablo. Ellos eran fabricantes de carpas o tiendas, lo mismo que Pablo.
Priscila y Aquila eran muy hospitalarios, lo que significa que les agradaba invitar gente a su hogar, hacerlos sentirse cómodos y atenderlos. Pablo les ayudaba a fabricar carpas y también a conocer mejor a Jesús. Pablo vivió y trabajó con Aquila y Priscila durante un año y medio.
Priscila y Aquila aprendieron mucho acerca de Jesús en sus conversaciones con Pablo. También se ocuparon en compartir con otros las buenas nuevas acerca de Jesús, tal como Pablo lo había hecho con ellos. Hasta que llegó el día de continuar su viaje para enseñar a otros acerca de Jesús. Pablo, Aquila y Priscila decidieron mudarse a Éfeso, otra ciudad de Grecia. Pablo continuó su viaje, pero Aquila y Priscila se establecieron en Éfeso.
En esa ciudad conocieron a otro judío llamado Apolos y lo invitaron a que viviera con ellos. Apolos era una persona educada que conocía bien las Escrituras, aunque no conocía mucho acerca de Jesús; pero aun así, compartía con otros lo poco que sabía. Hasta predicaba de Jesús en la sinagoga judía. Aquila y Priscila escuchaban sus enseñanzas. Lo atendieron bien en su hogar, conversaban con él y le enseñaban nuevas cosas sobre Jesús.
Priscila y Aquila compartían a Jesús con toda la gente que encontraban. Fabricaban y vendían carpas y así obtenían dinero para comprar alimento y otras cosas necesarias. Eran buenos negociantes. Pero más que nada, se recuerda a Priscila y Aquila por su hospitalidad. Servían a Jesús y a los demás invitando a la gente a su hogar. Mostraban el amor de Dios en la forma como trataban a la gente cada día.
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Dios les bendiga!!!
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