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Primarios | Lección 3: Regreso del fugitivo | 4to Trimestre 2022 | Año C

Lección 3 de Primarios

REGRESO DEL FUGITIVO

 

¿Te gustaría tener en tu casa a una persona que viviera en ella y que te hiciera tu cama y ordenara tu dormitorio todos los días? Si tuvieras una sirvienta, eso es probablemente lo que sucedería. Hace muchos años había un joven que era sirviente. Pero como no era feliz, se fugó de la casa de sus patrones. Después conoció a Pablo. Pudo haber ocurrido como se relata a continuación.


Texto y clase de referencias:
Filemón; Los hechos de los apóstoles, pp. 364-367.
Versículo para memorizar:
“Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres” (Efesios 6:7).
Mensaje:
Puedo servir a Jesús en mi hogar.

 

Pablo miró al joven de elevada estatura que estaba junto a él. Estaba vestido para viajar y tenía una mochila que colgaba de su hombro. Pablo sonrió y acto seguido miró la carta que había terminado de escribir. La firmó, la enrolló y se la entregó al joven.

—Toma esto, Onésimo —le dijo—. Esta es la carta que te prometí. Está dirigida a tu amo, Filemón. Entrégasela en cuanto llegues a su casa.

El joven prometió hacerlo y Pablo le puso una mano en el hombro y le dijo:

—Le digo que eres como un hijo para mí. Sé que en el pasado no fuiste tan útil para él como lo has sido en estos últimos cuatro meses. Pero ahora has aceptado a Jesús y lo amas. Sé que servirás a Filemón con tanta fidelidad como me has servido a mí.

El joven sonrió con timidez. Pablo siguió diciendo:

—Todos sabemos que él tiene derecho a estar enojado contigo por haberte fugado de su casa. Pero le digo en la carta que has estado ayudándome como él lo habría hecho si hubiera estado aquí. Espero que piense en eso. También le digo que aunque sigues siendo esclavo, también eres su hermano en Cristo, porque te has convertido en cristiano.


Onésimo puso un brazo sobre el hombro de Pablo por un momento y después guardó la carta en la mochila. Se secó una lágrima que esperaba nadie hubiera notado.

—Una cosa más —añadió Pablo mientras se dirigían hacia la puerta—. Yo pagaré cualquier cantidad de dinero que le debas a tu amo Filemón. Él me debe la vida, porque yo fui quien le habló de Jesús.

Pablo sonrió y se detuvo en la puerta.

—Nunca podré agradecerte lo suficiente —exclamó Onésimo—, y se echó la mochila al hombro.

—Regresa al hogar, Onésimo —le aconsejó Pablo—, y sirve a Filemón con la misma dedicación como me has servido a mí. Eso es lo que hacen los cristianos, hijo. Se sirven unos a otros donde se encuentran. Ahora que tú también eres cristiano, sé que tú y él mantendrán una buena relación de amistad.

Pablo y Onésimo se despidieron y el joven partió hacia el hogar donde servía.

—De buena gana te mantendría aquí si pudiera hacerlo, pero tienes que regresar junto a tu amo Filemón, con una buena disposición para servirle. Tal vez algún día podrás volver a servirme.

Pablo hizo señas a Onésimo que se alejaba y le dijo:

—Pedí a Filemón que prepare un cuarto para mí. Confío en que Dios contestará mis oraciones y que pronto podré ir a verlos a ti y a él.

Onésimo agitó una mano para despedirse por última vez y siguió caminando. Sentía algo de temor de ver nuevamente a su amo, por haber huido de su casa. Pero ahora era cristiano y estaba lleno del amor de Dios. Estaba dispuesto a tratar nuevamente de servir bien a Filemón. Después de todo, Pablo le había enseñado que prestar servicio en el hogar era una parte importante de ser cristiano.

 

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Dios les bendiga!!!

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