Lección 13 de Intermediarios
CIUDADANOS DEL REINO DE AMOR
Marci le regaló un gatito a su mamá en Navidad. Su mamá no quería uno, era Marci quien lo quería. Mateo le dio a su hermano mayor un video para su cumpleaños. A su hermano no le gustaba mucho ese video en particular, y él lo sabía, pero Mateo quería tenerlo en casa para poder verlo cuantas veces quisiera. ¿Estaban realmente ellos demostrando amor con sus regalos?
Éxodo 20:1-17; Mateo 22:34-40; Juan 14:15; Apocalipsis 14:12
“Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31:33, NVI).
Dios está escribiendo su ley de amor en nuestros corazones, para prepararnos para ser ciudadanos del cielo.
Brad miró la última tortilla en la cesta, y luego miró al tío Darren. El tío Darren sonrió. “Tómala” dijo. “¡Estoy satisfecho!”
Brad la llevó a su boca. Le encantaban las tortillas con salsa en “Burrito Grande”. Le encantaba ir con su tío Darren a Burrito Grande. “Quiero parar en la florería antes de ir a casa” dijo el tío Darren. “Quiero comprar un ramo para Barb”.
“¿Y eso?” preguntó Brad, mientras arrastraba la cucharilla alrededor del plato, recogiendo los últimos granos de arroz y frijoles. Deseaba poder lamer el plato. “¿Es su cumpleaños? ¿O es hoy el día de las madres o algo así?”
“¿Quieres que te compre otro burrito?” le dijo el tío Darren, levantando una ceja. “No tienes que raspar el diseño del plato”
Brad levantó la mirada. “Estoy bien, de veras, no necesito otro plato. ¿Por qué le vas a comprar flores a la tía Barb?”
“Porque a ella le gustan” respondió el tío Darren sonriente. “La amo, y quiero que sea feliz”.
Brad bajó su cucharilla. Ya no había absolutamente nada en el plato.
El tío Darren miró a Brad, se levantó y se dirigió al mostrador. Brad lo observó ordenar algo. Luego el tío Darren retornó a la mesa y se sentó. “Te van a traer otro burrito lo más rápido posible”, dijo. “Si no llenamos la pierna que te quedó vacía, vas a caminar raro”.
Brad sonrió gustoso. ¡Qué suerte tener un tío tan comprensivo!
Brad echó un vistazo a una margarita recostada junto a un pequeño vaso de vidrio, detrás del dispensador de servilletas negro. “Cuando me case, no le voy a comprar flores a mi esposa”, anunció. “Más bien la voy a llevar a ver los juegos de Basketbol”.
“Hmmm” murmuró el tío Darren. “¿Y si esa no es la manera que a ella le gusta ser amada?” “¿Qué quieres decir?” respondió Brad.
“Cuando amas a alguien, te importa cómo a esa persona le gusta ser amada” explicó el tío Darren. “Deseas hacer lo que la haga feliz. Es importante saber esas cosas. ¡Cuando me casé con tu tía Barb, me di cuenta rápidamente que a ella no le gustaba que dejara las toallas húmedas en el piso del baño, o que dejara mis medias o ropa interior detrás de la puerta de la ducha! Ahora soy muy cuidadoso de colgar mi toalla, y siempre pongo las medias y la ropa interior en la cesta de la ropa sucia.
“A mi me alegra que ella me diga cómo quiere ser amada. Eso me ahorra muchos problemas tratando de averiguarlo por mi mismo. Es como Dios” observó el tío Darren.
“¿Qué?” preguntó Brad. “¿A qué te refieres?”
“Dios nos dijo cómo quería ser amado” respondió el tío Darren. “En los Diez Mandamientos, Dios dijo: “Me amas al no robar. Me amas al no matar”.
“Nunca había visualizado los Diez Mandamientos de esa manera” dijo Brad. “Siempre pensé que eran unas reglas que tenemos que obedecer”.
“No. Son mucho más que un puñado de reglas” dijo el tío Darren. “Sin ellas, estaríamos dándonos golpes en la cabeza contra una pared, pensando que tal vez eso agrada a Dios. Podríamos estar sacrificando a nuestros hijos como lo hacían los paganos, o cualquier otra cosa horrible como esa. Siempre estaríamos tratando de agradar a Dios, pero sin saber cómo.
“Y…” añadió el tío Darren, “los Diez Mandamientos nos dan un pequeño adelanto de la clase de personas que seremos cuando seamos ciudadanos del cielo. Allí, ni siquiera pensaremos en robar, ni mucho menos en matar a alguien”.
“Tu burrito”, anunció una mujer mejicana con apariencia maternal, colocando un plato caliente y otra cesta de tortillas en la mesa.
El tío Darren miró a Brad y le guiñó el ojo. “Devóralo” dijo. “Te estoy amando como a ti te gusta ser amado”.
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Dios les bendiga!!!
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